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Ruta será alternativa y polo de desarrollo
A estos estatistas les da igual la eficiencia, mientras que para la iniciativa privada es todo lo contrario: cada día cuenta para la competitividad.
En cada dificultad hay una oportunidad, reza una conocida máxima del mundo de los negocios y el emprendimiento que ha sido refrendada en múltiples ocasiones. A veces la propuesta de soluciones comienza con una visión que puede parecer distante, incluso complicada, y a veces casi imposible. De hecho, la politiquería y las conveniencias burocráticas suelen encontrarles problemas a las soluciones porque les convienen ciertas dependencias, distractores y disfuncionalidades; en otros casos es simple y llana negligencia, desidia e incapacidad de gestión. En el peor de ellos, es la simple degeneración moral de la corrupción.
La actual crisis vial de Guatemala es una sufrida exhibición interactiva de todos esos factores, pues no ha existido en los cinco lustros anteriores una visión unificadora ni un plan consensuado para modernizar las conexiones carreteras del país. El Anillo Regional Interdepartamental sigue en planos, la carretera CA-2 Sur continúa incompleta gracias al superfraude de Odebrecht, perpetrado en el infame gobierno patriotista y su ministro de incomunicaciones; la lista de fiascos puede ser extensa.
Cuando en el gobierno anterior colapsó el paso por el kilómetro 17 de la ruta al Pacífico, en Villa Nueva, debido a un socavón que aún no ha sido totalmente reparado, existía al menos una alternativa a las interminables filas: la carretera privada denominada VAS, que actualmente presta el servicio de conexión expedita entre Amatitlán, Fraijanes y Villa Canales mediante un pago de peaje. Quizá si el anterior mandatario A. Giammattei Falla no se hubiese dejado llevar por el populismo electorero y hubiera extendido la concesión de la autopista Palín Escuintla, el mantenimiento de la ruta en manos privadas habría atajado el actual caos que ya se acerca al año.
Habría salido más barato para el erario y también para los conductores que hoy continúan padeciendo un embudo sin fecha de conclusión. Es importante mencionar que cuando hay cierres viales por daños, las autoridades difunden más “rutas alternas” que a veces son simples veredas o caminos de herradura que, pasada la emergencia, vuelven a quedar en el mismo descuido. A estos estatistas les da igual la eficiencia, mientras que para la iniciativa privada es todo lo contrario: cada día cuenta para la competitividad.
Por esa razón resulta tan relevante el proyecto privado de libramiento carretero Xochi, el cual entroncará a la altura de San Antonio Suchitepéquez y conectará hasta San Rafael Villa Seca, Retalhuleu, e incluso podría empezar a funcionar este mismo año. Los automovilistas que opten por utilizar este tramo de pago se ahorrarán el agobiante paso por los embudos de San Bernardino, Mazatenango y Cuyotenango, que son tres atolladeros diarios, fruto de la pésima planificación urbana municipal y la inercia de los gobiernos.
Xochi pasa por terrenos privados cuya contratación demoró años lograr, pero ya cuenta con certeza jurídica total para brindar una alternativa al tránsito de turistas nacionales y extranjeros en dirección a o desde Retalhuleu; esto no excluye a comerciantes, transportistas y vecinos del área. Tiene un costo, sí, pero más caro aún es el calvario que hasta hoy se padece y que en días de descanso se acentúa al punto del colapso. La inversión contempla, además, un parque industrial, áreas residenciales y comercios que, sin duda alguna, convertirán al municipio de Santo Domingo Suchitepéquez en un nuevo polo urbano. Esta vía no exime en absoluto a las autoridades de proseguir la varada ampliación de la ruta interfronteriza CA-2.