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Sarstún y soberanía: tensiones y el reto diplomático Guatemala-Belice
En #ALas845, Roberto Palma, capitán de Fragata en situación de retiro; Jorge Raúl Cruz, ex integrante de la Unidad de Soberanía y Dominio del MINEX; y Rodrigo Montúfar, experto en relaciones internacionales, analizaron la disputa histórica entre Guatemala y Belice.
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En ALas845, se discutió sobre las tensiones entre Guatemala y Belice por el área del Sarstún, su relación con la soberanía y los desafíos para la diplomacia.
Invitados:
Roberto Palma, capitán de Fragata en situación de retiro; Jorge Raúl Cruz, ex integrante de la Unidad de Soberanía y Dominio del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minex); y Rodrigo Montúfar, experto en relaciones internacionales.
Palma al inicio explicó que debe “prevalecer el diálogo” y citó la historia del diferendo, como una disputa “compleja”. “No hay un diferendo que tenga tantas complejidades en todas las dinámicas. El río Sarstún no está dentro del litigio. Guatemala reconoce el Estado pero no el territorio de Belice que está en litigio”, dijo.
Cruz señaló que en todo el proceso histórico de la disputa, han muerto 12 guatemaltecos en la denominada zona de adyacencia y resaltó la mesura de las fuerzas armadas nacionales, pues “no ha habido un solo incidente” en que el Ejército quitó la vida a un beliceño. “Existe una crispación por parte de Belice en este diferendo histórico, que se basa en que tienen una historia patria, que Guatemala la pone en tela de juicio y que los afecta como nación”, resaltó.
Añadió que en la diplomacia es importante “qué se comunica y cómo se comunica”, lo cual puede implicar responsabilidad de un Estado. “Si vamos al tratado Aycinena-Wake menciona al río Sarstún, pero el tratado no existe, pues las partes no cumplieron, sobre todo Inglaterra. El tratado no entró a perfeccionarse y después se denunció. El problema es que subsistían los derechos de Inglaterra, pero no los de Guatemala. Es una versión que creen los beliceños, pero al final Guatemala es la víctima. Se generó una narrativa haciendo ver que queríamos tomar un territorio que no nos pertenece, pero es falso”, agregó.
Montúfar, por su parte, explicó que la historia de la relación es “atípica y asimétrica”, y plagada de “errores históricos”, sobre todo de España. “Con sus constantes conflictos, España subestimó esa clase de territorios ocupados de facto por Inglaterra. Como habían convenios, España no le puso interés al tema. Entregó el territorio sin aclarase estos puntos. Este tratado Aycinena-Wake, no tiene ninguna fuerza legal, pero Guatemala cometió un error en los años 30, en que hizo un convenio informal con Inglaterra reconociendo con un documento simple el territorio para ser otorgado a Inglaterra, que lo registró en la ONU. Belice es un vecino que tiene características diferentes a otros”, dijo.
Añadió que la situación será “insoluble y asimétrica”, y resaltó que Belice pertenece a organizaciones de las cuales Guatemala no es parte, como la Comunidad de Estados del Caribe (Caricom) y el Commonwealth (comunidad de Estados independientes con raíces en el Imperio Británico).
“Creo que los dos gobiernos actuaron con prudencia. En Guatemala la población es pasiva en cuanto al tema de Belice y no pasa de hacer comentarios en las redes, pero en Belice la población tiene una alta desconfianza. La gente de Belice es hostil a Guatemala”, agregó.
Palma, consultado por la falta de acción del país o una reacción tardía pese a víctimas mortales a lo largo de la historia, dijo que el problema es que “no se tiene alcance de la soberanía”. “Este poder, es parte de la subsistencia de los Estados. La integridad territorial y la soberanía son objetivos centrales. La Unidad de Soberanía y Dominio en el Minex estaba muy focalizada en el marco del diferendo. El tema es qu´r se hace para generar un marco de desarrollo y hacer algo de forma anticipada, porque la falta de Estado genera esto. Es tema de Estados y no de gobiernos. Estamos demasiado tarde para generar un marco de desarrollo en esas áreas; no es del Minex ni de Defensa la culpa, ellos son la acción exterior. Es de involucrar a otras instituciones“, explicó.
Cruz dijo que desde su Independencia, Guatemala ha mantenido como “única política” el tema de Belice. “Nadie puede renunciar al territorio porque es traición a la patria. Hubo mucha habilidad diplomática para mantener esto vivo. Belice se independiza en 1988 por una votación en la ONU. Un fundador de Naciones Unidas es Gran Bretaña. Guatemala reconoció el derecho al pueblo por su autodeterminación, pero no reconoció el derecho sobre los territorios. Entonces quedó vigente el litigio. Guatemala no ha firmado los estatutos de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), entonces no tenemos qué someternos obligatoriamente, ni los beliceños. En esta Corte acabamos de pasar a la fase escrita, pero falta la oral. Hay una audiencia el 25 de noviembre, pero lo que quiere decir es que sí se ha hecho seguimiento. El caso se está llevando de una forma diligente”, explicó.
Montúfar declaró que alrededor del tema, “como no hay norma escrita, debe aplicarse una norma de costumbre”. “Sobre esto, es que la línea imaginaria del río, debe ser aceptada por las partes, para evitar incidentes. Esa norma no se ha convenido, aunque sea de manera informal entre vecinos. Decir que en cada mitad puede navegar cada uno. En cuanto a la isla, esta le pertenece sobre el cauce que pase fuera de la isla. En otros casos de la CIJ, se ha solucionado aplicando el Convenio de Nueva York, con la transnacionalidad de las cuencas. La mayoría de juristas de la CIJ son de reconocida trayectoria, pero además tienen su propio criterio. Tengo mis sospechas de que el veredicto sea favorable a Guatemala; el presidente es japonés, la vicepresidenta es de Uganda, que es miembro de Commonwealth; Eslovaquia podría ser favorable, Francia también puede ser, China, no tiene relaciones con Guatemala, Alemania también favorable; Australia, es también miembro del Commonwealth; y el onceavo es de México. Guatemala tendría 6 juristas a favor y 9 en contra. Otro tema, es que por muy académicos que sean los jueces, el mapa de Belice es verde, pero el de Guatemala está plagada de manchas cafés, entonces un juez podría resolver que es mejor preservar la naturaleza”, dijo.
Palma señaló que el tema es crucial en los objetivos de la política exterior, pero resaltó que la sociedad guatemalteca no tiene un mensaje claro, sobre que el diferendo puede tener réditos y beneficios. “Por eso insistía en focalizar los esfuerzos. Un comisionado presidencial podría delinear acciones para la comunicación estratégica a la sociedad de lo bueno que se está haciendo. No sé si Belice está midiendo los riesgos. Guatemala está siendo cauto y una basta experiencia de diplomáticos de carrera está manejando el tema. Belice tiene que entender que en una escalada vamos a perder ambos países”, resaltó.