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Déjalo morir, total solo es un guatemalteco más…
Jorge es un joven sano, de escasos recursos, sin educación, sin apellido importante, sin influencias políticas, sin importancia para el gobierno de turno. Él se gana la vida de lo que pueda, se encontraba trabajando de albañil y súbitamente se precipita de un tercer nivel, consecuencia de ello pierde la consciencia y se fractura varios […]
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Jorge es un joven sano, de escasos recursos, sin educación, sin apellido importante, sin influencias políticas, sin importancia para el gobierno de turno. Él se gana la vida de lo que pueda, se encontraba trabajando de albañil y súbitamente se precipita de un tercer nivel, consecuencia de ello pierde la consciencia y se fractura varios huesos. Es llevado a un hospital regional y pasa más de un día en el mismo. Debido a su condición grave es trasladado en un pick-up “ambulancia”, sin personal médico, sin monitoreo, sin medicación. Para quien crea en los milagros esto podría nombrarse así: llegar vivo en una carretera averiada, en condición de salud gravísima, sin médico que lo cuide. Algo hay de propósito para que Jorge llegara vivo, ahora hay esperanza, ha llegado al centro hospitalario más grande del País: el hospital San Juan de Dios.
Sin embargo, la situación no cambió mucho. Jorge necesitaba ser atendido de inmediato en una unidad de cuidados intensivos, con neuromonitoreo, con alta tecnología para que el daño a sus neuronas se limite. Lamentablemente nada de esto hay en este hospital, lejos de acceder a una unidad de cuidados intensivos es atendido en una emergencia totalmente colapsada, con hacinamiento, con falta de medicina, sin monitores, en una camilla simple, esperando su turno para que le cuelguen una solución salina ya que el enfermero de turno tiene 90 tareas más y no puede atender con la celeridad que éste y otros pacientes necesitan.
Han pasado 13 días y Jorge sigue esperando por una cama en Intensivo, el daño neuronal consecuencia del trauma y la lenta atención y falta de insumos ha sido ya permanente, nunca logró despertar. Ahora una infección de pulmón acecha su vida, el personal médico ha cambiado 3 veces la terapia antibiótica, ya que unos días hay un tipo de antibiótico y otras solo de otros, lo que ha favorecido el crecimiento de bacterias salvajes y resistentes.
El día 16 Jorge fallece a consecuencia de la infección severa pulmonar y su deteriorado estado general. En condiciones ideales hubiera tenido otro desenlace, con una atención inmediata y de buena calidad.
Este relato se repite día a día en Guatemala, y los usuarios del sistema de salud viven el calvario de la decadencia, el abandono y la falta de atención al derecho a la salud. A nadie le importa, ni a los gobernantes, ni a los legisladores, ni al mismo pueblo. Solo en la familia duele la situación y sufre en carne propia este injusto sistema de salud. Por más de 50 años el guatemalteco ha sufrido esta penosa situación de un sistema de salud cruel que enfermó mentalmente a todos los habitantes de la nación, que ya consideran normal este abandono y que le roben el derecho a la atención de salud sin expresar ninguna molestia.
En el momento que escribo este relato cientos de guatemaltecos enfermos esperan por tener una cama en este hospital hacinado y abandonado, los que lograron ingresar ya no sufren afuera, pero sufren adentro el mismo abandono. Los procedimientos de diagnósticos y quirúrgicos deben esperar largas horas y hasta días, lo que hace que la enfermedad y muerte avancen inclementemente. Basta con visitar cualquier sitio del hospital para darse cuenta de la debacle, por doquier hay necesidades imperantes, suciedad, colapso, hacinamiento, dolor y muerte.
La respuesta de este gobierno a este desastre de sistema ha sido la indiferencia, la lentitud y la inoperancia. La urgente necesidad de atender la crisis de salud pública está lejos de resolverse, sin voluntad política, sin planes y sin interés tendremos más de lo mismo: la consigna de este y una decena de gobiernos es: déjelo morir, total solo es un guatemalteco más.
Todavía este gobierno tiene oportunidad de hacer algo por los enfermos, debe de declarar estado de calamidad en la red hospitalaria, tratar de rescatar los hospitales y planificar el crecimiento del desnutrido sistema, la oportunidad existe, la necesidad apremia y la obligación del Estado y sus gobernantes es inexcusable.