Remesas de migrantes marcan la historia

Remesas de migrantes marcan la historia

Los pululantes politiqueros suelen elogiar a los connacionales, pero es pura verborragia barata.

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11/11/2025 00:05
Fuente: Prensa Libre 

Los migrantes guatemaltecos marcan un nuevo máximo histórico en el envío de remesas. En octubre de 2025 enviaron al país US$2 mil 390 millones, cifra que supera en US$389 millones a lo recibido en el mismo mes de 2024 y que en 10 meses acumula US$21 mil 358 millones, según registros del Banco de Guatemala. Con ello se superan los US$19 mil 804 millones registrados en todo 2023, y muy probablemente rebasarán en noviembre el monto de total de 2024. Este crecimiento sostenido y tan robusto del principal pilar de ingreso de divisas del país, que fortalece la economía, contrasta con la vulnerabilidad que afrontan miles de connacionales indocumentados en Estados Unidos.

Esta paradoja hace aún más visible, e incluso heroica, la capacidad de resiliencia, el aplomo y la abnegación de los connacionales que siguen saliendo a trabajar, pese a las intimidantes prácticas de agentes federales enmascarados y sin identificación, incluso en ciudades santuario. En efecto, los migrantes llegan a aportar su fuerza laboral, capacidades y dedicación para sumarse a la productividad estadounidense, pagan impuestos y mantienen en inmensa mayoría una conducta correcta y proactiva. Los guatemaltecos en general son un talento humano muy valorado en EE. UU., por su dedicación y espíritu de trabajo.

Detrás de esta actitud se encuentra la razón por la cual estos connacionales se arriesgaron a cruzar fronteras: sacar adelante a sus seres queridos en Guatemala. Fueron a buscar lejos las oportunidades que no hallaron en su suelo a causa de la pobreza, el azote delictivo y el subdesarrollo local. Esos US$200 que en promedio envían cada mes a

cónyuge, padres o hijos se multiplican masivamente y contribuyen a sufragar gastos del hogar, educación e impulsar pequeños negocios.

Existen tres teorías que analizan el impacto de las remesas, una de las cuales las aborda como factor de desarrollo económico. Ese flujo de recursos constituye un catalizador de crecimiento y reducción de la pobreza. Fortalece el poder adquisitivo de las familias. Permite cubrir necesidades básicas y mejorar la vivienda, y estimula el comercio local, con lo cual favorece el empleo: todo a partir de vínculos afectivos refrendados con apoyo económico. Pero no se debe perder de vista el alto costo de estos dólares: separación, melancolía de la distancia, angustia ante la persecución actual, desprotección y hasta cierta displicencia de las autoridades locales.

La trágica muerte de la compatriota Florinda Ríos, originaria de Cabricán, Quetzaltenango, expone los riesgos acarreados por la estadía en un país ajeno. El dueño de una casa le disparó a través de la puerta cuando ella trataba de ingresar para efectuar labores de limpieza. Supuestamente estaba tratando de quitar llave en la casa equivocada, pero aún no queda claro. Su esposo fue testigo de su deceso. Ella era madre de cuatro hijos, tenía grandes sueños, trabajaba con ahínco y ahora volverá al país en un ataúd.

Los pululantes politiqueros suelen elogiar a los connacionales, pero es pura verborragia barata, porque a la larga ningún partido político ha ayudado a mejorar la participación política de los guatemaltecos en el extranjero. Algunos oportunistas se colocan en esa palestra y después se olvidan de defender los intereses del “departamento 23”, como suele llamarse metafóricamente a la comunidad de tres millones de habitantes en los 50 estados de la Unión Americana. Las remesas son pilar económico, pero no se sabe por cuánto tiempo. Mientras tanto, es necesario construir productividad e institucionalidad —esa misma que la politiquería carcome—, para que no regresen a un sitio peor del que salieron.