Soñar y lograr

Soñar y lograr

Estos Juegos Centroamericanos invitan a celebrar lo que nos integra y no lo que nos separa.

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25/10/2025 23:02
Fuente: Prensa Libre 

Guatemala sueña y realiza en grande a través del brillante desempeño de sus atletas en los XII Juegos Centroamericanos, aún en curso, quienes nos han dejado una estela victoriosa, que sigue creciendo: 271 medallas hasta ahora, de las cuales 121 son de oro, 89 de plata y 61, de bronce. Más allá de los números, verdaderamente alentadores, en esta cita regional, lo más trascendental e inspirador es lo que hay detrás de esas preseas: esfuerzo, constancia y amor al país.


Cabe recordar que esta es la cuarta vez que Guatemala es sede de estas justas regionales, que se comenzaron a celebrar en 1973. La anterior edición de los Juegos Centroamericanos desarrolla en la Tierra del Quetzal fue en el 2001. Con toda seguridad, el desafío logístico ha sido mayor, debido a la participación de más disciplinas: 42, en total. Las competencias se han desarrollado sin contratiempos, aunque ello no excluye la necesidad de mejoras organizacionales para una próxima ocasión. Por ejemplo, la falta del Estadio Nacional Doroteo Guamuch, a causa de lamentables rezagos en su remozamiento.


En todo caso, el papel estelar lo tienen los deportistas provenientes de todos los países hermanos del Istmo: porque este es un encuentro de sana competitividad a través de la nobleza del deporte de alto desempeño. Naciones como Costa Rica y El Salvador han tenido también notorios logros en el medallero, y eso debe ser un acicate local para la mejora continua. La actividad competitiva prosigue hasta el 30 de octubre, pero, desde ya, el aplauso es para todos los protagonistas: no solo quienes se han alzado con el triunfo o han impuesto nuevas marcas, sino para mujeres y hombres que madrugan para acudir a sus entrenos, que vencen el cansancio para una práctica más, que le ponen el alma en cada especialidad al azul y blanco.


Se puede afirmar que hay una pequeña Guatemala detrás de cada deportista nacional: entrenadores, padres, familias, amigos, vecinos, comunidades que se emocionan para recibir a sus competidores. Ese oro, esa plata, ese bronce conllevan un suspiro de fe, una oración de esperanza y muchísimas horas de dedicación, a menudo por encima de adversidades económicas.


La fiesta deportiva ofrece un espacio de equidad en el cual triunfa quien más se esfuerza, quien más se exige y quien se rige por resultados, no por discursos ni excusas. Esa es la gran lección del deporte por encima de la política o de la burocracia: vive de logros, y no de regodeos retóricos. Precisamente por eso, el deporte es un canal de integración: porque los atletas rivalizan en las pistas, pero al cruzar la meta, al conocerse los punteos y logros, se abrazan y felicitan con respeto, con admiración, con fraternidad.


El espíritu olímpico no es derrotar al otro, sino superar las propias barreras mentales o físicas. Esa es la gran riqueza de promover el deporte de alto desempeño en Guatemala, y por ello se necesita invertir más en instalaciones de calidad en los cuatro puntos cardinales. Todavía existen niños y jóvenes con potencial de alguna disciplina atlética pero sin un lugar donde descubrir su don. Estos Juegos Centroamericanos invitan a celebrar lo que nos integra y no lo que nos separa. También llaman a seguir soñando y realizando en grande, porque no hay meta más lejana que la que no se traza.