Habrá afinidad entre mis libros y mi persona

Habrá afinidad entre mis libros y mi persona

Los libros deberían ser parte de nuestra etapa formativa y acompañarnos toda la vida.

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27/09/2025 00:04
Fuente: Prensa Libre 

“Los libros no están hechos para servir de adorno: sin embargo, nada hay que embellezca tanto el interior de un lugar”. Harriet Beecher Stowe

Cuando se piensa en la afinidad es porque se entiende que no solo es algo que se acepta, sino que se disfruta al punto que los demás llegan a asociar. Y el caso de los libros no es una excepción.

Nuestros libros seguramente reflejarán algo de nuestros intereses y, además, de nuestro recorrido.

Probablemente, a muchos nos ha pasado estar en un negocio viendo libros, y uno de ellos llama la atención y lo primero que la mente hace es asociarlo a algún conocido pensando: este libro le encantaría a mi amigo. Incluso, podemos adquirirlo y, en el momento que se entrega, el rostro en su reflejo afirma lo que habíamos pensado al ver el libro.

Lamentablemente, en nuestra sociedad moderna, existen casos en los que los libros están decorando una sala. Al ser escritos y publicados, nunca fue el objetivo de lucir, sino todo lo contrario, enriquecer la mente y la vida de aquellos que habrían de leer sin importar cómo se verían en un determinado lugar.

Por lo anterior, cada uno de nosotros, aparte de la personalidad y carácter que tenemos, mucho de lo que hemos llegado a ser se lo debemos a los libros que estuvimos leyendo, los cuales, aparte de darnos un tiempo agradable, han hecho un aporte definitivo en nuestro modo de ser.

Muchos de los que nos escuchan cuando estamos en una conversación, probablemente, cuando describimos o ilustramos algo, perciben de alguna manera que eso es producto de lo que en un momento leímos e hizo tal impacto que llegó a ser parte de nosotros.

Esta razón debe ser fundamental cuando estamos guiando a jóvenes y adolescentes a la lectura, que lo hagamos de tal modo que sea tan enriquecedor que impacte el resto de sus vidas.

Seguramente, por razones de trabajo, se nos asignó un libro para que nos capacitáramos en el puesto, lo cual cumplimos con leer el libro.

Pero, al llegar al final de él, tuvimos que admitir que fue mucho más que un compromiso cumplido, pues este hizo la tarea formativa en nosotros en algunos detalles concretos, cambiando tal vez la panorámica de lo que teníamos en mente por hacer.

El hábito de la lectura, lejos de ser una imposición, debe ser un contagio o una estimulación con frases motivadoras que a uno lo inviten a leer.

No ayudan frases como: “Este libro te va a ayudar”. Mucho más favorable sería: “Sugiero que leas tal libro que, de alguna manera, podrá orientarte en lo que tanto te gusta”.

El hábito de la lectura es semejante al hábito que tenemos en la comida. Una buena parte de ella es formativa, y la otra habrá de ser correctiva para evitar daños innecesarios.

Seguramente, en algún momento comenzamos a leer un libro que dejamos a medias porque percibimos que no nos ayudaba, y el tiempo invertido no se justificaba. Caso contrario, hay libros que leímos más de una vez, disfrutándolos como si fueran la primera vez que lo hacíamos, por el deleite que nos generaba.

Es bueno tener presente la realidad indudable de que quienes regalan un libro son muy semejante a los que plantan un árbol. Es un punto inicial del que difícilmente podemos medir el alcance y el provecho que ese regalo puede hacer. Sin lugar a dudas, si se ha de regalar o leer un libro, se debe conocer bien a quien se lo estamos regalando.

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