«Ahora está claro que la buena política no puede venir de la cultura del poder entendida como dominación y opresión, sino sólo de una cultura del cuidado, del cuidado de la persona y de su dignidad y del cuidado de nuestra casa común», dijo.
«La verdadera respuesta (…) no son otras armas, otras sanciones, otras alianzas político-militares, sino otro enfoque, una forma diferente de gobernar el mundo ahora globalizado —no enseñando los dientes, como ahora—, una forma diferente de establecer relaciones internacionales. El modelo de trato ya está en marcha, gracias a Dios, pero desgraciadamente sigue sometido al del poder económico-tecnocrático-militar», dijo el papa.