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La copa mundial de la vergüenza
El mundial ha implicado dolor, sufrimiento y muerte a los trabajadores migrantes en Qatar.
El Campeonato Mundial de Futbol que se celebrará a partir del próximo domingo ha sido calificado por Amnistía Internacional como la Copa Mundial de la Vergüenza. Qatar puede entenderse como un prodigio que en poco tiempo logró la hazaña de construir grandiosos estadios, hoteles e instalaciones en medio del desierto, pero también como el país que con millonarios sobornos a los jerarcas de la Fifa le arrebató a Estados Unidos, el candidato favorito, la sede del campeonato global. Pese a que también pretendían la sede Australia, Corea del Sur y Japón, don dinero hizo creer que se trataba de una fantástica oportunidad de integrar a Oriente y Occidente, pero en realidad el asunto no tenía nada de deportivo, sino de una trama subterránea de millones de dólares que enlodaron a la Fifa en el mayor escándalo de corrupción de su historia.
Qatar está ubicado en una pequeña península del Golfo Pérsico, con un clima desértico y agobiante que obligó a cambiar las fechas para evitar las altas temperaturas del verano. Este emirato tiene una discreta tradición futbolística porque ni siquiera ha podido participar en algún mundial, debido a que no ha superado las eliminatorias. Por eso se entiende que la designación del primer mundial árabe habría estado sujeto a un plan de sobornos a miembros del Comité Ejecutivo de la Fifa para inclinar la balanza a favor del emirato, el cual tampoco contaba con instalaciones mínimas para un certamen de tal envergadura. El diario británico The Sunday Times informó que el presidente de la Confederación Asiática de Futbol, Mohammed bin Hamman, habría pagado US$3.6 millones a cada uno de los 30 miembros de la Fifa para asegurar el voto a favor de Qatar. The Guardian reveló que el emirato invirtió unos US$200 millones en el desarrollo de su candidatura.
Gracias al petróleo y al gas, Qatar es uno de los países más ricos del mundo. Según datos del Banco Mundial, el PIB per cápita de este emirato en el 2021 se situaba en US$61,276, mientras que para el mismo año en Guatemala se situaba en US$5,025.58. Pese a esa riqueza, Qatar mantiene una política de salarios de hambre para los millones de migrantes que han construido la magnificencia que mostrará al mundo. La mayoría de trabajadores llegó al emirato huyendo de la pobreza de Nepal, Bangladesh e India, teniendo que endeudarse para pagar hasta US$4,300 a los contratistas como comisión para conseguir empleo. Les habían prometido salarios de US$300 (Q2,400) mensuales, pero solo les han pagado US$190 (Q1,520) mensuales. Si protestan los golpean o los amenazan con la expulsión del país y quedarse endeudados de por vida. Las jornadas laborales son interminables a más de 50 grados, sin medidas de seguridad, lo cual ha determinado que del 2010 al 2019 se haya reportado la muerte de por lo menos 15 mil trabajadores, según datos de Amnistía Internacional.
Hace cinco años, la Fifa estableció una política de protección de derechos humanos, incluida su influencia con las autoridades pertinentes. Sin embargo, a la fecha, las autoridades del balompié han guardado un silencio cómplice sobre las barbaridades que Qatar a infligido a los trabajadores que han construido ocho estadios, ampliado el aeropuerto, erigido un nuevo metro, así como múltiples hoteles e infraestructura vial a un costo de US$220 mil millones. Esas impresionantes obras han implicado dolor, sufrimiento, robo de salarios y muerte a los trabajadores migrantes. La Fifa tampoco ha abogado por las mujeres qataríes que sufren discriminación y trato injusto por parte de un Estado misógino, al igual que las personas LGTB que sufren una persecución permanente. Es obvio que a la Fifa, al haber sido comprados sus jerarcas, no le importa que el Mundial permita lavarle la cara a un régimen despótico y violador flagrante de los derechos humanos.