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Se tatuó el “666” y cambió su vida: familia de radiólogo asesinado habla del vínculo con el atacante
En una entrevista con Prensa Libre, David Calderón González, hermano del radiólogo asesinado en Mazatenango, dio a conocer el nombre del presunto criminal , su historia y el vínculo que lo ligaba con su familia.
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El viernes 22 de agosto ocurrió un ataque armado en una clínica privada de Mazatenango, Suchitepéquez, que dejó como saldo al radiólogo César Rubén Calderón, de 42 años, y al guardia de seguridad Deyser Cabrera, de 27, fallecidos a consecuencia de los disparos perpetrados por un hombre que, aparentemente, era extrabajador del lugar y presunto familiar de Calderón.
Previo al ataque en la clínica, también se reporto que una mujer identificada como Enriqueta Escobar de 70 años, también fue asesinada en su residencia ubicada en el cantón Santa Cristina, zona 2 de la localidad, aparentemente por el mismo atacante.
Prensa Libre obtuvo una entrevista con David Calderón González, hermano del radiólogo asesinado, quien brindó detalles sobre la relación que el atacante tenía con su hermano y con su familia.
Según el hermano de la víctima, el presunto responsable del crimen es Abner Emanuel Castillo Calderón. Aclara que Castillo no era familiar directo, sino que fue criado por su abuela desde que tenía un año, luego de que su madre biológica lo abandonara. Calderón afirma que Castillo fue integrado como uno más dentro de su familia y creció junto a él y su hermano. Sin embargo, con el paso del tiempo comenzó a mostrar cambios en su conducta que generaron dudas entre los integrantes de la familia.
“La relación inició cuando Abner tenía apenas un año: su madre, en busca de alguien que lo cuidara mientras trabajaba, lo dejó bajo el cuidado de mi abuelita, Josefina González. Desde entonces, la familia lo crio como uno más de sus integrantes”, afirma Calderón.
También comenta que durante tres años lo cuidaron de forma permanente, hasta que la madre biológica se fue a vivir a Tijuana, México. Fue entonces cuando Abner desapareció de sus vidas por casi dos décadas. En el 2018 reapareció en la vida de la familia, siendo recibido con afecto por la abuela y sus “primos adoptivos”, quienes lo recordaban como un niño noble y cariñoso, asegura.
Vida y oportunidades
Tras su regreso a Guatemala, Abner fue apoyado directamente por su hermano César, quien le consiguió empleo en una clínica local, primero en un turno y luego en otro adicional. Esto le permitió tener ingresos estables durante tres años, comprar un terreno, adquirir un vehículo y construir una casa propia, lo que representaba el cumplimiento de sus metas personales.
Además, asegura que Abner perdió hace algunos años a una hija recién nacida y que actualmente mantenía una relación sentimental; su pareja está embarazada.
Problemas y señales de alerta
Aunque las cosas parecían ir bien para Abner, había aspectos que preocupaban a la familia, asegura David. “Consumía drogas y fue reprendido en su trabajo; tuvo que renunciar”, relata. También indica que su comportamiento se volvió errático y adoptó otras conductas que alarmaron a todos.
“Fue cuando se tatuó el número ‘666’; eso es un pacto con el diablo, pues ya están entregando sus almas para ser protegidos por él, pero tienen que hacer algo ellos, entonces ese es el detalle”, afirma David, quien además asegura que con esto Abner había asumido un compromiso oscuro que requería “actos violentos”.
Otro hecho que les causó dudas sobre Castillo fue que salió de Tijuana bajo circunstancias poco claras, insinuando que algo grave había ocurrido allá, ya que “no tenía sentido abandonar la estabilidad laboral y social de esa ciudad sin una razón poderosa”.
El ataque y las víctimas
Sobre el ataque ocurrido el viernes 22 de agosto, David Calderón asegura que, según cámaras de seguridad de vecinos y algunos testigos, Abner primero buscó a su hermano para atacarlo entrando a su vivienda, pero no lo encontró. David cree que, de haber estado en casa, habría asesinado también a su cuñada embarazada y a su sobrino.
Posteriormente, Abner se dirigió a la casa de doña Enriqueta Escobar, una vecina que lo había apoyado, pero lo expulsó al notar su comportamiento extraño y consumo de drogas. Posiblemente esos fueron los motivos por los cuales la mató, afirma David Calderón.
Tras ese crimen, se dirigió al lugar de trabajo de César Calderón, donde lo mató junto a parte de su equipo. Según el relato de David, las cámaras de seguridad y los testigos confirmaron el recorrido del atacante antes y durante los hechos.
Rechazo de la familia
David Calderón indicó que no creen que Abner sobreviva a sus heridas y enfrente la justicia. “Según tenemos entendido, él todavía sigue vivo en el intensivo del hospital”, refirió.
David insiste en que el responsable del ataque fue un “malagradecido” que los traicionó, pese a todo el apoyo recibido. También asegura que su hermano no tenía vínculos con actividades ilícitas ni problemas personales, y que su memoria debe preservarse limpia.
La tragedia, dijo, refleja cómo las drogas y las malas decisiones destruyeron la vida de Abner y segaron la de quienes más lo ayudaron.