El embudo de la modernidad (paso Guardia de Honor)

El embudo de la modernidad (paso Guardia de Honor)

La circunvalación del Campo de Marte, que debería funcionar como ruta alterna, es hoy una línea de autos detenidos y bocinas impotentes.

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14/11/2025 00:03
Fuente: Prensa Libre 

Durante años, la intersección frente a la Guardia de Honor fue un punto relativamente fluido. Había tránsito, sí, pero no caos. Bastó que llegaran los proyectos de “movilidad inteligente” —los dos pasos a desnivel que prometían agilizar la zona— para que el supuesto avance se transformara en un cuello de botella monumental. Hoy, donde se hablaba de modernidad y fluidez, reina la desesperación.

Lo que antes era tránsito soportable se convirtió en un laberinto sin salida. Tu Muni aún está a tiempo de solucionar este caos.

El paso a desnivel de la Guardia de Honor y el viaducto Tres Fuerzas Armadas fueron presentados como obras insignia del orden urbano. Prometían reducir los tiempos de traslado y beneficiar a más de 70 mil vehículos diarios. En la práctica, el resultado es un embudo asfixiante que comienza en el bulevar Vista Hermosa, o en Cuatro Caminos, prolongándose a la zona 16, y termina colapsando en la sexta avenida de la zona 10. Lo que antes era tránsito soportable se convirtió en un laberinto sin salida.

El diseño vial es tan deficiente que ni los conductores más pacientes pueden escapar de su trampa. Cada mañana, medio día o tarde, los automovilistas enfrentan una fila inmóvil que avanza por inercia. No hay sincronización semafórica, los retornos son confusos, las salidas están mal señalizadas —encima colocan toneles con cuerdas— y los pasos subterráneos se convirtieron en un túnel hacia la frustración. Lo paradójico es que se construyeron para resolver un problema que no existía con esta magnitud.

A este desastre urbano se suma un elemento más grave, la zona es el principal acceso a tres hospitales privados y al Camip del IGSS. Cada minuto de congestión puede costar una vida. En hora pico, una ambulancia queda atrapada entre una marea de vehículos que no pueden avanzar ni retroceder. La circunvalación del Campo de Marte, que debería funcionar como ruta alterna, es hoy una línea de autos detenidos y bocinas impotentes.

El caos se multiplica con el uso de la Explanada 5 para conciertos y eventos masivos. Cada fin de semana, las calles que rodean la Guardia de Honor quedan completamente bloqueadas por vallas, buses y asistentes. La Municipalidad, en lugar de prever la saturación, autorizó actividades que agravan la parálisis vehicular y convierten una zona hospitalaria en una trampa de cemento. Es la mezcla perfecta entre improvisación y negligencia.

No se trata solo de un problema de tráfico; es el síntoma de una planificación que prioriza la apariencia sobre la funcionalidad. Se invierten millones en obras que generan titulares, pero no soluciones. El urbanismo capitalino parece diseñado desde el escritorio y no desde el volante. Nadie midió el flujo real de vehículos, ni consideró la topografía, ni la urgencia de rutas médicas. Se construyó por construir.

Mientras tanto, los ciudadanos pagan el costo de una ingeniería fallida. El tiempo perdido, el combustible desperdiciado, el estrés diario y el riesgo para pacientes en emergencia son la factura invisible de un error monumental. La ciudad no necesita más pasos a desnivel diseñados sin criterio; necesita planificación y una autoridad que entienda que el progreso no se mide por el concreto vertido, sino por la vida que fluye sobre él.

Aún es tiempo de corregir el rumbo. No todo está perdido si la Municipalidad asume con seriedad el rediseño vial de esa área. Tu Muni puede y debe replantear la ruta, rediseñar los accesos y ordenar el tránsito con visión técnica, no política. Urge revisar los accesos, optimizar la señalización y prohibir eventos que colapsen el tránsito. Una capital moderna no se mide por los túneles que inaugura, sino por la capacidad de reconocer sus errores y transformarlos en verdaderas soluciones para la gente.