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La guerra se comprende si se analiza la cultura
La guerra sucede dentro de una cultura y ello explica el nivel de crueldad tanto para soldados como para inocentes.
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Guerra significa ausencia de paz, pero es una de las características negativas del ser humano, e irónicamente constituye una de las maneras de lograrla, aunque sea a costo de sangre y muerte. Es un tema con raíces filosóficas milenarias, base de las consideraciones legales y analíticas del mundo actual. Es parte entonces de la cultura, definida por Aristóteles como algo superior al desarrollo individual o social, cuyo objetivo son las virtudes morales para la vida feliz. Al ser parte del universo cultural, cuando se entra en conflicto bélico con quienes piensan o rezan distinto, es fundamental conocer la cultura de un país, de una raza, religión o sistema político, donde se pueden encontrar los motivos, aunque el actuar de los prosélitos sea irreflexivo o irracional.
La guerra sucede dentro de una cultura y ello explica el nivel de crueldad tanto para soldados como para inocentes.
La lucha Israel-Irán ocurre en un universo cultural complicadísimo. Entenderlo facilita el necesario apoyo personal a la necesaria lucha por detener la matanza de inocentes. El Medio Oriente es monoteísta e incluye al cristianismo, iniciado en Israel y centrado en Jesús por sus seguidores, ahora 2,700 millones, desde el siglo XVI divididos en católicos, ortodoxos, protestantes, evangélicos y a partir del siglo XIX por numerosos grupos de Estados Unidos, algunos fundamentalistas. Los musulmanes, fundados en el siglo VII por Mahoma, se dividen en chiitas y sunitas, protagonistas de sangrientas guerras históricas; son la segunda población del mundo, con 1,600 millones. Los iraníes son árabes y persas, pero los musulmanes de África de personas étnicamente negras.
La ausencia de conocimiento de la cultura real de las diferentes civilizaciones ha causado históricamente hechos muy negativos y además falsos, como es el caso de la Leyenda Negra contra España, iniciada por Inglaterra en tiempos de la reina Isabel I, hace medio milenio, o la falsa imagen de la cultura japonesa durante la guerra 1939-1945. Hoy en día, esa tarea incluye conocer las culturas judía y árabe, con su realidad histórica y actual. Parte de ese interés debe centrarse en conocer si ahora hay fanatismo e irracionalidad, sobre todo en el islam, y además en el cristianismo, también con grandísimos avances históricos, pero también con grandes errores cuya culpabilidad, muchas veces, se debe en parte al tiempo y también a líderes con esas dos malas características.
Winston Churchill, cuando el nazismo avanzaba a toda prisa, decidió en 1942 instalar una institución militar cuyo objetivo era prepararse para decidir cómo actuaría Inglaterra cuando derrotara a Hitler. Quedó en la Historia como una muestra de confianza aun cuando Londres era bombardeado día y noche en ese momento de la Segunda Guerra Mundial. Se puede aplicar ese pensamiento en esta etapa de guerra contra los fanáticos teócratas encabezados por Jomeini, con la diferencia de conocer la verdadera cultura musulmana, cuyo pasado incluye la intervención de los números por algo llamados arábigos, superiores a la forma de numeración de Roma. Por supuesto, es necesario además prepararse para la reacción de los ayatolás ante la actual presencia de China y de Rusia.
Uno de los temas de ese conocimiento mutuo de los valores cristianos, musulmanes y judíos, es lograr el papel de la mujer en el mundo occidental y compararlo con el señalado por el fanatismo del ayatolá Jomeini y continuado por el igualmente fanático Jamenei. No se logrará si este personaje continúa convirtiendo a la mujer en víctima del fanatismo ayatolesco. El cristianismo deberá luchar por mantener la separación natural de los sexos, no de considerarlo una decisión personal. Se acercarían los valores cristianos, judíos y musulmanes. Son temas difíciles, basados en comparar cómo actúan otras religiones, sobre todo asiáticas: budistas, sintoístas, por ejemplo. Aun no puede hacerse, pero sí se podrá intentarlo al cesar la actual e irracional matanza.