
¿Quién carga realmente con el costo de los aranceles?
El presidente Trump ha insistido en que los aranceles a los mayores socios comerciales de EE. UU. no aumentarán los precios para los estadounidenses. Pero un análisis indica que no es así.
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¿Quién carga realmente con el costo de los aranceles?
El presidente Trump ha insistido en que los aranceles a los mayores socios comerciales de EE. UU. no aumentarán los precios para los estadounidenses. Pero un análisis indica que no es así.

Camiones cruzan el Puente Ambassador en Windsor, Ontario para ir a Detroit, Míchigan, el 3 de febrero de 2025. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, suspendió los aranceles a México durante un mes después de conversaciones de último minuto este lunes. (Foto Prensa Libre: AFP)
El proyecto del presidente Trump de imponer aranceles considerables a los socios comerciales más cercanos de Estados Unidos sigue sobre la mesa. Hasta el lunes, el plan era que las empresas que introduzcan en Estados Unidos productos procedentes de Canadá paguen un arancel del 25 por ciento; los importadores que introduzcan productos procedentes de China pagarán un 10 por ciento adicional, además de los gravámenes existentes. Trump aplazó luego la imposición por un mes para México y Canadá.
El presidente ha insistido en que estos aranceles no aumentarán los precios para los consumidores estadounidenses y que, si alguien paga el costo, serán los países extranjeros.
Sin embargo, un simple análisis de cómo funcionan los aranceles sugiere que no es así. Esto es lo que hay que saber sobre quién paga.
¿Quién cubre los aranceles inicialmente?
Un arancel es un cargo adicional que se aplica a un artículo cuando entra en Estados Unidos. El importador registrado —es decir, las empresas responsables de importar ese producto— es quien paga físicamente los aranceles al gobierno federal.
La tasa arancelaria del 10 por ciento o del 25 por ciento a menudo no se aplica sobre el precio total en la etiqueta del producto que se ve en la tienda, sino sobre un precio de importación más bajo que las empresas pagan para comprar un producto en el extranjero, antes de aumentar el precio de venta en la tienda.
Muchos importadores registrados están inscritos en el programa de pago electrónico del gobierno, y las tasas arancelarias se deducen automáticamente de sus cuentas bancarias a medida que introducen productos en el país. Los ingresos arancelarios son recaudados por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU., aunque Trump ha planteado la idea de crear una agencia totalmente nueva para gestionar el dinero obtenido con sus aranceles.
Los importadores registrados pueden ser de cualquier nacionalidad. Pueden ser empresas estadounidenses o extranjeras con o sin presencia en EE. UU. También pueden ser agentes de aduanas que trabajan en nombre de otras empresas para gestionar sus importaciones y exportaciones.
Pero Richard Mojica, abogado de aduanas de Miller & Chevalier, señaló que los importadores registrados suelen ser propietarios o compradores de mercancías, y son “generalmente empresas estadounidenses”.
Muchas empresas estadounidenses han expresado su frustración por las frecuentes afirmaciones de Trump de que los países extranjeros pagan los aranceles, afirmando que ellos mismos están pagando esos impuestos.
Arnold Kamler, presidente de Kent International, una empresa con sede en Nueva Jersey que fabrica bicicletas en China y en Carolina del Sur, comentó que ha estado pagando aranceles tanto por las bicicletas como por las piezas que importó desde que Trump impuso su primera ronda de aranceles a China en 2018.
“El gobierno de Trump estaba muy orgulloso de decir que China está pagando los aranceles”, dijo. “Yo siempre me apresuré a decir: ‘Bueno, si alguien en China quiere pagarlo, me encantaría, pero lo estamos pagando nosotros’”.
La mayoría de los productos extranjeros ya están sujetos a algún tipo de arancel cuando entran en Estados Unidos. Cuando se unió a la Organización Mundial del Comercio, Estados Unidos acordó limitar los aranceles de diversos productos a distintos niveles, y el gobierno estadounidense impone otros aranceles diferentes si se descubre que los exportadores extranjeros tienen un comportamiento comercial desleal.
Aun así, los aranceles estadounidenses promedio son bajos, de alrededor de un 2,5 por ciento, y son inferiores a los de la mayoría de los demás países. Los nuevos aranceles propuestos por Trump se sumarían a los ya existentes.
¿Quién asume el costo en última instancia?
La siguiente interrogante es quién pagará en última instancia los costos de los aranceles. El importador puede optar por absorber el costo, pero eso mermaría sus ganancias. Algunos importadores afirman que pagar un arancel del 25 por ciento eliminaría por completo sus márgenes de ganancia y los llevaría a la quiebra.
Si los importadores no quieren absorber ellos mismos el costo del arancel, pueden intentar obligar al proveedor que les vendió la mercancía a bajar sus precios para compensar el arancel. O pueden trasladar el costo a sus clientes en forma de precios más altos.
