La influencia de Natalia Górriz, exalumna del Instituto Belén y pionera de la educación guatemalteca

La influencia de Natalia Górriz, exalumna del Instituto Belén y pionera de la educación guatemalteca

Natalia Górriz viuda de Morales fue una investigadora y líder a nivel educativo, sus aportes siguen vigentes y se convirtieron en bases de la evolución educativa en Guatemala. Su caminar comenzó en el Instituto Normal Central para Señoritas Belén.

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23/06/2025 15:28
Fuente: Prensa Libre 

Expertos en el tema aseguran que la guatemalteca Natalia Górriz viuda de Morales poseía una inteligencia singular, era reconocida por sus investigaciones asiduas y su sola presencia inspiraba comentarios de admiración. La exalumnaInstituto Normal Central para Señoritas Belén esa época la educadora representaba al Ministerio de Educación Pública que estaba dirigido por Antonio Villacorta en el gobierno del dictador Manuel Estrada Cabrera.

Se graduó de maestra de instrucción primaria en el Instituto Nacional Central de Señoritas Belén (1884), y en el mismo establecimiento obtuvo el título de Bachiller en Ciencias y Letras (1885).

Su título de maestra lo recibió de manos de Justo Rufino Barrios. El periódico La Gaceta en 1934 publicó un artículo que recordaba este momento al cumplirse las bodas de oro de su graduación, además de mencionar a otras docentes destacadas que se graduaron en ese mismo año.

Fue fundadora del Colegio Internacional de primera y segunda enseñanza para niñas y señoritas, e inspectora de escuelas normales y secundarias. Autora de textos pedagógicos, didácticos y novela; miembro de la Association for Childhood Education y de la National Education Association, de Estados Unidos.

En París ingresó en el Consejo Internacional de Mujeres. Miembro activo de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala —hoy Academia— y Socia Correspondiente de la Real Sociedad Geográfica de Madrid. Trabajó durante tres años en la redacción del diario La República, donde escribía bajo el pseudónimo de Noel.

“Cuando la formación de maestras especializadas en nivel parvulario se inició formalmente en Guatemala el 28 de junio de 1928, su primer plan de estudios incluía Fundamentos del Método Parvulario, psicología del niño, música, dibujo, trabajo manual y juegos educativos. Formó parte de aquellos primeros catedráticos que sirvieron gratuitamente”, se describe.

El 15 de abril de 1929 fue nombrada directora de la Escuela Normal de Maestras para Párvulos. A causa de su mala salud, renunció en 1937.

Su amor por la educación parvulario le llevó a reflexionar y escribir acerca de esta etapa en la niñez. En 1933, en la Revista de Educación hizo énfasis en que en países más adelantados el ideal de las naciones tiende a educar a sus hijos y ha surgido como el proyecto más generoso la implantación de las escuelas de párvulos, bajo una nueva orientación: “la de las tendencias de la escuela activa, en cuanto que hace que el niño actúe por sí mismo”.

En 1935, el periódico “La Gaceta” publicó un artículo por los 50 años de graduadas de tres maestras guatemaltecas: María Reyna de Fuentes, Natalia Górriz de Morales y Concha Anleu de Susbiell, quienes habían recibido su título de manos de Justo Rufino Barrios. En la nota se incluyen otros nombres y la brillante carrera de Górriz de Morales. (Foto Prensa Libre: cortesía Bienvenido Argueta)

La educadora también menciona el método Montessori y los constantes ejercicios y estímulos que se presentan metódicamente para que el niño construya una mentalidad positiva. “En la cultura sensorial hay que dejar que el alumno haga sus observaciones por sí mismo para que verifique su autoeducación. La maestra observa, estudia y dirige al escolar presentándole ocasiones de actuar, pero no interviene directamente en el trabajo del niño. La enseñanza debe ser coeducativa para desenvolver en ellos el espíritu de cariño, de fraternidad y de ayuda a los más pequeños, a los débiles y a los recién llegados”, decía entonces.

No hay momento más angustioso
para un niño que aquel en que
comprende la injusticia y pierde la
fe en el maestro o en sus padres,
porque su alma se apega en un
infinito dolor. No hay que apagar
jamás en el alma del niño ni la
confianza porque entonces lo
desalentamos y el desaliento
deprime las facultades del niño,
anulándolas. Su vida ha de ser
cultivada en un ambiente de
tranquilidad, pureza y alegría.
Natalia Górriz, en su libro “El amigo de los niños” (1925)


Una vida de trabajo y reconocimiento

En la investigación El pensamiento pedagógico de Natalia Górriz, publicado por Bienvenido Argueta, graduado en Filosofía por la Universidad de San Carlos de Guatemala y con una especialización en Educación por la Universidad de Ohio, EE.UU., el autor recrea un momento que pudo ser de los más importantes para la connotada docente.

