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Desapariciones siguen sin respuesta estatal en Guatemala y el resto de Centroamérica, advierte la Cruz Roja
El CICR alertó que las desapariciones de personas siguen afectando a miles de familias en Centroamérica, especialmente en El Salvador, Honduras y Guatemala, donde aún no existen leyes que garanticen los derechos de las víctimas ni de sus allegados.
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La desaparición de personas continúa siendo un problema grave y persistente en Guatemala, El Salvador y Honduras, donde miles de familias enfrentan obstáculos para encontrar a sus seres queridos, advirtió el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Durante un encuentro celebrado en Santiago Sacatepéquez, al oeste de Ciudad de Guatemala, el CICR reiteró que las desapariciones, asociadas a fenómenos como la migración irregular, el crimen organizado y la trata de personas, siguen dejando a las familias en una situación de alta vulnerabilidad.
“El fenómeno es persistente en la región y se manifiesta de diferentes formas. Deja a las familias muy desprotegidas”, afirmó Jerémy Renaux, coordinador regional del programa de búsqueda de desaparecidos del CICR para México y Centroamérica. Señaló que, además de la violencia, la falta de datos oficiales dificulta aún más los procesos de búsqueda.
El funcionario destacó que en países como El Salvador, Guatemala y Honduras no existe una ley específica que reconozca los derechos tanto de las personas desaparecidas como de sus familiares, lo que limita las obligaciones del Estado frente a estos casos.
Según Renaux, otro obstáculo es el temor de muchas familias a denunciar ante las autoridades por miedo a represalias o a ser revictimizadas, lo que limita las posibilidades de encontrar a los desaparecidos.
En la conferencia de tres días participaron familias de Guatemala, Honduras, El Salvador y México. Las historias compartidas reflejaron el impacto humano de estas desapariciones, muchas de ellas relacionadas con la migración hacia Estados Unidos o con contextos de violencia local.
Entre los testimonios, se escuchó el de Maritxa Menjívar, originaria de El Salvador, cuyo esposo, Antonio Abrego, desapareció en agosto del 2020 tras cruzar la frontera estadounidense de forma irregular. “No pierdo la esperanza de volver a verlo”, dijo.
También se compartió el caso de la mexicana Emma Mora, quien busca desde el 2011 a su hijo José Alberto, desaparecido a los 14 años en Acapulco, Guerrero, presuntamente víctima de la violencia vinculada al narcotráfico.
Renaux indicó que en México hay registradas al menos 133,624 personas desaparecidas desde la década de 1950. En Centroamérica, los datos están fragmentados y, en muchos casos, subregistrados.
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