Literatura, tecnología e imaginación: la mirada de la escritora Irene Vallejo en tiempos de IA

Literatura, tecnología e imaginación: la mirada de la escritora Irene Vallejo en tiempos de IA

Considerada una de las voces más reconocidas de la literatura española contemporánea y una de las ensayistas más influyentes, Irene Vallejo habla sobre su visión de la lectura, los libros, la inteligencia artificial y su participación en Filgua 2025.

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02/07/2025 09:00
Fuente: Prensa Libre 

Una de las voces más reconocidas de la literatura española contemporánea y una de las ensayistas más influyentes de nuestro tiempo. Filóloga clásica, escritora y periodista, ha logrado tender puentes únicos entre el mundo académico y el público general a través de su obra más célebre, “El infinito en un junco” (2019), un ensayo sobre la historia del libro y la lectura que ha sido traducido a más de treinta idiomas y ha recibido numerosos premios internacionales.

Vallejo ha demostrado una capacidad excepcional para hacer accesible el conocimiento clásico y reflexionar sobre el papel de la literatura en nuestro tiempo. Su trabajo abarca desde la divulgación histórica hasta la crítica literaria, siempre con una perspectiva humanista que conecta el pasado con los desafíos del presente.

Vallejo visita Guatemala como invitada especial de la Feria Internacional del Libro en Guatemala (Filgua) 2025. Su participación incluye encuentros con docentes y estudiantes del sistema público, un circuito de bibliotecas y un conversatorio sobre su obra más célebre, El infinito en un junco, así como una conversación junto al novelista Santiago Posteguillo.

En esta entrevista, Vallejo reflexiona sobre el papel de la imaginación en un mundo atravesado por la inteligencia artificial, la importancia de la lectura como herramienta para la empatía y la construcción colectiva, y el auge de las voces femeninas en la literatura latinoamericana actual.

¿Cuál es su visión sobre el lugar de la imaginación humana en la escritura en un mundo cada vez más conectado y mediado por la inteligencia artificial?

A lo largo de la historia de los libros y de la transmisión de las historias, en muchos momentos ha habido grandes revoluciones tecnológicas; esta no es la primera vez. La invención de la escritura es ya un salto cualitativo y, posteriormente, la imprenta. Todas fueron grandes cambios que alteraron la percepción que teníamos de nosotros mismos y de la forma en la que compartimos o accedemos al conocimiento.

Yo tiendo a verlo como un camino, como una historia llena de peripecias, y ahora estamos viviendo otro momento álgido, pero no es el primero. En esos momentos álgidos de transformación, las reacciones son sorprendentemente parecidas. Siempre suele haber un primer momento tremendamente apocalíptico.

Es curioso lo parecido que es este temor al que ahora tenemos con los buscadores, con internet. Con la imprenta también aparecen muchas personas que pronostican el fin de la cultura, el fin del conocimiento. Siempre suele haber muchos miedos asociados a estas grandes tecnologías.

La inteligencia artificial tiene también implicaciones ecológicas: la cantidad de agua que hace falta para mantener en funcionamiento todas las bases de datos que nutren la inteligencia artificial. En un mundo donde la escasez de agua puede ser una amenaza para la supervivencia humana, ¿realmente queremos destinar toda esa cantidad de recursos a la inteligencia artificial?

Yo creo que la imaginación es ahora más importante que nunca. Precisamente cuando aparece una máquina que puede sustituirnos en ciertas labores, sobre todo labores rutinarias, todo aquello que queda fuera del alcance de las máquinas se vuelve más valioso, precisamente porque es aquello más singular, más raro, más difícil de conseguir.

La imaginación es, creo yo, absolutamente esencial, incluso diría para la vida cotidiana de las personas. Es la manera que tenemos de salir de los raíles estrechos en los que a veces quieren que nos mantengamos. Recientemente he estado leyendo unas investigaciones neurológicas que explicaban cómo las personas que viven en contextos donde se relacionan con el arte, con la literatura, con la pintura, con el teatro, con la música, con la danza, tienden a tener una imaginación más amplia, una mayor capacidad para superar ciertos marcos mentales, y todas esas son herramientas que nos ayudan a combatir el fanatismo y las ideologías que son un gran peligro en este momento que estamos viviendo.