“(…) uno de los eventos más memorables en la vida de Natalia fue su encuentro con la premio Nobel de Literatura y gran pedagoga Gabriela Mistral. Górriz describe lo extraordinarias que fueron sus conferencias en la escuela de aplicación de la escuela de párvulos donde ella se desempeñaba como directora. Pero particularmente describe algunos pasajes de sus conversaciones en el viaje que hicieron conjuntamente a Antigua Guatemala”, dice Argueta.

“Ella era un talento extraordinario, constantemente salía en las revistas… era una pedagoga que se actualizaba constantemente e introduce textos básicos que van vinculados a los niños en las primeras edades… la ciencia en educación ha ido cambiando, pero hay principios básicos que se sostienen como la relevancia cada vez mayor que tienen los estudios de educación inicial y resultan ser más fundamentales de lo que en algún momento se pensó y ella lo sabía”, agrega Argueta en una entrevista.

“Participó de igual a igual con muchos talentos masculinos de la época”, comenta. El investigador describe que es indudable que los escritos sobre los aportes de la mujer en el siglo XIX son la expresión de la conciencia de Górriz sobre un feminismo que deja de ser un discurso de los hombres, como fue el caso de los desarrollos de Felipe Estrada Paniagua o de Rafael Spínola. Górriz afirma en uno de los artículos que escribió en La República que “la mujer hispanoaméricana se distingue por la exquisita sensibilidad de sus afectos… generosa y entusiasta, siempre se le ve defender las nobles causas, simpatizar con los que caminan en pos de un ideal y estar al lado de los que sufren”. En este sentido, adquiere una conciencia del proceso evolutivo de la mujer en el marco histórico y de la inserción de las centroamericanas como parte del desarrollo político, social y literario.

Imagen de Natalia Górriz viuda de Morales, de 46 años, publicada en el Libro Azul del gobierno de Manuel Estrada Cabrera, en 1915. (Foto Prensa Libre: Academia de Geografía e Historia)

Una familia pequeña

Aunque su familia consistía en un círculo pequeño, a nivel educativo estuvo rodeada de decenas de estudiantes y también fue formadora de maestras, con una familia educativa numerosa.

Se casó en 1893 con el coronel Próspero Morales (1856-1898), secretario de la Guerra en el gobierno de José María Reina Barrios y candidato a la presidencia en las elecciones de 1898, ultimado ese mismo año. Su postura se situaba en contra de Manuel Estrada Cabrera. Tuvieron una hija llamada Natalia Morales Górriz.

Más de su desarrollo

En 2017, el académico de número de la Academia de Geografía e Historia, Edgar Mendoza, presentó un ensayo llamadoNatalia Górriz vda. de Morales: mujer pionera en la enseñanza de la geografía en Guatemala: Su manual de geografía de 1904. Publicado en los Anales de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala, XCII 2017.

Fue la única mujer que escribió, en el período antes citado, un manual de geografía llamado Compendio de Geografía descriptiva, editado en Tegucigalpa, Honduras, en 1904. “El manual es una geografía universal, una obra que obtuvo la medalla de oro en la exposición de Guatemala y su autora, el honroso nombramiento de Socia Correspondiente en la Real Sociedad de Geografía de Madrid…”, expone Mendoza. En esa ocasión el periódico El Liberal, de Madrid, publicó una nota en la que expresaba su admiración por la educadora centroamericana.

El académico añade que Górriz vivió durante algún tiempo en Nueva York, Estados Unidos. Ingresó a la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala el 6 de julio de 1924 con su trabajo Las orquídeas y las tradiciones indígenas, publicado en el Tomo 1, de los Anales de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala.


En esta fotografía de la Academia de Geografía e Historia aparecen, en 1923, tres figuras femeninas. La primera es Natalia Morales (hija de Górriz viuda de Morales); la segunda, Lilly de Jongh Osborne, y la tercera, Natalia Górriz de Morales, miembros de esta organización. (Foto Prensa Libre: Foto: Carlos A. Villacorta/cortesía Academia de Geografía e Historia)

En su discurso manifiestó: “Sean mis primeras palabras las que expresen a la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala mi agradecimiento por contarme entre sus socios. Es para mí muy honroso pertenecer a esta culta sociedad, cuyos propósitos son de halagadores ideales de trabajo y de labor patriótica. Os ruego vuestra benevolencia para aceptar este pequeño trabajo sobre las orquídeas, silvestres plantas de nuestros bosques, que desearía llevara en él el perfume de esas hermosas flores, junto con mi expresivo saludo”.

En torno a su investigación destacó que los k´iche´ tenían una flor sagrada llamada Xochinacaztli, que semeja la forma de una oreja y “era de dulce perfume y de un color purpurino, flor a la que atribuían peregrinas virtudes; hacen mención de ella Dunal, Mociño y otros autores; esta flor es la Cymbopetalum penduliflorum”.

