Cambio de tono en un foro

Cambio de tono en un foro

Los intereses locales están ganando terreno frente al idealismo globalista.
30/01/2025 00:01
hace 2 meses
Fuente: Prensa Libre 

La reunión del Foro Económico Mundial (FEM) de 2025 en Davos confirmó una tendencia evidente: la creciente polarización entre las élites globalistas y los líderes políticos que desafían su agenda. Klaus Schwab, director del FEM, y António Guterres, secretario general de la ONU, mantuvieron su discurso sobre la gobernanza global y el activismo multilateral, en contraste con las propuestas nacionalistas de Donald Trump y Javier Milei, destacando las fracturas ideológicas que dificultan consensos globalistas.

“Ventana de oportunidad” para rediseñar el mundo está perdiendo relevancia.

Este año el lema fue “Cooperación en un Mundo Fragmentado”, un reconocimiento implícito de que el ideal de gobernanza global promovido por el FEM enfrenta seria resistencia. António Guterres ofreció un discurso que reiteró las preocupaciones habituales sobre el cambio climático y la desigualdad, alertando sobre el “colapso catastrófico” si no se toman medidas inmediatas. Insistió en que las instituciones multilaterales son el único camino viable para abordar los problemas globales y que los fondos deben fluir hacia ellas para resolver las varias crisis que amenazan a la humanidad.

Donald Trump ofreció un discurso al Foro de manera virtual, presentándose como una alternativa frontal al enfoque globalista de Davos. En su intervención, criticó los acuerdos multilaterales como el de París, calificándolos de trampas económicas que penalizan a los países desarrollados mientras ignoran el crecimiento descontrolado de emisiones en países como China e India. Trump anunció la salida de Estados Unidos de los Acuerdos de París y la Organización Mundial de la Salud, e indicó que promoverá la producción de petróleo y gas, la eliminación de costosas regulaciones que obstaculizan la actividad económica y apoyará la inversión en proyectos de infraestructura y en el desarrollo de inteligencia artificial. Para Trump, producir no es el problema, sino la solución.

Esta postura encontró eco con líderes empresariales estadounidenses que, en un giro notable, optaron por asistir a la inauguración presidencial de Trump en lugar de participar en Davos. Figuras como Mark Zuckerberg y Sam Altman destacaron entre los ausentes, subrayando cómo las prioridades económicas estadounidenses se están alejando del globalismo regulador de Davos. Los mandatarios de Francia y Alemania no asistieron, reflejando una creciente desconexión entre los dictados aspiracionales del FEM y realidades nacionales. El cambio climático y las políticas de transición verde, tradicionalmente uno de los ejes del Foro, tuvo menos protagonismo.

El eslogan del Gran Reseteo que Schwab proclamó en 2020 como una “ventana de oportunidad” para rediseñar el mundo está perdiendo relevancia y crecen las críticas al Foro como un espacio de ingeniería social elitista.

Davos 2025 fue un microcosmos de las tensiones globales. Por un lado, las élites económicas y políticas del FEM promueven una narrativa de dirigismo global, pero han surgido realidades políticas, como Trump y Milei, que cuestionan la legitimidad y efectividad de esa agenda. La resistencia a la retórica de Davos es síntoma de un mundo donde la soberanía nacional y los intereses locales están ganando terreno frente al idealismo globalista.

Mientras Klaus Schwab y António Guterres siguen hablando de “rediseñar el mundo”, el Foro exhibe cómo se aísla de las realidades económicas y políticas. Este año, más que nunca, Davos fue una muestra de un mundo dividido entre quienes pretenden moldearlo desde arriba para alcanzar vagos ideales mundiales y quienes promueven desencadenar la capacidad productiva para elevar el nivel de vida.