TGW
Guatevision
DCA
Prensa Libre
Canal Antigua
La Hora
Sonora
Al Día
Emisoras Unidas
AGN

China y la Organización Mundial del Comercio
China ha pasado de ser una economía en transición a convertirse en la segunda potencia económica mundial.
Enlace generado
Resumen Automático
¿Es China un país en desarrollo? Desde su adhesión a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, China ha pasado de ser una economía en transición a convertirse en la segunda potencia económica mundial. Sin embargo, su autodeclaración como país en desarrollo dentro de la OMC continúa generando un intenso debate internacional. Numerosos países cuestionan la validez de este estatus y exigen una revisión del sistema que otorga privilegios comerciales a las naciones en desarrollo.
La OMC no impone criterios estrictos para clasificar a los países.
A diferencia de otros organismos multilaterales, la OMC no impone criterios estrictos para clasificar a los países. Cualquier miembro puede autodeclararse como “desarrollado o en desarrollo”. Al ser en desarrollo le da acceso a un conjunto de disposiciones especiales y diferenciales: plazos extendidos para implementar compromisos, trato preferencial en acceso a mercados y asistencia técnica, entre otros beneficios.
Esta flexibilidad ha sido históricamente útil para países con capacidades limitadas. Sin embargo, cuando economías con gran peso global, como China, se benefician de esas medidas, se generan desequilibrios percibidos por otros miembros del sistema.
En las últimas dos décadas, China ha experimentado un crecimiento sin precedentes. Es, actualmente, la segunda economía del mundo en términos de PIB nominal; es el mayor exportador global de bienes y también es un líder emergente en sectores como inteligencia artificial, energías renovables y telecomunicaciones.
Aunque su PIB per cápita sigue siendo inferior al de las economías avanzadas (alrededor de USD12.000 en 2023), muchos sostienen que esta métrica ya no basta para justificar un trato preferencial, dado su poder económico y comercial a escala global.
Países desarrollados como EE. UU., Canadá, Japón y miembros de la Unión Europea han manifestado preocupaciones crecientes sobre el estatus comercial de China, debido a críticas que se centran en competencia desleal; China compite directamente con economías avanzadas mientras goza de privilegios diseñados para naciones con menos recursos, empresas estatales subsidiadas, que distorsionan los mercados internacionales y la falta de reciprocidad, que exige a otros países abrir sus mercados, mientras que China mantiene protecciones estratégicas.
El gobierno chino defiende firmemente su estatus. Argumenta que, a pesar de su crecimiento económico, sigue enfrentando retos internos significativos; entre ellos destaca, amplias desigualdades regionales, un alto porcentaje de población rural aún en condiciones de pobreza relativa, como también fundamenta necesidades de desarrollo sostenible, tales como, salud, educación y medio ambiente. Desde esta perspectiva, renunciar al estatus de país en desarrollo implicaría aceptar obligaciones que, según China argumenta, aún no está en condiciones de cumplir plenamente.
El caso de China ilustra una tensión más amplia: la necesidad de actualizar el sistema multilateral de comercio. Muchos acuerdos de la OMC fueron diseñados en la década de 1990, bajo una distribución de poder económico global que ya no refleja la realidad actual. Algunos expertos proponen reemplazar la categoría binaria de “desarrollado” y “en desarrollo” por un sistema más matizado, basado en indicadores objetivos, compromisos sectoriales diferenciados y mecanismos de revisión periódica.