Cómo explicar integración de la directiva del Congreso

Cómo explicar integración de la directiva del Congreso

Fue el resultado evidente de la negociación durante una semana.

Enlace generado

Resumen Automático

05/11/2025 00:04
Fuente: Prensa Libre 

La elección de la junta directiva del Congreso, realizada ayer en forma obligada por una orden de la Corte de Constitucionalidad, fue el resultado evidente de la negociación durante una semana entre quienes a pesar de ser independientes al estar en el limbo político, lograron convencer a los integrantes de esos partidos con la multitudinaria cifra de uno, dos o tres diputados para cambiar súbitamente de parecer y adherirse al oficialismo. Todo comenzó con la ruptura del quorum la semana pasada forzada porque José Pablo Mendoza abandonó el hemiciclo hace una semana, cuando los adversarios dieron la impresión de tener los votos suficientes para elegir al sustituto de Karina Paz, de VOS. Ante la solicitud de los oficialistas, la CC ordenó realizar la elección ayer, 4 de noviembre.

La directiva electa es una colección de puestos entre los pseudominipartidos oscuros para quedar bien con ellos.

Esta directiva tendrá poco trabajo, tanto en tiempo, al terminar el 30 de este mes, pero continuar hasta el 14 de mayo. Está integrada así: Luis Contreras, Creo; Nery Ramos, Azul; Elmer Palencia, Valor; Kevin Escobar, Cabal; Juan Carlos Rivera, Victoria: Lucrecia Samayoa, Bien; Gerson Barragán, Viva: Orlando Blanco, Vos y Julio López, Cabal. De ellos, Sólo Ramos y Blanco tienen algún conocimiento de la población y fue electo para sustituir a la diputada Paz, con 141 votos. El resto carecen de algún nivel de conocimiento en la población, y pertenecen al sindicato único de fantasmas y desconocidos políticos, pienso yo. Disminuye aún más el aprecio popular ni la decisión de interesarse por el proceso político ni por la participación en las elecciones.

El Diario de Centroamérica, en su parte, informa de una posibilidad casi monstruosa: el Tribunal Supremo Electoral tiene registrados 31 partidos políticos nuevos, 21 comités inscritos, y deberán tener al menos 28,083 afiliados. Solo 14 llenan hoy esa suma, y los demás deberán realizar jornadas de afiliación, una posibilidad bastante remota porque hay relación entre el número de personas dispuestas a otorgar el dinero para sufragar los gastos. Lo mejor para el país sería la disminución de esas agrupaciones politiqueras y la desaparición de los comités proformación de nuevos partidos, cuya denominación ya ha llegado a nomenclaturas risibles o carente de sentido político alguno. Los mencionados son partidos porque el mayor requisito es esa cifra humana.

Muchas personas se preguntan por qué hay tanta gente interesada en fundar “partidos”. La elección de ayer en el Congreso otorga una de las explicaciones: negociar y obviamente en casi todos los casos negociarlos en base al otorgamiento de puestos, además de repartir fondos, con el agravante de carecer de limpieza en su origen. Son, literalmente y con descaro, inversiones políticas y ello explica los clanes familiares con una buena dosis de descaro. Su meta única es adquirir al menos un diputado, para sobrevivir y luego, mediante contubernios abiertos o no, estar en la posibilidad de ejercer el ejercicio de levantar la mano cuando los cabecillas de los partidos grandes así lo deciden y ordenan, u obtener ingresos bajo la mesa para su dinero personal.

Mientras tanto, algunos presuntos aspirantes a la presidencia siguen en campaña, sin tomar en cuenta los cambios habidos en la población. La estrategia de los regalos, las bolsas, camisetas, acarreo, parecen no tener el efecto de antes. Un aspirante decidió el lunes llenar un par de pickups con pizzas en caja y llegar al lugar donde aficionados hacían cola en la noche para comprar un boleto del próximo juego de la selección de futbol. Resultado: insultos, silbidos y rechazo de la comida, por lo cual debió regresar a uno de los vehículos e irse envuelto en la silbatina. Eso ejemplifica el error contraproducente de tratar de ganar adeptos por medio de regalos cuya intención era lograr votos. Hubiera gastado esos fondos en alguna institución de cuidados infantiles.