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¿Qué provocó el choque de un buque mexicano contra el puente de Brooklyn en Nueva York?
Un día después de que un velero mexicano estrellara sus mástiles contra la parte inferior del puente de Brooklyn, empezaron a surgir nuevos detalles sobre el mortal accidente.
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El domingo, mientras el maltrecho Cuauhtémoc, un buque de 91 metros de eslora, permanecía atracado en el muelle 36 de Manhattan, seguía sin saberse a ciencia cierta qué falló en el accidente en el que murieron dos tripulantes.
“Por no decir algo peor, tras recibir toda la información sobre el accidente de anoche en el puente de Brooklyn, una cosa está muy clara: hay muchas más preguntas que respuestas sobre cómo se produjo el accidente y si se podría haber evitado”, dijo el senador Chuck Schumer durante una conferencia de prensa el domingo.
Mientras la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte y las autoridades mexicanas iniciaban una investigación exhaustiva sobre el choque, entre esas preguntas figuraban cuáles fueron los “problemas mecánicos” que, según las autoridades, hicieron que el Cuauhtémoc se desviara enormemente de su ruta y chocara contra el puente, y qué papel desempeñó en el incidente un remolcador que aparecía en videos y fotografías del incidente del sábado por la noche.
Las autoridades mexicanas identificaron el domingo a las dos víctimas del choque. América Yamileth Sánchez Hernández, de 20 años y natural del estado de Veracruz, fue nombrada en una publicación en las redes sociales por la gobernadora del estado, Rocío Nahle, quien envió el pésame a su familia.
“Veracruz está con ustedes”, escribió Nahle.
La segunda víctima fue Adal Jair Maldonado Marcos, de 23 años, según Raúl Rangel González, alcalde de San Mateo del Mar, localidad costera del estado de Oaxaca de donde era originario Maldonado Marcos.
Al menos otras 22 personas resultaron heridas en el choque, 11 de ellas en estado crítico y nueve en estado estable, dijo la Marina de México en un comunicado.
El accidente se produjo después de que el barco abandonara el muelle 17 de Manhattan, justo debajo del puente de Brooklyn. Debía dirigirse hacia el sur y salir del puerto de Nueva York, con una parada en el muelle de Brooklyn para repostar antes de dirigirse a Islandia.
En lugar de ello, hacia las 20.30 horas, el Cuauhtémoc se dirigió en dirección equivocada, por debajo del puente de Brooklyn, por donde no había la intención de navegar, según un portavoz de la oficina de gestión de emergencias de la ciudad.
McAllister Towing, empresa de remolque, atraque y transporte marítimo con sede en Nueva York, dijo el domingo que uno de sus barcos “ayudó al Cuauhtémoc cuando salía del muelle 17”.
Después de que el barco entrara en contacto con el puente, “nuestra tripulación prestó asistencia adicional y avisó rápidamente a las autoridades competentes”, dijo la empresa en un comunicado.
“Aunque la causa del incidente sigue siendo objeto de investigación, McAllister Towing está cooperando plenamente con las autoridades pertinentes y seguirá apoyando el proceso de revisión según sea necesario”, continuaba el comunicado.
Pero Schumer describió el papel del remolcador de forma diferente, al decir: “El barco no utilizó la ayuda de un remolcador. El barro que aparece ampliamente en los videos publicados estaba respondiendo después del hecho, no ayudando antes. Normalmente, muy a menudo, hay un remolcador antes para ayudarlos a salir, especialmente en un velero”.
El domingo por la mañana, tras el accidente, el majestuoso barco, con su casco ribeteado de verde y sus mástiles dorados de casi 50 metros de altura, permanecía en el muelle 36 del East River, con una brisa firme meciendo sus mástiles inutilizados.
Poco antes de las 10 a. m., un grupo de marineros heridos, entre ellos un hombre con un brazo en cabestrillo y otro con la cabeza vendada con gasas blancas, salieron de la parte trasera de una furgoneta blanca de transporte para embarcar de nuevo. Se transportaron cajas de suministros, como agua y jugo, al barco, donde al parecer permanecían muchas de las 277 personas que inicialmente estaban a bordo.
Los transeúntes intentaban ver el barco desde detrás de las barricadas policiales. A lo largo del día, un flujo constante de visitantes, en su mayoría migrantes mexicanos residentes en Nueva York, llegaron para presentar sus respetos, y algunos dejaron flores a la entrada del muelle.
Roque Anaya, de 42 años, había viajado con su familia desde Rhode Island a Nueva York el viernes para ver el barco del que había aprendido en la escuela cuando era niño en Hidalgo, México. Había subido a bordo para hacer un recorrido, había sacado fotos con su familia y había hablado con los marineros que hacían el viaje.
