Agravamiento de un conflicto interminable

Agravamiento de un conflicto interminable

Se requiere de verdaderos estadistas para detener el desenfreno.

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Resumen Automático

23/07/2025 00:02
Fuente: Prensa Libre 

El 5 de marzo pasado, en este mismo espacio, les compartí mi opinión sobre las expectativas de lograr la paz en Ucrania, manifestando que, aunque los principios del sistema de Naciones Unidas que han regido las relaciones internacionales desde la Segunda Guerra Mundial están de capa caída, mantenemos la esperanza de que este y otros conflictos se resuelvan por medios pacíficos, de conformidad al derecho internacional y no mediante la guerra que solo trae consigo lamentación, destrucción y muerte.

Se requiere de verdaderos estadistas para detener el desenfreno.

Casi cinco meses después, la promesa de paz en Ucrania que el presidente Trump, estando en campaña electoral ofrecía detener en menos de 48 horas mediante un par de llamadas telefónicas, ha terminado siendo un fiasco para los amantes de la paz y detractores de la guerra. Eventos más recientes han venido agravando el conflicto con los riesgos de un preocupante escalamiento y una mayor participación de otros países.

En el plano militar, constante es el avance y ataques de Rusia sobre el territorio ucraniano, mientras Ucrania todavía ha podido sorprendernos al dar más de algún golpe detrás de las líneas rusas. Pero sin el apoyo occidental, es muy difícil que Ucrania pueda seguir sosteniéndose frente a los embates del “oso ruso”.

A pesar de los aparentes esfuerzos del presidente Trump por conseguir un alto al fuego y avanzar en las conversaciones entre Rusia y Ucrania, vemos que la situación se ha tornado más compleja. Recientemente, el mandatario estadounidense le dio a Rusia un ultimátum de 50 días para ponerse de acuerdo con Ucrania, al mismo tiempo que renueva su apoyo al presidente Zelenski. Somos testigos de una guerra de desgaste, no solo en el frente militar sino también en lo económico, social y de opinión pública, tanto en uno como en otro bando.

Ucrania depende de Europa y de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), mientras los países europeos dependen de los EUA. El compromiso de Europa de incrementar sus gastos militares hasta el 5% del Producto Interno Bruto (PIB), está acompañado de que los países europeos compren y paguen a EUA por nuevo armamento, equipos y municiones para trasladarlos al frente de batalla en Ucrania, como ya lo han venido haciendo Alemania, Reino Unido, entre otros.

Formalmente, EUA no entra en guerra directa contra Rusia, sino a través de Europa logra que Ucrania siga resistiendo agónicamente a la invasión rusa. Un negocio redondo para la industria militar estadounidense, pero un incentivo perverso para que la guerra se prolongue.

Al mismo tiempo, Europa impone el decimoctavo paquete de sanciones económicas contra Rusia, en un esfuerzo para seguir arrinconándola. Además de declaraciones y actitudes cada vez más beligerantes de los países europeos, lo realmente serio es que conforme Rusia gana terreno en Ucrania, los aliados están más dispuestos a involucrarse directamente en la guerra, provocando que el presidente Putin pudiera reaccionar con un uso desmesurado o insensato del gran poder que posee (incluyendo el nuclear), que ha reservado hasta ahora, atacando a los países de la OTAN.

Lo preocupante es que, si no se llega a un arreglo en el corto plazo, todo apunta al alargamiento del conflicto, aumentándose el riesgo latente de pasar del estado de tensión actual al rompimiento de hostilidades directas en el resto del espacio europeo, llevándonos a la locura de una hecatombe global.

Se requiere de verdaderos estadistas para detener el desenfreno guerrerista que pareciera impregnar a los liderazgos europeos. Pero lamentablemente solo avivan el conflicto.