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Por y para todas: un mar de acciones por la igualdad
Los 30 años de Beijing abren oportunidades para revitalizar el compromiso con la igualdad.
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La historia de las mujeres es como la mar: inmensa, persistente y en constante movimiento. A lo largo de los siglos, sus voces han roto silencios, sus pasos han abierto caminos y sus luchas han moldeado sociedades.
Este 8 de marzo, bajo el lema “Por y para todas las mujeres y niñas”, recordamos que las olas del cambio siguen avanzando, pero aún no han llegado a todas las orillas. Desde 1791, con la Declaración de los Derechos de la Mujer, pasando por el movimiento de las sufragistas en 1848 por el derecho al voto, o las reivindicaciones de las trabajadoras textiles que exigían condiciones laborales dignas en 1911, la historia de las mujeres ha estado marcada por resistencia y logros.
En Guatemala, las mujeres han abierto camino en diversos ámbitos, teniendo un rol trascendental en la historia del país. La lucha tomó forma con mujeres como Dolores Bedoya de Molina, quien en 1821 desafió el orden impuesto y encabezó una de las manifestaciones políticas para la Independencia del país. Un siglo después, en 1946, las mujeres guatemaltecas que sabían leer y escribir lograron votar por primera vez, un derecho que se amplió en 1965 con el sufragio universal. En 1985 se reconoció la igualdad de las mujeres en la Constitución.
El año 1995 marca un punto de inflexión global con relación a los derechos de las mujeres. En la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, líderes y lideresas de todo el mundo, unánimemente, se comprometieron a eliminar la desigualdad estructural que limita las oportunidades de las mujeres. Se reconoció que la pobreza, la violencia, la falta de acceso a la economía, la salud y la educación, así como la exclusión política eran barreras que debían ser abordadas para garantizar el pleno goce de los derechos de las mujeres.
A lo largo de la historia, las mujeres han roto silencios, abierto caminos y moldeado sociedades.
Hoy, 30 años después, los compromisos de Beijing siguen pendientes de cumplimiento. En Guatemala, una de cada dos mujeres ha experimentado violencia y la impunidad sigue siendo la norma. Además, la baja representación en la economía formal y en espacios de toma de decisión, que particularmente afectan a las mujeres indígenas y rurales, evidencian la necesidad de políticas públicas que garanticen su participación en el desarrollo del país.
Ante estos desafíos, es fundamental revitalizar los compromisos y movilizar a la sociedad en su conjunto para avanzar en el camino hacia la igualdad y el empoderamiento de las mujeres. Por ello, ONU Mujeres apoya iniciativas del Gobierno de Guatemala y organizaciones de mujeres que buscan transformar estructuras, garantizar el acceso a la justicia y fomentar entornos seguros. Estas incluyen el fortalecimiento de las Unidades de Género en instituciones públicas, el empoderamiento económico de las mujeres y su inclusión financiera, e iniciativas dirigidas a prevenir la violencia contra las mujeres y promover su participación en espacios de toma de decisión.
A pesar de los avances, seguimos enfrentando retos. Las acciones de quienes nos precedieron nos recuerdan que el cambio es posible, que la historia sigue escribiéndose y que la igualdad aún debe llegar a todas. Y aunque el horizonte aún es lejano, cada paso nos acerca a una sociedad más justa e igualitaria. Y ahí, en el vaivén de la historia, ONU Mujeres acompaña todas las acciones “Por y para todas las mujeres y niñas”.