“Ahora mismo me pasan muchas cosas por la cabeza: ¿Se quedará aquí, volverá a México?”, dijo Anaya. “Tendrán que arreglarlo”.
La familia Anaya había regresado el domingo al lugar del accidente para comprobar el estado de la nave.
“Es un poco desgarrador”, dijo Jessica Anaya, su hija, mientras contenía las lágrimas.
El domingo por la noche, un pequeño grupo celebró una vigilia en el muelle, depositando ramos de flores en el suelo, encendiendo cirios y colgando un rosario y una pequeña imagen de una Virgen María en una valla. La organizadora de la vigilia, Maria Mejia, dijo que la comunidad mexicoestadounidense local estaba “destrozada” porque el accidente había transformado la visita del barco de una celebración en una tragedia.
“Estábamos llenos de amor, llenos de orgullo”, dijo Mejía. “No podíamos creerlo”.
El comandante de la Marina de México, almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, dijo en un comunicado el domingo que los cadetes ilesos continuarían su entrenamiento y que la investigación sobre el accidente se llevaría a cabo “con total transparencia y responsabilidad”.
“Sabemos que cada pierna de navegación conlleva riesgos inherentes a nuestra vocación marinera”, dijo el almirante Morales Ángeles.
Un funcionario de la Marina de México que habló bajo condición de anonimato por no estar autorizado a conceder entrevistas dijo que el Cuauhtémoc se sometería a un proceso de inspección y que no se determinaría el destino del barco hasta que se dispusiera de un informe técnico.
La Marina de México dijo en un comunicado que el Cuauhtémoc había zarpado el 6 de abril de Acapulco en una misión con el objetivo de “exaltar el espíritu marinero, fortalecer la educación naval y llevar el mensaje de paz y buena voluntad del pueblo mexicano a los mares y puertos del mundo”.
El buque tenía previsto pasar 254 días haciendo escalas en Nueva York; Kingston, Jamaica; La Habana; Reikiavik, Islandia; Aberdeen, Escocia; Avilés, España; Bridgetown, Barbados; y Londres.
El barco —una barca de casco de acero y tres mástiles— se construyó en Bilbao, España, en 1981 y fue adquirido por el gobierno mexicano al año siguiente para utilizarlo como buque escuela en su Heroica Escuela Naval Militar. El año pasado ganó el Trofeo Boston Teapot, un premio internacional anual que se concede al buque escuela de vela que recorre la mayor distancia en cinco días.
En su conferencia de prensa del domingo, Schumer se preguntó en voz alta si los recortes y la congelación de las contrataciones iniciados por el gobierno de Donald Trump en la Guardia Costera habían desempeñado algún papel en el incidente del sábado. Comparó las operaciones de control de las vías navegables de la Guardia Costera con las tareas de control del tráfico aéreo de la Administración Federal de Aviación.
“Sabemos que ha habido intromisión del gobierno de Trump en la dotación de personal de la Guardia Costera”, dijo, “y ahora necesitamos saber cómo esta intromisión puede haber influido en los sucesos de anoche desde el punto de vista del mando, la comunicación y la coordinación local”.
Al final de la tarde del domingo, decenas de personas vestidas de civil habían empezado a sacar del barco mochilas, bolsas de lona y otros equipajes. Más tarde, más de cien miembros de la tripulación desembarcaron con su equipaje y subieron a furgonetas que les esperaban.
El portavoz de la oficina de gestión de emergencias dijo que el barco permanecería de momento en el muelle 36, pero que se estaba formulando un plan para trasladarlo a un astillero cercano. A los miembros de la tripulación que estaban dejando el barco se les proporcionaría un servicio de autobús urbano al aeropuerto Kennedy con escolta policial, dijo el portavoz.
Rodolfo Hernández, tío de Sánchez Hernández, dijo a los periodistas el domingo que su sobrina había enviado fotos en las que aparecía en Central Park el día anterior al accidente.
“Estaba contentísima, que ya se iba a ir a Islandia”, dijo. Cuando llegó la noticia de su muerte, añadió, se desplomaron, “no teníamos fuerzas para soportarlo”.
Una de sus amigas, Naysin Tejeda, publicó fotos y un recuerdo de la cadete en Facebook el domingo por la mañana.
“Mi niña preciosa, anoche deseábamos que fuera mentira y nos duele en el corazón que ya no estarás en este mundo. Te fuiste haciendo lo que más amabas”, decía la publicación. “Estamos orgullosos de que llegaras donde querías, de que conocieras NY”.