Asturias describe al amor como especie de llama y llamado

Asturias describe al amor como especie de llama y llamado

Ciudad de Guatemala, 22 sep (AGN).- ¿Por qué no cantarle al amor? ¿Por qué no cantarle a esa misteriosa llama? Estas preguntas de seguro rondaron en la mente de Miguel Ángel Asturias. Y es que El Gran Lengua le escribe también a uno de los sentimientos más controvertidos del hombre, sobre todo el amor carnal […]
22/09/2024 06:00
Fuente: AGN 

Ciudad de Guatemala, 22 sep (AGN).- ¿Por qué no cantarle al amor? ¿Por qué no cantarle a esa misteriosa llama? Estas preguntas de seguro rondaron en la mente de Miguel Ángel Asturias.

Y es que El Gran Lengua le escribe también a uno de los sentimientos más controvertidos del hombre, sobre todo el amor carnal o erótico. Aunque no fue el primero en escribirle, los versos de Asturias saben a deseo, cadenas de voluntad y recreo.

En este Año de Miguel Ángel Asturias (2024-25) recordamos parte del legado de este insigne escritor guatemalteco que nace en las postrimerías del siglo XIX y cabalga sobre buena parte del siglo XX.

En el poema El amor, Asturias pone al descubierto ese sentimiento que empuja a los hombres a sentimientos prohibidos.

A través de sus palabras, el ganador del Premio Nobel de Literatura 1967 nos hace recordar que somo frágiles ante el amor humano. De los labios del escritor brotan metáforas como el pétalo de rosa, por la suavidad y el perfume. Aromas como el álamo y colores como el azul, utilizado para connotar la melancolía.

Como en la mayoría de autores que escribieron y escriben sobre el amor, también Asturias desvela el lado prohibido de este sentimiento. Así, magistralmente lo compara con el fruto prohibido y con la abeja que recoge el polen y por hacerlo puede viajar a cientos de flores.

Polen prohibido, en palabras del Gran Moyas, pero también calor de hogar y de esposa. Es decir, es el canto a un amor que empuja, atrae o calcina; el lamento de un amor que quema y huele a traición, o el amor de hogar en el dulce regazo de una esposa.

Es el amor de Mulata de tal y El espejo de Lida Sal. Es como un espejismo.

El amor

¡Ah, suave afán, cabal e inútil pena,
clima de una piel tibia como un trino,
en secreto misterio la cadena
forjando está con sólo ser divino!
Astral tonicidad de sus recreos,
preciosa soledad de sus combates,
en linterna de alarma sus deseos
quemando está de campos a penates.
Eternidad de pétalo de rosa,
silencio azul de álamo que aroma,
manjar de sombra con calor de esposa,
fruto prohibido que en el polen yerra,
tejiendo está con alas de paloma,
el vestido de novia de la Tierra.
Pero en amar también está el dar. Dar a manos llenas. Es el otro enfoque de Asturias, en su poema Caudal. Acá no es un amor que hiere, mata o entretiene. No es el amor erótico que sabe a fruto prohibido.
En Caudal, Asturias nos retrata como seres llamados a la entrega, a dar todo de nosotros.
Es una especie de apología bíblica, donde no hay medida, donde la única medida del amor es amar sin medida.

Caudal

Dar es amor,

dar prodigiosamente,

por cada gota de agua

devolver un torrente.

Fuimos hechos así,

hechos para botar

semillas en el surco

y estrellas en el mar,

y ¡ay! del que no agote,

Señor, su provisión

y al regresar te diga

¡Como alforja vacía

está mi corazón!

Dos piezas literarias del gran Asturias que reflejan el conocimiento profundo de los sentimientos humanos. Porque si en El amor se muestra al hombre como criatura frágil, en Caudal se le manifiesta como un sembrador, un ser hecho con los demás y para los demás.

¿Y qué mejor que escribir sobre el amor, el más controversial y difícil de comprender?

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