Nuevos rumbos y viejos desafíos en el IGSS
Actualmente el IGSS cuenta con unos 22 mil trabajadores para servir a más de 3 millones de personas, entre afiliados, pensionados y beneficiarios.
Tal como se esperaba -y no como se deseaba y solicitaba-, el presidente Alejandro Giammattei actuó como un mandatario más al nombrar, sin ninguna divulgación previa o discusión pública de perfiles, al abogado y ex registrador mercantil José Adolfo Flamenco Jau como presidente del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS). En efecto, el nombramiento se enmarca en los requerimientos legales, pero pudo ser la oportunidad de demostrar la transparencia ofrecida de candidato, a fin de trascender más allá del puro mandato -o excusa- legal.
Flamenco Jau estará al frente de una emblemática institución de servicio, que en octubre próximo cumplirá 75 años de fundación y cuyos verdaderos propietarios son cientos de miles de trabajadores que mes con mes efectúan aportes, al igual que los patronos de la iniciativa privada. Aunque también presta atención clínica y hospitalaria, además de pensiones y jubilaciones para empleados estatales, existe y sigue creciendo una colosal deuda de Q40 mil millones por cuotas sin pagar, a lo cual se suman aproximadamente Q1 mil 600 millones de adeudos municipales.
Partiendo de esa base, es necesario remarcar que si bien el presidente de la República designa al titular del IGSS, este, al jurar en el cargo, puede y debe deslindarse de cualquier compromiso, deuda política o supeditación implícita, puesto que ahora es cabeza de una entidad con autonomía constitucional. La mejora continua de los programas, el fortalecimiento de los activos y la evolución técnica de la seguridad social son sus metas. Un buen comienzo podría ser emprender acciones concretas para llegar a un acuerdo de pago con el Ejecutivo, a fin de aminorar el saldo pendiente.
Mantener el crecimiento sano en la cartera de inversiones, optimizar la dotación eficiente de fármacos e insumos, fortalecer los convenios de cooperación que han permitido ahorros en adquisiciones y agilizar la modernización de instalaciones de atención hospitalaria pueden ser otras grandes metas para el sexenio, las cuales no tienen por qué competir entre sí o verse comprometidas por eventuales intentos de injerencia que deben ser rechazados por el señor Flamenco Jau.
Entre las primeras declaraciones del presidente del IGSS destaca precisamente el compromiso de mantener la autonomía. El IGSS “es un compensado social, y toda la gente que contribuye al régimen, que aporta a los servicios y es beneficiaria de los programas espera que la institucionalidad se mantenga, y parte del compromiso es ampliar la cobertura y llegar a más guatemaltecos que lo necesitan”, expresó, y tales palabras merecen ser refrendadas con acciones que estarán bajo el escrutinio de la ciudadanía.
La pandemia es un factor de tensión extraordinario que amerita un abordaje integral, de la mano del Ministerio de Salud, pero además con una gestión cada vez más proactiva sobre la vacunación de los afiliados y, por supuesto, la atención a los pacientes de esta enfermedad. La dotación de equipo e insumos hospitalarios es fundamental para cumplir con el aporte de la entidad a la recuperación económica y la continuidad productiva. Actualmente el IGSS cuenta con unos 22 mil trabajadores para servir a más de 3 millones de personas, entre afiliados, pensionados y beneficiarios. A lo largo de la historia se han tenido duras lecciones de lo que no se debe hacer con los fondos y recursos de la entidad, de manera que no hay excusas para discrecionalidades ni espacio para conflictos de interés.