No hay espacio para tibiezas

No hay espacio para tibiezas

Ignorar lo que otros están padeciendo o haciendo para resolverlo es cerrar la puerta a oportunidades valiosas.

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Resumen Automático

22/06/2025 00:04
Fuente: Prensa Libre 

La semana pasada emprendí uno de los viajes que más me han marcado en la vida. Nuestro destino final era Asunción, Paraguay, con el único objetivo de participar en el IV Encuentro Regional de Foro Madrid 2025, organizado por la Fundación Disenso. En dicho encuentro se reunieron personalidades destacadas de la política, la academia, la sociedad civil y los medios de comunicación de Iberoamérica y Europa, líderes con un ingrediente en común, la defensa inquebrantable de la libertad, la vida y la soberanía nacional.


Una experiencia que me ha dejado varias lecciones. Una de ellas es que no estamos tan lejos de las realidades de otros países hermanos. Escuchar los desafíos y problemas a los que se enfrentan fue un espejo que reflejó muchos síntomas parecidos a los nuestros: concentración de poder, debilitamiento institucional, crimen organizado, narcotráfico, corrupción, populismo y ataques sistemáticos a la libertad.
En Guatemala, muchas veces nos aislamos con nuestros problemas, como si fueran únicos, pero la realidad es otra: muchos países tienen los mismos problemas (algunos de manera agravada), de los cuales podemos tomar como ejemplo para evitarlos o resolverlos.


Nos encontramos ante una verdadera oportunidad para generar alianzas continentales dispuestas a enfrentar los males que aquejan a nuestras naciones de manera innegociable y contundente. En palabras de Jorge Martín Frías, eurodiputado de Vox: “Nos mueve la misma convicción, la certeza de que la batalla por la libertad no se libra en un solo frente, sino en todos los rincones…” Siendo esta una reflexión determinante, no se trata solo de hablar de libertad; se trata de instrumentar nuestros valores a través de la construcción de puentes para compartir aprendizajes.

No estamos aquí solo para resistir. Estamos aquí para procurar y defender a nuestros países de los falsos profetas.


Estas alianzas no solo son valiosas, sino necesarias para encontrar soluciones a problemas comunes y funcionar como contrapeso a otras alianzas perversas que, durante mucho tiempo, han buscado la manera de apropiarse del poder, socavando los cimientos de las instituciones y limitando las libertades de los ciudadanos, queriendo imponer narrativas que obstaculizan el desarrollo de nuestras sociedades. Ignorar lo que otros están padeciendo o haciendo para resolverlo es cerrar la puerta a oportunidades valiosas.


Esta es una invitación para dejar de ser espectadores; para construir realidades a través de la conjunción de quienes comparten nuestros valores y principios. No hay espacio para tibiezas en los momentos álgidos de la historia. Defender nuestros valores no se logra aislándose, sino uniendo y coordinando más fuerzas. Como dijo Santiago Abascal, diputado del Congreso de los Diputados de España durante su discurso en el encuentro: “Hoy somos más que ayer, pero no duden que somos muchos menos que mañana”. Las alianzas regionales no solo nos permitirán aprender de vivencias ajenas, sino que nos fortalecerán al colaborar en un frente común por la libertad.


Lo que más fortalece nuestras causas es darnos cuenta de que no estamos solos. En este viaje comprendí que la defensa de la república no es un eco que se pierde en el tiempo, es un llamado que nos obliga a fomentar un debate robusto y de alto nivel que trascienda las fronteras de Iberoamérica y Europa. Nos une el hartazgo de gobernantes que se mofan de las leyes, pero también nos une la voluntad de hacer que las leyes funcionen, teniendo Estados de derecho sólidos. No estamos aquí solo para resistir. Estamos aquí para procurar y defender a nuestros países de los falsos profetas.