Víctimas de la inacción

Víctimas de la inacción

La ONU es una organización obsoleta que debe reformarse o desaparecer. 
30/03/2025 00:01
Fuente: Prensa Libre 

Como lo mencioné en algunas columnas anteriores, la Unión Europea debe asumir una responsabilidad histórica al no materializar un cuerpo de defensa o un ejército europeo. Al contrario, se columpiaron de la Organización de Tratado del Atlántico Norte (Otán), liderada en cuanto a las finanzas así como en operaciones militares por los Estados Unidos. Las otras dos grandes potencias militares, y nucleares, de la Otán, Francia y Reino Unido, siempre han tenido visiones muy distintas sobre su participación en misiones de la Otán o en otras donde sus intereses no se alinean a los de Estados Unidos. Francia siempre analiza y luego sobreanaliza su rol en estas misiones, al contrario de Reino Unido, que no lo piensa dos veces y sigue como alero inseparable a Estados Unidos. Las diferencias, que son históricas, entre Reino Unido y Francia tendrán que solventarse pronto y superar la animadversión local que enfrentan los gobiernos tanto de Keir Starmer como de Emmanuel Macron.


Más grave aún es la inacción del resto de potencias industriales, económicas, comerciales y de cooperación en hacer poco y nada en reformar la estructura de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y, particularmente, su Consejo de Seguridad. Al día de hoy, algunas de las partes de la llamada organización paraguas son mucho más importantes que la organización en sí. Estas partes son sus organizaciones especializadas como el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, en inglés), la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, en inglés), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Organización Internacional para el Trabajo (OIT), que se mantienen trabajando y concientizando sobre problemáticas que aún no hemos superado desde el siglo XX y que, gracias al trabajo de estas, no han empeorado. Estas organizaciones especializadas dentro del sistema de Naciones Unidas cuentan, en su mayoría, con personal profesional, especializado y, lo más importante, comprometido con las causas por las existen.

La ONU es hoy víctima de la inacción de sus miembros.


Tristemente no podemos decir lo mismo y seguir ignorando al gran elefante en el cuarto, que es la ONU, como esa gran organización paraguas. Al contrario de las organizaciones especializadas, gran parte de su personal dejó de ser tecnócrata al servicio de las causas que vieron a dicha organización nacer en 1947, y hoy muchos son burócratas, cuya única voluntad es recibir su cheque y gozar de los lujos de grandes ciudades como Nueva York o Ginebra. Muchos de ellos o, peor aún, quienes representan a sus países ante dicha organización, siguen hablando y dándose golpes en el pecho sobre el trabajo fundamental de la misma a favor de la paz mundial. Sus palabras son versos que se pierden como “lágrimas en la lluvia”, de acuerdo a la famosa frase del androide Roy Batty en la película Blade Runner, de 1982. Así suenan los burócratas internacionales, como androides programados para defender algo que caducó hace varios años.


La ONU es hoy víctima de la inacción de sus miembros. Su Consejo de Seguridad está tomado por actores a quienes no les interesa la organización en sí y no ven razón para su existencia, más que para construir y deconstruir narrativas políticas sobre lo bueno y malo que nos rodea según la postura de quien tenga la palabra. Son versos, y muy malos, no hay acción, y por lo tanto sus resoluciones irónicamente no solucionan nada, sino lo agravan. Como decía el famoso dúo de música electrónica Faithless, “la inacción es un arma de destrucción masiva”.

¡Feliz Domingo!