Tarados por la desnutrición crónica

Tarados por la desnutrición crónica

Gobiernos vienen, gobiernos van, gobiernos pasan, pero este flagelo sigue igual.
26/02/2025 00:02
Fuente: Prensa Libre 

Gravísimo que, según registros oficiales, el año pasado, en Guatemala, la desnutrición infantil aguda cobró la vida de 83 niños. E igualmente deplorable es que la desnutrición infantil crónica esté presente en el 46% de los niños menores de 5 años, resultado de graves y sostenidas deficiencias nutricionales, lo que afecta de por vida a casi la mitad de la población.

Gobiernos vienen, gobiernos van, gobiernos pasan, pero este flagelo sigue igual.

El grado de desnutrición crónica que padece la niñez guatemalteca, según el Censo Nacional de Talla en Escolares, la deja marcada para el resto de su existencia, dado que los daños resultan irreversibles, evidenciados por tres tipos de taras: tara de talla, tara de peso y tara intelectual. Lo más preocupante es que no solo no alcanzan la estatura y el peso esperados conforme a su edad, sino muestran un desarrollo cognitivo reducido, afectando de una manera persistente y duradera su capacidad de aprender, recordar información y resolver problemas, dificultándoles encontrar trabajos mejor remunerados.

La desnutrición crónica en Guatemala es un problema multifacético, con determinantes socioambientales. Entre las principales causas se encuentran la pobreza, la falta de acceso a alimentos nutritivos, de agua potable y servicios de salud adecuados. Además, el bajo nivel educativo de las madres y el bajo peso al nacer son factores que contribuyen a profundizar el problema.

Gobiernos vienen, gobiernos van, gobiernos pasan, pero este flagelo sigue igual. Cada nuevo gobierno plantea, con bombos y platillos, un nuevo programa para cambiar la situación. El corredor seco, tanto norte como del litoral sur, exige una atención urgente y permanente.

Hace años, cuando fui congresista, con otros representantes creamos el Frente Parlamentario contra el Hambre, comprometiéndose con el Maga, la Sesán, el Mides y el Conasán en revertir esta vergonzosa realidad. El 25 abril de 2024, hace casi un año, este Frente se reunió con el presidente Arévalo, quien destacó la unión de esfuerzos entre el Gobierno y el Congreso en relación con el tema.

Entre rimbombantes nombres, alguna vez fue llamada la iniciativa de la “Ventana de los mil días”; ahora, en el gobierno actual, le llaman “Mano a mano”, en el marco del Gabinete Específico de Desarrollo Social (Geds) y el Conasán, a cargo de la vicepresidenta Herrera, la que ha confiado el liderazgo y el éxito de la nueva iniciativa al ministro de Desarrollo Social, Abelardo Pinto, y a Mireya Palmieri, encargada de la Sesán.

Pero no es suficiente solo con la acción gubernamental. La desnutrición es consecuencia de condiciones económicas y sociales de familias sumidas en la pobreza. La solución pasa por la inversión, generadora de oportunidades de empleos y de ingresos, en las regiones en donde se concentra el hambre y prevalece la precariedad laboral y la ausencia de oportunidades de desarrollo.

Sin inversión nacional y extranjera no pueden generarse nuevos empleos; sin infraestructura social y productiva, sin seguridad jurídica, personal, justicia y respeto a los contratos no habrá inversión; sin atender la desnutrición, salud y educación no habrá guatemaltecos capaces de desempeñar nuevos puestos de trabajo. Y, como decían las abuelas: “el tiempo perdido, hasta los santos lo lloran”. No hay tiempo que perder.

Hasta ahora el desfogue de la población contra el hambre, la inseguridad y la falta de oportunidades fue migrar a los Estados Unidos de América, una conveniente válvula de escape que aplacó las presiones sociales en el territorio nacional, pero las nuevas condiciones migratorias en el país del norte pueden poner en riesgo la estabilidad social, política y económica del país.