Entonces, resulta que una de las maneras de evitar que nos volvamos personas demasiado convencidas de tener la razón puede estar precisamente en la imaginación, en la capacidad de colocarnos desde otros puntos de vista, desde otras perspectivas, cuestionarnos desde esas perspectivas. Eso no quiere decir que automáticamente una persona que lee sea más crítica y sea más empática, sino que nos dan la posibilidad, nos proporcionan herramientas, y si sabemos utilizar esas herramientas, quizá podamos alcanzar ese objetivo. Y creo que es realmente urgente ahora protegernos de esa forma de estar en el mundo tan atrincherada que nos impide construirnos como comunidades y precisamente tomar decisiones colectivas que son tan importantes en un mundo cambiante con tantos retos, tanta inestabilidad y tanta incertidumbre.

En la medida que nos sentimos más acompañados, también tenemos menos miedo, y la posibilidad de crear comunidades también tiene que ver con la imaginación. La imaginación con la que creamos los relatos colectivos que no solo son literatura, sino que son también nuestras ideas, nuestros proyectos comunes, nuestras utopías, y todo eso tiene que ver con la imaginación que nos nutre individual y colectivamente.

“La imaginación es ahora más importante que nunca.”

Irene Vallejo

Irene Vallejo defiende la imaginación como una herramienta esencial frente al avance de la inteligencia artificial. (Foto Prensa Libre: AFP)

¿Representa algún peligro para los escritores que la gente lea menos y prefiera los resúmenes generados por IA?

Está muy extendida la idea de que se lee menos que en otros tiempos, pero durante muchísimo tiempo un porcentaje altísimo de la humanidad ha sido analfabeto y no ha tenido acceso a los libros. La lectura de libros durante gran parte de la historia ha sido el privilegio de unas clases sociales muy privilegiadas.

Estamos en un momento en el que eso es más accesible que nunca. Incluso quien no puede permitirse poseer libros tiene más bibliotecas que en ningún momento de la historia anterior. Hay muchos caminos ahora para llegar al conocimiento, a la lectura, a los libros.

Es cierto que hay más competencia que en ningún momento del pasado, pero también es cierto que el acceso a la lectura se ha vuelto mucho más amplio de lo que había sido en ningún otro momento de la historia.

Está muy generalizada la idea de que los jóvenes no leen, y yo siempre combato fervientemente esa idea porque veo cómo en las redes sociales hay muchas cuentas de jóvenes recomendando libros. Veo que las ferias del libro se llenan de jóvenes, y en las encuestas de hábitos de lectura, es precisamente la franja de los niños y adolescentes los que más tiempo declaran que dedican anualmente a leer.

Yo creo que hay una generación muy curiosa y muy abierta al mundo. Veo que la juventud está más atenta al mundo, más abierta también a través de las redes sociales. Quieren saber, quieren enterarse por sí mismos.

No vale cualquier libro para fascinarse con la lectura, igual que no vale cualquier persona para enamorarse. Hay que encontrar ese libro que en cada uno es un libro distinto. Creo que un resumen de inteligencia artificial te puede abrir el apetito de leer un libro, o ser una persona interesada en TikTok te puede llevar a una cuenta donde te recomiendan libros.

Leer nunca ha sido una actividad mayoritaria en ningún momento de la historia. Yo creo que ahora es más mayoritaria que nunca antes. Lo importante es que esa minoría sea la minoría interesada en leer, que nadie se quede fuera por pertenecer a una clase social, por falta de ingresos, por falta de educación.

En vez de obsesionarnos con que lean todos, yo lanzaría el reto de asegurarnos de que nadie que quiera leer se quede fuera de la lectura.

¿Hay alguna lectura reciente que haya cambiado tu perspectiva sobre algo importante?

Estoy constantemente experimentando esa emoción que tiene que ver con intensificar el sentimiento de estar vivos cuando una canción, una película, un libro, de repente te lleva a ver un aspecto de la realidad o entender a otras personas que hasta ese momento te resultaban incomprensibles.

Yo ahora estoy en una fase en la que leo mucho con mi hijo, y para mí ha sido un redescubrimiento de la literatura infantil y juvenil. Es una literatura muy inteligente, muy humorística, y tiene un espíritu de juego, una capacidad lúdica que yo había olvidado de la infancia y que estoy recuperando ahora.

A él le gustan muchísimo los libros de no ficción infantil: aprender sobre los ríos del mundo, sobre los inventos, sobre cómo eran los artistas cuando eran niños. Le encantan los atlas, los libros de mitologías, de distintas culturas.

Con mi hijo estoy redescubriendo todo ese mundo de las fábulas, de los mitos, de las leyendas y de los inventos, y recuperando gracias a él esa curiosidad de preguntar por todo. Muchas veces nos parece que nuestras tradiciones son las únicas, y creo que por eso es tan valioso bucear en otras culturas muy distintas de las nuestras y darnos cuenta de que nuestras certezas a veces son solo costumbres.

