Efectos de la falta de justicia

Efectos de la falta de justicia

El tema de la utilización de motocicletas por sicarios y/o ladrones es algo que preocupa seriamente a la ciudadanía, pues en medio de la enorme cantidad de personas que se movilizan en ese tipo de vehículos hay muchos que la usan para cometer crímenes que incrementan la sensación general de inseguridad. Ladrones y sicarios siempre […]

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12/05/2025 13:05
Fuente: La Hora 

El tema de la utilización de motocicletas por sicarios y/o ladrones es algo que preocupa seriamente a la ciudadanía, pues en medio de la enorme cantidad de personas que se movilizan en ese tipo de vehículos hay muchos que la usan para cometer crímenes que incrementan la sensación general de inseguridad. Ladrones y sicarios siempre han existido y seguirán existiendo, pero en la medida en que no dispongamos de todo un sistema de justicia que se ocupe de aplicar la ley rigurosamente a los que cometen ese tipo de crímenes seguirán dándose.

Desafortunadamente nuestro sistema de justicia fue destruido de manera absoluta por las mafias que se preocuparon por secuestrarlo para garantizarse impunidad, sin darse cuenta o sin dar importancia al efecto colateral que causa esa captura de todo el aparato que tiene que combatir la criminalidad. No disponemos de una eficiente policía con sistema de inteligencia que prevenga los asaltos o asesinatos, tampoco hay un órgano investigador que se ocupe de dar seguimiento a los delitos perpetrados y, para sellar con broche de oro el descalabro, no hay jueces a los que importe lo que está ocurriendo porque la mayoría de ellos fueron puestos allí simplemente para garantizar que los ladrones del dinero del Estado no recibirán nunca castigo.

Es preocupante ver el efecto que esa captura del sistema de justicia tiene en la vida diaria, porque un país que no puede implementar la ley efectivamente -porque sus operadores de justicia fueron puestos para hacerse los locos ante el crimen-, no tiene salida y se le vuelve imposible ofrecer seguridad a los ciudadanos. Si vemos los resultados de investigaciones sobre crímenes cometidos por delincuentes que utilizan motocicletas para perpetrar sus delitos tenemos que reconocer que no hay ningún esfuerzo serio por hacer algo para contener esa ola de criminalidad.

Tales agobios constantes para el ciudadano que se siente indefenso, pues acá los únicos que tienen una gran coraza son los saqueadores de los fondos públicos. Eso fue la causa de esa rebelión silenciosa que se produjo en las elecciones del 2023 cuando se dio el voto a un candidato que parecía ajeno a los vicios del modelo político. Lamentablemente el poder de las mafias es tan grande y tan extenso que no era fácil emprender una ruta distinta y, de ajuste, tampoco ha existido una frontal decisión de las autoridades electas para dar un serio viraje que nos permita salir del atolladero.

No es sólo que la policía no se ocupe de la prevención o que el Ministerio Público no investigue como es su deber. En realidad es el descalabro de todo el sistema de justicia lo que termina siendo un aliciente para que los criminales se sientan alentados para operar sin ningún temor.