Destacaba que los médicos entre los mayas eran un grupo perteneciente a la casta sacerdotal y curaban las enfermedades por medio de sustancias extraídas de las plantas, de las cuales tenían gran conocimiento. “Pueblos que vivían en contacto con la naturaleza tenían que amarla y así vemos que en sus leyendas se refería a los árboles y a las plantas, indicando que el maíz, que era por excelencia la sustancia alimenticia para ellos, sirvió al Creador para formar al hombre”, indicó.

Entre sus conclusiones describía, “para sentir en toda su plenitud la impresión cautivadora que esas flores ofrecen, hay que contemplarlas en las selvas tropicales, en los troncos de los árboles milenarios donde aparecen bajo la luz del sol tamizadada por el espeso follaje de las ramas… estas flores tienen en verdad algo de pájaros y de mariposas, una individualidad característica, si así pudiera decirse, que no solo impresiona los sentidos con la elegancia de sus formas, la belleza y el colorido de sus pétalos”.

Una de las investigaciones de Natalia Górriz fue acerca de las orquídeas. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Su paso por esta institución le llevó a integrar su junta directiva en 1927-1928. Mendoza reconoce que entre sus actividades académicas en la Sociedad de Geografía e Historia se encuentra un discurso que a su criterio tiene un realce importante en la participación femenina dentro de la entidad, y consiste en la sesión extraordinaria celebrada en 1930, con motivo de conferirle el título de Socia Honoraria a Rosa Filatti, la primera mujer extranjera a quien se otorgó esta distinción. Filatti, de nacionalidad mexicana, acababa de regresar de estudiar un doctorado en Geografía.

Adiós a una grande

Su deceso, el 20 de octubre de 1941, a los 75 años, fue dado a conocer en periódicos de la época que destacaron la vida de la maestra y educadora.

El Imparcial le dedicó las siguientes frases: El Imparcial que siempre contó a la gran educadora guatemalteca entre sus más adictos simpatizantes, le tributa ahora, a su memoria, el más profundo homenaje de admiración que lleva a su honorable familia sincera ratificación de cordiales afectos”.

Durante varios años se publicaron reseñas o invitaciones a misas para para conmemorar la fecha de su fallecimiento.

En Honduras, en noviembre de 1941, El cronista de Tegucigalpa publicó una reseña de su trayectoria, amena charla, múltiples intereses y generosidad. El 9 de noviembre de 1942, la mesa redonda de mujeres panamericanas en San José, Costa Rica, organizó una asamblea fúnebre para honrar su memoria.

En la revista Educación de marzo de 1943 salió un artículo de Nora B. Thompson de las “apreciaciones de una profesora y escritora norteamericana sobre una gran educadora”.

Libros escritos por Natalia Gorriz de Morales quien fue una maestra guatemalteca quien tras graduarse de profesora en el Instituto Belén en 1884, desarrolló una intensa labor en beneficio de las docentes guatemaltecas Fotografía Erick Avila 08/05/2024

“En un país donde las asociaciones de mujeres no existen, siempre era escogida por los jefes internacionales reconocidas para fundar en Guatemala las secciones de las federaciones mundiales y continentales, pues ella no era solo una personalidad reconocida en el mundo educativo, sino también fue la organizadora de otras diversas actividades. Tuvo tiempo para escribir artículos en los periódicos y fue autora de seis libros durante el tiempo en que se ocupó en dirigir las organizaciones como maestra e internacionalista y no temo equivocarme al decir que doña Natalia Górriz viuda de Morales fue la mujer guatemalteca más conspicua en los albores del siglo XX”, escribió Thompson.

En ese escrito en el que recibió ayuda de la hija de la recién fallecida, también comentó que de noviembre de 1917 a febrero de 1918 estuvo de vacaciones en Nueva Orléans. En esos meses sucedieron dos terribles terremotos en Guatemala, así que a su regreso estuvo cooperando con la Cruz Roja Norteamericana para ayudar a los damnificados.

A la fecha dos escuelas llevan su nombre, una en la ciudad de Guatemala y la otra en Izabal. En 1943 se fundó la Escuela Nacional de Párvulos Natalia Górriz vda. de Morales hoy Escuelas Oficiales de Párvulos No. 9, en Puerto Barrios, Izabal. En la capital, en 1948 el gobierno de Juan José Arévalo inauguró la Escuela Tipo Federación para párvulos o Jardín de niños en la zona 5, La Palmita, con el nombre de la educadora.

“Una joven de 15 años vestida de azul pálido, una figura gentil, una cara bella, ni tímida ni vanidosa, cosechando aplausos aun antes que comenzara a hablar —más tarde— una mujer de espíritu sereno, de gran capacidad mental, confiada siempre en que el resultado de todo lo que emprendía sería un éxito. una personalidad muy superior, una mujer extraordinaria, la cual no solo perteneció a su patria —Guatemala—, sino a todo el hemisferio occidental”, escribió Máximo Soto Hall, escritor y diplomático guatemalteco.

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