La terapia ha formado parte de la rutina semanal de Katerina Kelly desde la escuela primaria, cuando un profesor sugirió este tipo de consulta para la niña de 8 años.

En ese momento, el autismo de Katerina afectaba su capacidad para gestionar el tiempo, tomar decisiones y socializar. Y durante muchos años, el terapeuta parecía ser útil. Pero, cuando ingresó a la universidad, las cosas cambiaron.

“Siempre salía de la terapia sintiéndome peor que al principio, o insensible”, dijo Kelly, de 29 años, quien vive en Natick, Massachusetts, y utiliza los pronombres elle/elles.

Las habilidades que el terapeuta de Kelly le había enseñado en la infancia no se traducían tan bien ahora que era mayor. En otras palabras, se había estancado: la terapia y el terapeuta no estaban produciendo los resultados deseados.

El estancamiento terapéutico puede resultar desalentador, pero no tiene por qué poner fin a tu búsqueda de una mejor salud mental. Hemos consultado a psicólogos sobre cómo identificar si se ha llegado a un punto de estancamiento y qué hacer al respecto.

¿Qué es exactamente un estancamiento terapéutico?

Jameca Woody Cooper, presidenta de la Asociación Psicológica de Misuri, explicó que, si se ha llegado a un punto muerto, puede parecer que las sesiones de terapia se han vuelto inútiles o estancadas.

Puede que estés emocionalmente desconectado de tu terapeuta o que confíes menos en su plan. Quizá te sientas incómodo y tenso durante las sesiones, o hayas empezado a temer las citas o a faltar a ellas, añadió Woody Cooper.

El estancamiento puede manifestarse como “un aumento de la irritabilidad durante la sesión o una sensación de incomprensión”, señaló.

Hay muchas razones por las que puede producirse un estancamiento, según los expertos:

• Has avanzado todo lo que puedes en terapia en este momento
• Te convendría un terapeuta o enfoque distinto
• Necesitas un nuevo objetivo terapéutico
• No necesitas sesiones con tanta frecuencia como antes
• Tus expectativas no están alineadas con las de tu terapeuta
• No estás preparado para explorar un trauma del pasado o un tema difícil

Kelly había experimentado algunos de estos bloqueos en su relación con el terapeuta de su infancia.

“Cuando intentaba plantear cosas nuevas, me decía que podríamos trabajar en ello en la próxima sesión, pero eso nunca llegaba a producirse”, expresó. “Llegué a un punto en el que empecé a sentirme muy mal”.

Así que Kelly comenzó a buscar un nuevo terapeuta. Tardó más de seis meses, pero encontró a alguien que aceptaba su seguro y se adaptaba mejor.

Si te sientes estancado, lo ideal es que tu terapeuta también lo perciba, afirmó Regine Galanti, terapeuta de Long Island especializada en el tratamiento de la ansiedad con terapia de exposición.

“Cuando mantengo las mismas conversaciones durante más de dos semanas seguidas, mis alarmas comienzan a sonar”, afirmó.

Añadió que entonces es momento de reevaluar los objetivos terapéuticos del paciente.

¿Qué puedes hacer ante un estancamiento?

No te precipites a dejar la terapia tras una o dos sesiones improductivas, aconsejan los especialistas.

“Desafortunadamente, no es infrecuente que, de vez en cuando, una sesión de terapia parezca un fracaso”, dijo Alayna Park, profesora adjunta de Psicología de la Universidad de Oregón.

Pero si después de tres o cuatro sesiones sientes que no has aprendido nuevas habilidades de afrontamiento o que no has comprendido mejor tu problema, entonces es momento de hablar, ya sea durante la sesión o por correo electrónico.

Park sugiere algunas formas de iniciar la conversación: “Tengo la sensación de que mi progreso se ha estancado”, “Me gustaría pasar a aprender nuevas o diferentes habilidades de afrontamiento”, o simplemente: “Tengo la sensación de que estoy en un estancamiento terapéutico”.

También es valioso preguntar al terapeuta cuántas sesiones podrían ser necesarias, cómo debería ser el progreso y cómo lo mide, recomendó Bethany A. Teachman, profesora de Psicología y directora de Formación Clínica de la Universidad de Virginia.

Aunque a algunas personas les pueda incomodar expresar sus preocupaciones, un buen terapeuta no se molesta ni se enfada.

“Una buena terapia capacita a los pacientes” para hacer cosas difíciles, dijo Teachman.

¿Cómo saber si ha llegado el momento de tomarse un descanso?

Si ya hablaste con tu terapeuta sobre tus preocupaciones y nada ha cambiado, puedes considerar tomarte un descanso.

Apartarse puede ofrecer “un sentido de decisión y tiempo para evaluar si la relación terapéutica actual es la correcta”, comentó Woody Cooper.

Durante esta pausa, puedes tomarte tiempo para reflexionar sobre tus sentimientos y tu comportamiento, explorar distintos tipos de terapia o probar con otro terapeuta, añadió.

Annie Herzig, autora e ilustradora que vive en Fort Collins, Colorado, decidió dar un paso atrás luego de acudir a un nuevo terapeuta durante unos meses sin notar ninguna mejoría en su estado de ánimo.

Herzig, de 43 años, finalmente le envió un correo electrónico a su terapeuta para comunicarle que no estaba obteniendo lo que necesitaba de las sesiones.

Tomarse un tiempo fue útil: Herzig encontró a otro terapeuta con quien se ha tratado durante los últimos cuatro años.

“Al final me siento llena de energía”, comentó sobre sus sesiones. “Aunque llore a lágrima viva”.