Altercado inédito y en vivo en la Casa Blanca

Altercado inédito y en vivo en la Casa Blanca

Los simpatizantes de Trump lo elogian por   cobrar con aplomo el adeudo ucraniano.
01/03/2025 00:05
Fuente: Prensa Libre 

“En política, nada ocurre por casualidad. Cada vez que un acontecimiento surge, se puede decir con seguridad que fue preparado para llevarse a cabo de esa manera”. La frase pertenece a un presidente de EE. UU., Franklin D. Roosevelt, y quizá en geopolítica pueda afirmarse algo parecido, sobre todo cuando se tienen las cámaras de prensa de todo el mundo enfocadas en vivo en dos sillas, con dos mandatarios, rodeados de funcionarios previo a la firma de un acuerdo que asegura la provisión de recursos y armas a uno de ellos para defenderse de la invasión de otra potencia antagónica. Pero de pronto la conversación posada para la foto protocolaria degenera en una discusión inédita transmitida en tiempo real.

No aplican los razonamientos convencionales acerca de la logística real de la reunión entre el presidente Donald Trump y Volodímir Zelenski, de Ucrania —que terminó en discusión ayer—, porque Trump no es un presidente convencional y Zelenski tampoco. Parece difícil de creer que el equipo de comunicación de la Casa Blanca no haya previsto una tensión verbal de tal magnitud. Quizá alguna barrera emocional del atribulado presidente ucraniano —que iba a pignorar un porcentaje de la riqueza mineral de su país— se rompió ante la demanda de gratitud y sumisión explícita por la ayuda militar recibida para defenderse de la agresión rusa.

Los simpatizantes de Trump lo elogian por cobrar con aplomo el adeudo ucraniano, aunque ello signifique abdicar tácitamente de ser el líder del mundo democrático libre, al tasar el apoyo a un país víctima de invasión ordenada por un déspota. Hasta el vicepresidente J. D. Vance añadió su dosis de invectivas. Los liderazgos de Europa deploran el desplante, sobre todo porque se denota una proclividad hacia Rusia.

Cabe cuestionar si Trump se atrevería a lanzar diatribas en vivo durante un encuentro similar con Vladímir Putin o el presidente chino, Xi Jinping. El ucraniano iba a empeñar lo que le queda de su país en materia de metales y tierras raras, esenciales para las pretensiones de Trump de fortalecer el predominio tecnológico de su nación. Quizá al escuchar palabras del binomio presidencial, con aires de superioridad moral, económica y hasta racial, Zelenski no pudo actuar más —su anterior profesión era actor— y se echó al hombro su orgullo y el de su país, defendido e imbatido desde hace tres años.

Ucrania ha recibido ayuda extranjera, sí, pero el sacrificio de sangre y dolor ha sido pagado con miles de vidas de soldados y civiles, así como con millones de desplazados. Que ahora en plena guerra vengan a pasarle la factura y encima le echen en cara que tiene odio a su agresor y que no le importa mucho el destino de su nación, sino el pago del préstamo, puede hacer estallar a cualquiera.

Muchas opiniones apuntan a que la atropellada reunión Trump-Zelenski únicamente beneficia a su agresor, Vladímir Putin. Sin embargo, también podría verse como una demostración de fuerza del ucraniano, a quien Trump llamó “dictador” y después negó haberlo dicho. La emoción negativa de una persona avergonzada en público puede detonar impredecibles consecuencias. La dignidad y el orgullo suelen manejarse con razones, pero son sentimientos que pueden impulsar hazañas o barbaries. Europa ha acordado mantener la ayuda a Ucrania, sobre cuyo monto el presidente francés, Emmanuel Macron, le enmendó la plana a Trump, en vivo y frente a cámaras, pocos días atrás. Finalmente, cabe recordar que Roosevelt lideró el apoyo de EE. UU. a Europa en la II Guerra Mundial y ganó un lugar honroso en la historia.