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El pulso diplomático entre EE. UU. y Cuba
Las relaciones controversiales entre EE. UU. y Cuba no son nuevas, se remontan al proceso independentista cubano.
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Tras el colapso y la desintegración, en 1991, de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), auspiciadora de la expansión ideológica y política del comunismo revolucionario en la Guerra Fría (1947-1991), a la República de Cuba, declarada oficialmente comunista en 1961, al quedarse huérfana de sus patrocinadores socialistas, se le aplicó con la aprobación de leyes del Congreso de los EE. UU., en 1992, en un momento de alta vulnerabilidad, un embargo comercial, económico y financiero más estricto, con inusitadas características extraterritoriales, con el propósito abierto de también hacer colapsar a ese régimen.
Guatemala, bajo el principio de transparencia, debería explicar las razones de votar en la ONU a favor de Cuba.
Es precisamente a partir de 1992 en que cada año, durante la celebración de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el foro más representativo del mundo en el que hoy participan 193 países miembros, se somete ritualmente a discusión y a votación una resolución para exigir el levantamiento del embargo a Cuba. Los EE. UU., miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU con el derecho al uso del veto, no ha logrado convencer a la mayoría de los países miembros de la conveniencia de esas medidas extraterritoriales.
Las relaciones controversiales entre EE. UU. y Cuba no son nuevas, se remontan al proceso independentista cubano (1895-1898) de finales del siglo XIX, en que la última colonia española en nuestro continente, en un momento crítico en su lucha por su independencia, se convierte en un campo de confrontación militar de gran impacto geopolítico entre la potencia emergente de los EE. UU. y el imperio decadente del reino de España tras una explosión letal en el barco de guerra estadounidense Maine, anclado en la bahía de La Habana, Cuba, en un sabotaje atribuido a las fuerzas españolas.
El Imperio español, al verse derrotado militarmente en un lapso corto, cede sin mayores reparos a los EE. UU. las colonias de Cuba y de Puerto Rico, en el Caribe, así como las colonias de Filipinas y de Guam en el Océano Pacífico, consolidando de esta forma su proceso de expansión regional que se complementará posteriormente con la construcción del Canal de Panamá como vía de conexión marítima, permitiendo una mayor presencia e influencia en el Asia.
La República de Cuba se constituye en 1902 bajo la égida de los EE. UU., concediéndole derechos a través de la conocida Enmienda Platt, incluyendo la intervención militar, el control de las relaciones exteriores y el arrendamiento del territorio de lo que es hoy la Bahía de Guantánamo, como base naval de EE. UU.
Los antecedentes históricos de esta relación bilateral, que son sumamente controversiales, este año tomaron relevancia al discutirse el 29 de octubre nuevamente en la ONU la resolución del levantamiento del embargo, en un contexto en que la influencia cubana americana en la política exterior de los EE. UU. está en su apogeo y el extraordinario despliegue militar en la zona del mar Caribe frente a las costas de Venezuela.
En un renovado pulso diplomático entre EE. UU. y Cuba, la votación fue de 165 votos a favor de la resolución promovida por Cuba, incluido el voto de Guatemala, siete votos en contra incluyendo a Argentina y a Paraguay, 12 abstenciones en las que están Costa Rica y Ecuador y ocho países que no se presentaron a votar, entre los cuales están República Dominicana y El Salvador.
El Gobierno de la República, a través de la Cancillería, debería, bajo el principio de transparencia, explicar el voto a favor de esta resolución y las razones de no abstenerse, como lo hizo Costa Rica, la democracia más sólida de Centroamérica.