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El maquinista, un especialista que sigue vigente
El maquinista es un trabajador especializado en la conducción de locomotoras y la secuencia de vagones que ella arrastra. Ese trabajo no es fácil, puesto que implica aprender a guiar con seguridad y sin sobresaltos una masa que puede tener un peso de 10 a 100 toneladas. Impulsada por el mecanismo diésel eléctrico, la locomotora […]
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El maquinista es un trabajador especializado en la conducción de locomotoras y la secuencia de vagones que ella arrastra. Ese trabajo no es fácil, puesto que implica aprender a guiar con seguridad y sin sobresaltos una masa que puede tener un peso de 10 a 100 toneladas.
Impulsada por el mecanismo diésel eléctrico, la locomotora puede ejercer una tracción de 34 mil kilogramos y desarrollar una velocidad de 130 kilómetros por hora, con una potencia de 2500 caballos.
“El conductor debe conocer su máquina y la ruta por la que conduce el tren”, dice el maquinista Mario Roberto Morales Carías. “Tiene que conocer las curvas y las rectas, pero sobre todo los ascensos y los descensos. En las bajadas, la carga es abrumadora. Si el maquinista carece de la pericia necesaria, puede perder el control del tren y causar una catástrofe. La responsabilidad que pesa sobre los hombros del conductor es muy grande”, añade el entrevistado.
Las primeras locomotoras eran impulsadas por vapor. El primer tren que funcionó en Guatemala se puso en marcha el 20 de junio de 1880. El viaje inaugural se realizó entre Puerto San José y la ciudad de Escuintla. Así comenzó a convertirse en realidad el proyecto del presidente Justo Rufino Barrios.
En el Museo del Ferrocarril, que funciona como entidad del Ministerio de Comunicaciones de Guatemala, una placa da testimonio de la fecha citada, que es la referencia para la celebración del Día del Ferrocarrilero, que se conmemora hoy.
El museo conserva cuidadosamente componentes del sistema ferrocarrilero, que fue la esencia del transporte terrestre, antes de que se desarrollara el sistema de carreteras.
El primer tramo ferrocarrilero se extendió hasta llegar a la ciudad de Guatemala, en 1884.
“El 19 de julio, la primera locomotora sobresaltó a los capitalinos con su silbato”, narra el historiador Chester Lloyd Jones. “La línea fue abierta oficialmente el 15 de septiembre, día del cumpleaños del gobernante”, cita.

En 1930 comenzó a funcionar el Ferrocarril de Los Altos, el más avanzado de la época. La fuerza motriz de las locomotoras y de los vagones era la electricidad, producida por la Hidroeléctrica de Santa María.
Después vinieron al país transportes más poderosos, que conjugaban un motor a base de petróleo con otro eléctrico. Las nuevas máquinas transformaban en trabajo útil el 25 por ciento de la energía, mientras que la locomotora de vapor rendía solamente el 7 por ciento.
Morales Carías es uno de los maquinistas que aprendieron a manejar esas locomotoras, que pesan varias toneladas y pueden mover una larga secuencia de vagones.
“Ingresé a la empresa de ferrocarriles en 1975, cuando tenía 19 años de edad”, cuenta Morales. “En 1990, con un grupo de 7 maquinistas, viajé a México para completar nuestra formación. Allí nos extendieron el título de maquinista de caminos. Así me especialicé en locomotoras diésel eléctricas”.
El entrevistado confía en que el proyecto de reactivar el tren, como medio de transporte urbano, se lleve a la práctica. Considera que eso atenuaría los problemas generados por el congestionamiento en la capital. Mientras tanto, una vez a la semana enciende las locomotoras, para impedir que la inactividad las deteriore.
Actualmente, hay en funcionamiento un tren que hace recorridos turísticos entre la estación central, en la zona 1 de la ciudad, y la estación de La Ermita, en la zona 6. El maestro Morales Carías es quien conduce la locomotora.