La piñata de los diputados

La piñata de los diputados

Giammattei duplicó los ingresos a los diputados y ahora estos quieren mantener ese nivel económico con el aumento salarial.

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14/03/2025 00:03
Fuente: Prensa Libre 

Alejandro Giammattei tuvo el control del Congreso durante cuatro años. Con su habilidad política logró lo que parecía imposible por contar con una bancada tan raquítica de 17 escaños: domar a la mayoría de diputados, como si fuera un adorador de serpientes venenosas. Pero sus métodos no eran precisamente lícitos. En octubre de 2020, el diputado Orlando Blanco, de la UNE, denunció que Giammattei dio Q100 mil y contratos de obras a cada uno de los legisladores que votaron para mantener a Allan Rodríguez como presidente de ese organismo. También se sabía que el expresidente tenía a los parlamentarios comiendo de su mano porque les duplicaba sus ingresos. A partir de enero de 2024 se acabó la fiesta porque el mandatario Bernardo Arévalo no continuó esa nefasta tradición. Entonces, había que buscar la forma de mantener el elevado estatus económico que habían alcanzado los “padres de la patria”. Esa habría sido la razón para que los diputados se recetaran un incremento salarial de 489 por ciento.


Hasta el 2024, el salario base de los diputados era de Q9 mil 550, pero a partir de febrero de este año se incrementó a Q46,700, casi cinco veces más que antes. A eso hay que agregar los Q9,600 por participar en el pleno, Q5 mil de gastos de representación y Q5 mil por participar en reuniones de comisiones. Eso significa que los diputados rasos ahora tienen un ingreso mensual de Q66 mil 300, cuando antes devengaban Q29 mil 150. El salario se abulta si se trata de los miembros de la Junta Directiva. El presidente del Congreso recibe ahora Q97,300, los tres vicepresidentes devengan Q81 mil 300 cada uno y los cinco secretarios se llevan Q76 mil 300 cada uno. Todo un sueldazo para el decoro y la relevancia de los legisladores a costillas de nuestros impuestos y que viene a resolver el cierre del chorro de las dádivas como las que, en forma obsequiosa, extendía Giammattei.

Falta ver qué instancia toma la iniciativa para poner un alto a esta acción abusiva de los diputados, que es un insulto para los guatemaltecos que viven en la vil pobreza.


Por lo regular, cuando se trata de un aumento salarial se requiere de revisar una serie de variantes. Entre ellas, el desempeño y productividad del empleado, experiencia profesional y crecimiento de los ingresos de la institución. En el caso del Organismo Legislativo no concurre ninguno de esos elementos. El desempeño y la productividad de los diputados es totalmente deficiente, se observa que muy pocos tienen experiencia y los ingresos del Estado no dan precisamente para recetarse un escandaloso incremento de los ingresos. Además, cuando los candidatos aspiraban a convertirse en diputados sabían que iban a devengar Q29 mil 150 cada mes y nunca pegaron el grito en el cielo porque eso no estaba acorde a sus expectativas. Un año después de tomar posesión de su curul dan el golpe al presupuesto del Congreso, que pasará de gastar Q3 millones en salarios de los legisladores a más de Q10 millones, a partir de febrero pasado.


Entre los acuerdos de los diputados para apoyar la ampliación del presupuesto del 2025 estuvo el aumento salarial. Es por esa razón que el presidente Arévalo y los diputados de Semilla han guardado un silencio cómplice. Los legisladores oficialistas han tratado de deslindarse del incremento, primero, votando en contra y, segundo, ofreciendo que los Q37 mil 150 adicionales que recibirán los donarán a instituciones de beneficencia. Sin embargo, nunca buscaron la forma de detener este abusivo incremento salarial y ningún ofrecimiento filantrópico podrá encubrir el hecho de que le dieron la espalda a la población. La Corte de Constitucionalidad aclaró que la vía para dar marcha atrás al alza salarial es que se impugne el acta 21-2025 de la Junta Directiva, por medio de la cual le dio vida. Falta ver, entonces, qué instancia toma la iniciativa para poner un alto a esta acción abusiva de los diputados que es un insulto para los guatemaltecos que viven en la vil pobreza.