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Por qué algunas personas sienten paz en el caos: explicación psicológica de la normalización del conflicto
Existen algunas personas que viven en el conflicto constante, ¿qué dicen los expertosacerca de este temperamento?
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Para Byron Bran, capacitador y consultor en desarrollo humano, todos los seres humanos somos diferentes en cuanto a personalidad y algunos viven en constante conflicto. “La personalidad es aquello que nos singulariza y nos diferencia unos de otros. Es la forma en que reaccionamos a los eventos de la vida y cómo la vemos”, explica.
La psicología define cuatro tipos de temperamentos: dos activos —colérico y sanguíneo— y dos pasivos —flemático y melancólico—. Todos tenemos una mezcla de los cuatro, pero uno o dos suelen dominarnos. Esa combinación determina cómo reaccionamos, nos relacionamos y vemos el mundo, agrega Bran.
Una de las ventajas del temperamento colérico es su capacidad de liderazgo, toma de decisiones rápida y alto nivel de energía. Entre los desafíos están mejorar el nivel de escucha, la baja tolerancia a la frustración y el riesgo de conflictos frecuentes y enojo.
Por ejemplo, Bran explica que si una persona es colérica, siempre reaccionará de esa manera, con sus rasgos positivos y negativos. “Aquí es importante diferenciar: el temperamento es innato; el carácter, en cambio, se educa. A veces se dice ‘tengo mal carácter’, pero lo que realmente sucede es que se tiene un carácter no educado o una personalidad mal educada”.
“El carácter lo forman, primero, nuestros padres y la forma en que nos educaron; luego, la escuela, la universidad, el trabajo y la vida misma. Cuando somos niños, nuestros padres corrigen nuestros exabruptos, pero al llegar a la adultez, si no nos gusta cómo somos, debemos autoeducarnos”, agrega.
Frente a las crisis de enojo
Eduardo Calixto González, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, explica qué le pasa al cerebro y al organismo cuando aparece el enojo, una de las características más marcadas entre los coléricos. El enojo es una reacción del sistema nervioso central para manifestarse, oponerse, evadir una molestia o buscar algún beneficio. Si se maneja adecuadamente, puede hacernos competitivos, dice.
“El enojo prepara al individuo para la lucha o la huida”, señala. A diferencia del enamoramiento, que es un proceso gradual, el enojo provoca un cambio neuroquímico inmediato. “Prácticamente anulamos la parte más lógica y congruente del cerebro para pasar a incrementar la actividad cardiovascular y respiratoria”, explica González.
Un artículo publicado en Prensa Libre refiere que, según el psicólogo y consultor Christoph Burger, está mal inhibirse y soportar los arrebatos de un colega colérico. Tampoco se resuelve si se le ignora o somete a acoso laboral. Menos aún ayuda gritarle o hacer comentarios sarcásticos como “¿te agarró otra vez un ataque?”, aclara Fischedick.
Dar una justificación, por ejemplo, si el ataque de furia se debe a un error, tampoco ayuda a distender la situación. Para lograr armonía con colegas o superiores fácilmente irritables, es importante conversar del asunto lo antes posible, una vez que se hayan calmado.
Si esto no funciona, es momento de incorporar a una tercera persona, por ejemplo, a un superior, siempre que esté presente el colega en cuestión.
Información del Instituto para la Gestión de Conflictos y Comunicación de Liderazgo (IKUF) recomienda salir del espacio compartido si un colega tiene un ataque de furia. Luego se debe explicar por qué se abandonó el lugar: “No me parece apropiado tu volumen o tono de voz”.
Como segundo paso, se puede intentar ponerse en su lugar. La mejor estrategia es tomar conciencia de que ese colega irascible no sabe actuar de otra manera en ese momento.
González añade que el peor momento para pedir a alguien que se calme es cuando estamos enojados. “Es un error decirle a alguien que se tranquilice, porque eso lo hará enojarse más. Un cerebro enojado quiere tener la razón. Y lo que quiere escuchar es: tienes la razón. Cuando el enojo dura más de cuatro horas, podría tratarse de un proceso patológico o dañino para el cerebro”, advierte.

El paso del autoconocimiento
Bran comenta que debemos conocernos: identificar nuestras virtudes y defectos. “Todos tenemos cosas buenas y malas. El primer consejo que doy en mis consejerías es aprender más de quiénes somos, cuál es mi temperamento, cómo fui educado su carácter y el nivel de madurez”, agrega.
Luego viene la gran pregunta: ¿quiero cambiar o no? Hay personas que disfrutan vivir en el caos, aunque eso desgaste sus relaciones, dice Bran. Daniel Goleman, psicólogo, periodista y escritor estadounidense, en su teoría de la inteligencia emocional, sostiene que cada persona tiene la capacidad de identificar y gestionar sus emociones. Si sabe reconocer qué sentimientos impulsan sus comportamientos, ya tiene un buen inicio para cambiar.
Bran también señala que cualquier golpe en la vida —desde la muerte de una mascota hasta la pérdida de un ser querido, un trabajo o un examen— provoca un duelo. Duelo viene de “dolor”, algo que nos afecta física y emocionalmente. A veces, un dolor emocional puede provocar síntomas físicos.
Por eso, lo primero es entender qué nos está pasando y qué nos gusta o no de nosotros mismos o de la situación que vivimos. Recomienda entender esos procesos que afectan el diario vivir. En un duelo, por ejemplo, se atraviesan etapas como la negación, la ira, la depresión profunda, así como la aceptación y el reinicio de la vida.
“Vivimos en un mundo acelerado, difícil de asimilar: tráfico pesado, presiones laborales, incluso el teletrabajo, que parece cómodo pero es altamente estresante. Mi recomendación es buscar el equilibrio: alimentación sana, descanso, ejercicio, momentos reales de desconexión, incluso dejar el celular y redes sociales por unas horas. Esa es una buena manera de superar el caos en que vivimos”, concluye Bran.
La Clínica Universidad de Navarra explica que, entre las técnicas para manejar este temperamento, están la relajación, la terapia cognitivo-conductual para modificar patrones impulsivos, el aprendizaje de habilidades de comunicación asertiva y la actividad física regular para canalizar la energía acumulada.
La meditación
Hansa Raval es médica y ha recibido numerosas medallas prestigiosas durante su carrera en la Armada de Estados Unidos. Se retiró con el grado de coronel, después de 26 años de servicio activo. Completó su residencia médica en hospitales afiliados a la Universidad de Harvard y la Universidad de Boston. Es especialista en diagnóstico y tratamiento del cáncer (oncóloga). Tiene una maestría en dieta, nutrición y medicina preventiva y social, otorgada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Recientemente visitó Guatemala como experta en meditación Raja Yoga, invitada por la Universidad Brahma Kumaris, Guatemala.
“El mundo parece haberse vuelto violento, casi como un infierno. Las familias y los países están divididos; muchos solo buscan dinero y poder. Hay tanta injusticia que, a veces, terminamos destruyéndonos entre nosotros”, dice Raval.

Aun así, invita a dedicar de cinco a diez minutos diarios a la meditación y enviar vibraciones de felicidad, amor y esperanza. “Mi mensaje para todos es simple: después de lo malo siempre llega lo bueno. Mantengamos la paciencia y la fe en el Padre Supremo”, expresó.