TGW
Guatevision
DCA
Prensa Libre
Canal Antigua
La Hora
Sonora
Al Día
Emisoras Unidas
AGN
Guatemala tiene algo que no se compra: corazón para levantarse
Cada vez que el panorama parece oscuro, aparece el espíritu chapín: coraje, dignidad y convicción de que esta nación puede más.
Enlace generado
Resumen Automático
En medio de debates políticos, plazos legales y la responsabilidad histórica de integrar una nueva comisión de postulación para el Tribunal Supremo Electoral, vale la pena detenernos un momento para recordar algo esencial: Guatemala no es un país que se rinde; es un país que se levanta. Y lo demuestra cada vez que la realidad intenta ponerlo contra las cuerdas.
Guatemala no es un país que se rinde; es un país que se levanta.
Entre tanta incertidumbre institucional, emerge un mensaje que la ciudadanía necesita escuchar: cuando algo nos importa de verdad, somos capaces de unirnos, más allá de ideologías o diferencias. Lo vimos nuevamente en estos días, dentro y fuera de la cancha, cuando el país entero celebró, sufrió y soñó junto. Porque aquí no alentamos solo a once jugadores: alentamos a una nación entera, a una historia que trasciende cualquier división momentánea.
Los guatemaltecos, dentro y fuera del país, tenemos una virtud que nos distingue: la capacidad de seguir adelante incluso en los capítulos más amargos. Es la misma garra que se ve en los jóvenes que entrenan bajo la lluvia, en las familias que luchan sin descanso, en los trabajadores que empujan al país cada día y en los ciudadanos que exigen instituciones más sólidas y responsables. Esa fuerza silenciosa, pero inquebrantable, sostiene al país incluso cuando pareciera faltar el aire.
Hoy que se oficializa la integración de la comisión de postulación del TSE, es fundamental recordar que la confianza ciudadana no se recupera con discursos, sino con procesos limpios, responsables e independientes. Este es un momento que no admite improvisaciones, agendas ocultas ni presiones internas o externas. Guatemala necesita un proceso serio, transparente y apegado a la ley, enfocado en seleccionar a los mejores profesionales y no en satisfacer intereses particulares.
En ese camino, la visita de la misión de observación de la OEA debe comprender con claridad su función real: observar y acompañar, no incidir ni intentar influir desde visiones ideológicas ajenas al contexto nacional. Guatemala necesita aliados respetuosos, no tutores. El fortalecimiento institucional se construye desde adentro, con convicción, técnica y respeto al marco jurídico.
Así como en el deporte, en la vida institucional del país las reglas importan. Importa el juego limpio, la responsabilidad y la certeza de que cada etapa del proceso se desarrolla como corresponde. Si queremos recuperar la confianza ciudadana, necesitamos procedimientos que puedan mirarse de frente, sin dudas, sin sombras y sin espacios para interpretaciones maliciosas.
Guatemala es mucho más que sus crisis. Es mucho más que los titulares que intentan desanimar.
Es esa fuerza que aparece cuando más difícil está el partido.
Es ese corazón enorme que late en los estadios, en las comunidades, en los mercados, en las aulas y en los hogares donde millones de personas construyen este país con esfuerzo silencioso y esperanza auténtica.
La unidad no significa pensar igual. Significa caminar hacia adelante compartiendo lo esencial: el deseo de ver a Guatemala de pie, fuerte y con futuro. Esa es la meta que sí nos une, sin importar desde dónde vengamos o qué cargo tengamos.
Cada vez que han querido vernos derrotados, nos hemos levantado.
Cada vez que han intentado dividirnos, encontramos razones para apoyarnos.
Cada vez que el panorama parece oscuro, aparece el espíritu chapín: coraje, dignidad y convicción de que esta nación puede más.
Que cada ciudadano, cada familia, cada sector y cada institución haga su parte.
Porque cuando todos aportamos, Guatemala siempre encuentra la forma de levantarse.