Carlos Paiz Andrade, legado de servicio al país

Carlos Paiz Andrade, legado de servicio al país

Empresario ejemplar, patriota y amigo leal, dejó huella en cada proyecto y en cada vida que tocó.

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11/08/2025 00:02
Fuente: Prensa Libre 

Era joven, recién graduada de la universidad en 1984, cuando tuve la dicha de conocer a don Carlos Manuel Paiz Andrade. Nos encantaban los jueves, cuando se celebraban las sesiones de junta directiva de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa). Ingresaba a la sala aquel hombre determinado, acompañado siempre de sus grandes ideas y excelentes proyectos guardados en varias carpetas, listo para liderar con paso firme la misión de la fundación: retornar al país a la democracia. Una tarea que varios empresarios se propusieron hasta lograrlo.

Para él la educación era la clave del desarrollo.

A pesar de tener la edad de sus hijos, él y Jackie, su esposa, siempre fueron muy amables con el equipo de Fundesa. Invitamos funcionarios norteamericanos para mostrarles Guatemala, publicamos revistas y difundimos una imagen positiva del país. Luego se aprobó la Constitución en 1985, se celebraron las elecciones y continuamos trabajando la imagen de Guatemala en el extranjero. Fundamos Jóvenes por Guatemala y teníamos nuestro propio periódico, Our Voice, en Estados Unidos, donde se divulgaba lo bueno de nuestro país.

Don Carlos, además de ser un destacado empresario, siempre sobresalió como comerciante. Trabajó 40 años en lo que inició como Almacenes Paiz y que luego creció con Hiper Paiz, Despensas Familiares y Maxi Bodegas. Su trabajo y profesión le apasionaban. Formado en mercadeo, asistía con frecuencia a cursos para mantenerse actualizado.

Aprendimos mucho de él como Rotaracts, mientras fue presidente del Club Rotario. Cuando presidió la Asociación de Gerentes de Guatemala (AGG) en 1992-1994, me invitó a ser parte de la junta directiva. Hicimos muchos proyectos y logramos tener la mejor revista impresa en Guatemala.

Fuera del ámbito empresarial, su compromiso con la educación fue constante. Fue cofundador y tesorero de Fundación Educativa Guatemala, organización que fundó el Colegio Interamericano; exdirector de Pan American Development Foundation, en Washington D. C.; cofundador y expresidente de la Asociación de Amigos del País, y director de Fundación Kinal. También colaboró con la Universidad del Valle de Guatemala y junto con su familia han donado más de mil 400 becas.

Conociendo su interés por la educación, y ya retirado tras dejar funcionando exitosamente la mayor cadena comercial de Centroamérica, en 2004 se unió al equipo del Ministerio de Educación, formando parte de la Junta Directiva del Programa Nacional de Autogestión Educativa (Pronade). Aceptó con compromiso y dedicación. Le encantaba la fotografía y dejó al ministerio imágenes hermosas de los niños de Guatemala.

Fue parte de los fundadores del Movimiento GuateÁmala, con quienes compartimos un curso sobre cambio de cultura para cambiar la narrativa y el futuro del país. Sus aportes siempre fueron atinados: prudente pero innovador, discreto pero determinado y con excelente sentido del humor. La pasábamos muy alegres y, además, enseñamos a soñar a muchos jóvenes y marcamos la vida de miles de guatemaltecos.

Hace unos años lo visité y me contó de sus planes y nuevos intereses. Recuerdo que había muchas orquídeas en su oficina. Me dijo: “Me falta una monja blanca en mi colección” y, aunque se la busqué, no la encontré. Me quedé con esa deuda.

Su partida me entristece profundamente, aunque deja tras de sí una vida plena, llena de logros y servicio. Haberlo tenido como mentor y amigo fue un privilegio. Su legado vive en cada proyecto que impulsó, en cada trabajador que empoderó, en cada joven que apoyó y en cada causa que defendió. Guatemala despide a un hombre cuya visión y entrega nos recuerdan que el país se construye con compromiso, trabajo y amor por la gente. Honrarlo será seguir trabajando por ese futuro que él soñó para nuestra nación.