El Centro del Encanto Keme, como es conocido el templo dedicado a la Santa Muerte, fue destruido en un acto de vandalismo que, según el Ministerio de Gobernación (Mingob), será objeto de investigación.

Durante la tarde del pasado 15 de septiembre en redes sociales se viralizaron imágenes donde se observaba la destrucción de los muros perimetrales del templo e, incluso, la figura de la Santa Muerte desarmada.

Según el titular de la cartera, Francisco Jiménez, cualquier situación de este estilo debe ser investigada, debido a la polémica que ha surgido en torno al templo en el municipio de Cantel, Quetzaltenango.

Polémico templo a la Santa Muerte en Quetzaltenango es destruido

«Es un tema que tiene que resolverse también en el esquema de la municipalidad y nosotros vamos a proceder de acuerdo a nuestras funciones (…) es una asociación legalmente constituida (…) pero eso no significa que puedan ellos tomar decisiones que dañen a otras personas.», expresó el funcionario en conferencia de prensa.

Según el medio quetzalteco La Voz de Xela, el Concejo Municipal de Cantel ordenará la demolición de la estructura en un plazo máximo de 20 días, período que dio inicio el pasado 13 de septiembre.

POLÉMICO ALTAR SURGIÓ EN 2024

La polémica se hizo visible a inicios de 2024, cuando vecinos de la comunidad manifestaron su rechazo al lugar, al considerar que la práctica era contraria a las tradiciones religiosas predominantes en el municipio.

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El conflicto escaló hasta llegar a los tribunales. El 8 de mayo de 2025, el Juzgado Primero de Primera Instancia Civil de Quetzaltenango otorgó un amparo a favor de los propietarios del Encanto del Keme, resolviendo que no se impidiera el acceso al inmueble y que se respetara su derecho a la libertad de culto.

Tras la decisión, la comuna de Cantel y sectores locales promovieron apelaciones y solicitaron la revisión del fallo, mientras continuaron las protestas en la zona.

Pese a ello, el centro religioso siguió funcionando y en agosto incluso instaló una imagen vinculada a su culto, lo que reavivó las críticas de parte de vecinos y colectivos religiosos tradicionales.