Según Vallejo la lectura ofrece concentración, empatía y resistencia frente al exceso de información digital. (Foto Prensa Libre: EFE/ Francisco Guasco)

¿Qué papel crees que juega la literatura en tiempos de sobreinformación y consumo rápido de contenido digital?

Yo creo que la literatura ahora, la lectura tradicional en libros de papel, nos puede ayudar a contrarrestar algunas de las facetas de las pantallas que sin darnos cuenta más nos agotan. Aunque estar haciendo scroll aparentemente nos cueste muy poco esfuerzo, también dejamos que nos sumerja una catarata de mensajes que sí están muy pensados para producir unos efectos sobre nosotros: publicitarios, ideológicos.

De vez en cuando dar ese paso atrás y leer libros es un ejercicio que nos serena, que disminuye esa sobrecarga, que nos ayuda a concentrarnos en una sola cuestión. Realmente estamos perdiendo capacidad de concentración, y el libro es una forma placentera de entrenarnos en la concentración.

En una pantalla, el algoritmo va a estar buscando qué es lo que nos gusta, cuáles son nuestras ideas, y entonces nos bombardea con mensajes que están hechos a nuestra medida, que están hechos para atraparnos, para confirmarnos, para darnos la razón, incluso para radicalizarnos en nuestras ideas.

Mientras que los libros, no. Los libros transmiten exactamente el mismo mensaje para todos, no modifican sus datos, no se recomponen para darnos la razón. De hecho, muchas veces nos la quitan, y creo que eso es muy necesario: un relato que no es complaciente con nosotros.

También la soledad: los libros nos ayudan a amar y abrazar nuestra soledad, que eso también es importante porque nos da independencia.

¿Hay alguna autora latinoamericana que destaque para ti en la escena actual?

Ahora en Latinoamérica se está viviendo un fenómeno enorme de mujeres escritoras, como creo que no había habido nunca en otro momento de la historia. Está resultando realmente como un foco inspirador.

Es cierto que en Latinoamérica, curiosamente, siempre había habido más presencia de mujeres. Tenemos a Gabriela Mistral, teníamos a Juana de Ibarbourou y Alfonsina Storni, teníamos grandes figuras de mujeres que conseguían reconocimiento. Pero ahora ha sido realmente una explosión única.

Estamos recuperando también las que nos ocultaron en la época del boom: Elena Garro, María Luisa Bombal, Clarice Lispector, que nunca estuvieron dentro de ese “Dream Team” del boom, pero que eran extraordinarias.

Por supuesto, Mariana Enríquez, que es un fenómeno absoluto, Fernanda Melchor, Cristina Rivera Garza, que escribió esa maravillosa novela “El invencible verano de Liliana”, Gabriela Wiener, Pilar Quintana en Colombia, Guadalupe Nettel… Son muchas y siguen llegando nuevas hornadas.

Y yo estoy convencidísima de que además en España todo lo que ha llegado de la literatura latinoamericana ha sido una auténtica transformación. Yo creo que hay ahora una gran transformación en marcha, y me siento muy feliz como lectora principalmente y como escritora de poder ser testigo de todo este apogeo.

Realmente está pasando algo maravilloso, y a mí me encanta viajar a Latinoamérica para vivirlo, incluso para descubrir nuevas lecturas.

Vallejo destaca el auge actual de escritoras latinoamericanas como un fenómeno transformador. (Foto Prensa Libre: EFE/ Carlos Ortega ARCHIVO)

Cuéntanos sobre tu participación en FILGUA

Dentro de mi participación en Filgua tendré un encuentro con docentes y estudiantes de los centros educativos públicos, porque yo siempre reivindico la sanidad pública, la educación pública.

Luego tendré también un circuito de bibliotecas, porque las bibliotecas son otra de mis pasiones, y ver cómo funcionan y abrir también ese diálogo con el mundo de la mediación de la lectura.

Y luego tendré un conversatorio sobre mis libros dentro del marco de la feria, sobre “El infinito en un junco”, y el sábado 12 una conversación con Santiago Posteguillo moderada por Francisco Pérez de Antón, y hablaremos sobre la historia del pasado y cómo configura nuestra mirada sobre el mundo de hoy.

Serán unas jornadas intensas de reuniones, de contactos, de conocer lectores, pero también esos sectores que son los que nutren la cultura: las bibliotecas y la educación. Hay que subrayar el papel tan importante que han tenido y siguen teniendo en el mundo en el que vivimos.