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Déficit de lluvia: julio deja hasta 28 días secos en algunas regiones del país
En algunas regiones del país el déficit de lluvia llegó al 70%, mientras que se registraron hasta 28 días secos, lo que afecta principalmente a los pequeños agricultores y los de subsistencia.
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Con un atraso en la llegada de las primeras lluvias en mayo, la temporada lluviosa ha sido irregular en el país durante el 2025. Si bien junio transcurrió con normalidad, en julio hubo un déficit significativo. En la mayoría del territorio nacional llovió entre 50% y 80% de lo registrado en otros años, pero hay zonas de la Franja Transversal del Norte donde solo cayó el 30% de lo esperado, según un reporte de la firma Agua Consulta.
El análisis indica que gran parte del país experimentó hasta 20 días sin lluvia en julio, y en algunas áreas el número ascendió a 25. En Camotán, Chiquimula, no llovió durante 22 días, y en el occidente de Huehuetenango fueron 28.
La perspectiva climática trimestral —para agosto, septiembre y octubre— del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) señala que el país se ha mantenido bajo condiciones neutras, con lo que el clima tiende a ser más estable, sin la influencia del fenómeno de El Niño o La Niña.
Walter Arnoldo Bardales Espinosa, analista de Agua Consulta, explica que durante julio es habitual que se registren períodos sin lluvia de 10 a 12 días; sin embargo, bajo condiciones neutras, resulta anormal que el período sobrepase los 20 días.
La canícula —tiempo en el que se reducen las lluvias— comenzó en la segunda quincena de julio, con pronóstico de finalizar el 10 de agosto. Se esperaba que las precipitaciones se regularizaran después de esa fecha, lo que no ha ocurrido.
Bardales señala que este año la canícula se extendió, lo que ha generado un déficit hídrico que afecta no solo al sector agrícola, sino también a las fuentes naturales de agua, e impacta en el embalse de las hidroeléctricas, como la de Chixoy, que opera con niveles mínimos.
Según el analista, este comportamiento en las precipitaciones está asociado con la variabilidad climática y con condiciones atmosféricas, en este caso, sistemas de alta presión más intensos de lo habitual, lo que provoca un incremento en la velocidad del viento e impide que se generen las condiciones necesarias para la lluvia. A ello se suma la migración del polvo del Sahara, que continúa.
Agrega que durante julio de este año disminuyó el paso de ondas del este sobre el territorio nacional y tampoco hubo tormentas que afectaran directamente al país, los principales sistemas que suelen dejar lluvias.
“Es un año atípico; la canícula fue más extensa, eso provocó esos déficits hídricos”.
Walter Arnoldo Bardales Espinosa, analista de Agua Consulta
En los mapas generados por Agua Consulta se observa la disminución de lluvia. Por ejemplo, en el histórico de precipitaciones en Petén, la caída oscila entre 175 y 270 milímetros, pero este año hubo un déficit significativo, con registros entre 120 y 175 milímetros.
El caso de Alta Verapaz es más drástico. En años anteriores, el nivel en algunas áreas oscilaba entre 270 y 500 milímetros de lluvia, pero en el 2025 el registro fue de entre 120 y 270 milímetros.
La disminución también fue significativa en Chiquimula, Jalapa, Quiché, Huehuetenango, Sacatepéquez, Sololá, Totonicapán y Guatemala, donde hubo entre 17 y 21 días consecutivos sin lluvia.
¿Qué se espera?
Bardales prevé que en agosto también haya déficit de lluvia y que la temporada se normalice en septiembre; sin embargo, esto no permitirá recuperar los niveles de años anteriores. “La cantidad de agua a nivel anual no será la misma”, afirma.
La perspectiva climática del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) es que las lluvias alcancen su punto máximo en septiembre y continúen en octubre, mes en el que se espera el paso de ondas del este por el país.
En regiones de la Bocacosta y del suroccidente, la temporada de lluvias podría extenderse hasta finales de octubre o inicios de noviembre, mientras que en el resto del territorio nacional las últimas precipitaciones de la época podrían presentarse entre el 15 y el 25 de octubre, según las condiciones atmosféricas.
También hay posibilidad de que los primeros frentes fríos se presenten en la segunda quincena de octubre.
Consecuencias
Alberto Cano, del Instituto de Investigación en Ciencias Naturales y Tecnología (Iarna), señala que la falta de lluvia registrada en julio tendrá efectos negativos en la agricultura, principalmente para los pequeños productores y de subsistencia.
Respecto de las siembras de maíz y frijol, indica que puede haber deficiencias en la generación de granos, lo que disminuiría el rendimiento de la cosecha. También podría haber una pérdida total de los cultivos para agricultores no tecnificados, sin sistemas de riego, que dependen exclusivamente de la lluvia y carecen de invernaderos para proteger sus siembras.
“Esto impacta en la seguridad alimentaria; además, puede haber una baja en la provisión de maíz y frijol, y un incremento en los precios por deficiencia en la oferta de estos granos”.
Alberto Cano, del Instituto de Investigación en Ciencias Naturales y Tecnología (Iarna)
También está en riesgo la producción de hortalizas como tomate, lechuga y chile pimiento, entre otras, que demandan grandes cantidades de agua. La falta de lluvias durante 20 días o más puede ocasionar la pérdida total del producto.
Aquellos productores con cierta capacidad para resembrar y con sistema de riego pueden sobrevivir a esta crisis por déficit de lluvia; quienes no lo tienen, dependen de que el ciclo lluvioso se reactive.
Este es un escenario que se repetirá con mayor frecuencia y forma parte de la variabilidad climática que afecta al país desde hace más de una década. Por ello, Cano recomienda implementar sistemas integrales de extensión agrícola, ampliar su cobertura para atender a la mayor cantidad posible de productores y fortalecer los sistemas de alerta temprana en apoyo a los agricultores.