El Kumatz’i’b’ Wuuj Tz’utujil, antes llamado Códice Madrid, vuelve a Guatemala
El ahora nombrado Códice del Lago permanecerá en San Pedro La Laguna, donde será exhibido y analizado por investigadores tzutujiles.
CULTURA
El Kumatz’i’b’ Wuuj Tz’utujil, antes llamado Códice Madrid, vuelve a Guatemala
El ahora nombrado Códice del Lago permanecerá en San Pedro La Laguna, donde será exhibido y analizado por investigadores tzutujiles.
El facsímil será desplegado en San Pedro La Laguna hasta el próximo 12 de noviembre. Durante los últimos días, personas de distintas regiones han llegado a conocerlo. (Foto Prensa Libre: Cortesía Benvenuto Chavajay)
Kumatz’i’b’ Wuuj Tz’utujil, o en castellano, Códice del Lago, es la nueva forma en la que se nombrará, a partir de octubre de este año, lo que por siglos se ha conocido como el Códice de Madrid. Este renombramiento parte de una estrategia para evidenciar el origen maya del documento, el cual fue extraído de Guatemala hace más de dos siglos, después del asentamiento de las colonias occidentales.
La pieza contiene información sobre la cotidianidad de las comunidades ancestrales, ritos, trabajo de la tierra, observaciones astronómicas, formas de tributos, así como datos referidos a las divisiones geográficas del territorio. El contenido, inscrito mediante jeroglíficos y simbología plasmada con tintes naturales, se extiende en forma de biombo y está impreso en un soporte de papel de amate.
En octubre de este año, el documento regresó a San Pedro La Laguna en forma de uno de sus ocho facsímiles o reproducciones fidedignas Su regreso no solo ha consistido en un cambio de nombre, asignado por un grupo de investigadores y artistas mayas tzutujiles, sino que también ha celebrado una exposición temporal en el municipio.
El regreso a Guatemala es parte del proyecto El retorno de las almas, una propuesta del artista Benvenuto Chavajay, quien ha procurado “desempolvar la historia y activar la memoria a través de los gestos del arte”. A partir del proyecto, ha elaborado una serie de performances, como un tatuaje que se realizó con la cédula de Doroteo Guamuch Flores en la espalda.
“El proyecto consiste en dignificar y ratificar símbolos importantes que no están en su sitio”, continúa el artista. En ese sentido, explica que el retorno del códice en su formato facsimilar surgió luego de varias experiencias que tuvo en España durante los últimos años.
Chavajay cuenta que, en 2023, visitó Madrid para realizar una conferencia y una performance en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, y durante su estancia aprovechó para visitar el Museo de las Américas, donde se encontraba el códice maya.
“Tengo un amigo coleccionista en España y le hablé del facsímil. Luego de eso, empezamos varias conversaciones, y él habló con el director del museo para comprar el facsímil y donarlo. Así se inició el proceso”, relata Chavajay, quien subraya que la estrategia evoca a los trueques realizados por los ancestros mayas.
Cinco meses después de la donación, el documento finalmente llegó a Guatemala en 2024. Actualmente, el códice se exhibe en la sede de la Municipalidad de San Pedro La Laguna y permanecerá allí hasta el 12 de noviembre.
El también llamado Códice Tro—Cortesiano es uno de los más antiguos escritos por los mayas. Después de varios siglos de viajes y manipulación, este fue perdiendo algunas partes, y en la actualidad conserva un 95 por ciento de la información y materialidad original. Tanto su versión original como sus ediciones facsimilares se componen de dos partes, con una longitud de aproximadamente 4 metros y 2 metros, respectivamente. Ambos tienen un ancho de 22.6 centímetros.
Conocimientos ancestrales
Juan Carlos Chavajay González, Aj’iqj —contador del tiempo—, investigador y también artista, detalla que el códice fue pintado por un aproximado de ocho personas escribanas de la élite maya del Preclásico. El mismo cuenta con insumos del conocimiento de ancestros provenientes de regiones como Ocós, en la actual Costa Sur, e incluso de Chiapas.
Posteriormente, el archivo llegó hasta las tierras bajas donde permaneció mucho tiempo hasta el colapso maya. El documento relata la importancia de varios ritos y costumbres que se enmarcan en un calendario de 266 días. “Pensamos que de un 70 a un 80 por ciento de la información que está ahí continúa en nuestros planos”, comparte Chavajay González.
Domingo Yojcom Rocché, investigador matemático, señala que el Kumatz’i’b’ Wuuj Tz’utujil “viene a reafirmar el rigor que tenían los abuelos para hacer ciencia”, considerando la complejidad y exactitud de su conteo del tiempo. El también profesor agrega que dicho códice contiene patrones, sucesiones y progresiones que trazan una relación con las trece energías mayas, ubicadas a lo largo del Cholq’ij, o Sagrado Calendario Maya.
Yojcom Rocché agrega que al estar el códice más cerca de las comunidades mayas, habrá más posibilidades de hacer nuevas investigaciones sobre los fundamentos científicos y matemáticos del mismo. “Cuando hablamos de códices, muchas veces se asocia con la jerga académica, y eso puede minimizar su impacto de aplicación, y no digamos en su difusión”, explica.
Reactivación comunitaria
Entre el 7 y el 8 de noviembre, los investigadores facilitarán talleres y charlas sobre el Códice del Lago. Después del 12 de noviembre permanecerá en la comunidad.
El investigador Clemente Penelu agrega que el documento es valioso en cuanto a que permite identificar el propósito de las personas.
“El códice narra el Cholq’ij, que utilizan los Aj’iqj para analizar la vida de cada ser humano y la misión que tienen en la tierra. Para esto es importante conocer el signo del día en que cada quien nace”, señala.
De acuerdo con Penelu, el códice no es exclusivo para interpretación de las comunidades mayas, puesto que es un calendario para todas las personas. “Solo tenemos un planeta, un solo Sol y una sola Luna. Es algo que nos pertenece a todos”, asegura el investigador.
Penelu concluye que los talleres venideros que se realizarán en San Pedro La Laguna también son para cualquier persona interesada en conocer más sobre el tiempo y la ancestralidad maya.