Cada caso es diferente, dependiendo de la influencia que una empresa pueda ejercer sobre otras. Si un importador es un comprador grande y poderoso de un producto, podría obligar a sus proveedores a asumir el costo del arancel. Sin embargo, si se trata de una pequeña empresa que encarga pequeños volúmenes de mercancías, probablemente no pueda hacer esto.
En el caso de los aranceles que Trump impuso a cientos de miles de millones de dólares de productos procedentes de China, varios estudios económicos concluyeron que la mayor parte de ese costo, si no es que todo, se trasladó a los consumidores estadounidenses.
Los aranceles que Trump impuso al acero extranjero podrían haber funcionado de forma algo diferente. Un estudio de 2020 sugirió que, un año después de la entrada en vigor de esos aranceles, solo la mitad del costo se trasladó a los consumidores.
Kamler, de Kent International, dijo que los aranceles que Trump impuso a los productos procedentes de China lo habían obligado a subir sus precios. “Y dicen que esto no es inflacionario”, dijo. “Simplemente no es cierto”.
Que el costo de un arancel repercuta en los consumidores podría parecer algo negativo. Sin embargo, Wendy Edelberg, miembro de la Brookings Institution, señaló que eso en realidad es fundamental para el concepto de un arancel.
“El objetivo de los aranceles es aumentar los precios internos”, dijo Edelberg. El argumento común para imponer aranceles es que los fabricantes estadounidenses no pueden competir con el precio más barato de las importaciones, y solo pueden mantenerse saludables y obtener ganancias si el precio de un artículo es más alto, dijo.
La idea de elevar los precios está “implícita en el motivo por el que se impone un arancel”, afirmó.
Algunos funcionarios de Trump han argumentado que el aumento del costo para los consumidores se verá compensado por los cambios en el valor de la moneda. Los economistas creen que imponer aranceles tiende a reforzar el valor del dólar. China también podría devaluar su moneda como respuesta a los aranceles. Cualquiera de estos cambios permitiría a los estadounidenses adquirir más productos extranjeros con un solo dólar, ampliando su poder adquisitivo y compensando el impacto del arancel.
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Pero si eso ocurre, significaría que en términos prácticos los productos extranjeros no son más caros para los estadounidenses que los nacionales, explicó Maurice Obstfeld, miembro del Instituto Peterson de Economía Internacional y antiguo economista jefe del Fondo Monetario Internacional. El gobierno obtendría ingresos de los aranceles, pero estos no repercutirían en las compras de los consumidores. Mientras tanto, un dólar más fuerte haría que las exportaciones estadounidenses fueran relativamente más caras en otros mercados, perjudicando a los exportadores.
“Si crees que el arancel queda completamente anulado por la apreciación de la moneda, entonces en realidad no estás encareciendo las importaciones y, por tanto, no estás afectando realmente a la balanza comercial ni a la fabricación”, dijo. “De hecho, estás perjudicando a la balanza comercial porque no consigues que aumenten los precios de las importaciones y haces que tus exportaciones sean menos competitivas”.
¿Cuánto podría costar esto a los hogares y a la economía?
Los economistas afirman que es probable que las empresas trasladen al menos parte del costo de los nuevos aranceles a los consumidores estadounidenses para intentar mantener sus márgenes de ganancia.
Según estimaciones de la Tax Foundation, un grupo de reflexión partidario de bajar los impuestos, los aranceles sobre Canadá y México supondrían un costo adicional de más de US$830 por hogar en el 2025 para los consumidores estadounidenses. El grupo calcula que la medida representaría una carga adicional de US$958 mil millones para los estadounidenses entre 2025 y 2034.
Estas estimaciones no incluyen el costo adicional de otro cambio del gobierno de Trump: la eliminación de algo que se conoce como la exención de minimis, que permite que los envíos inferiores a US$800 entren en Estados Unidos libres de aranceles. Este cambio tendrá especial repercusión para los productos procedentes de China que entren en Estados Unidos, porque significa que por primera vez los envíos inferiores a US$800 estarán sujetos a los aranceles que Trump impuso a China en su primer mandato.
Mike Short, presidente de global forwarding en CH Robinson, una empresa de transporte por carretera que envía productos por todo Estados Unidos, comentó que el efecto de los aranceles en la industria no sería como accionar un interruptor en la economía.
Incluso con los nuevos aranceles, dijo, “la carga aún necesita moverse, las líneas de producción aún necesitan funcionar y los consumidores aún esperan estanterías llenas”.
A largo plazo, sin embargo, los economistas esperan que los aranceles afecten negativamente a la economía, cuando los consumidores y las empresas se vean obligados a reducir sus compras de artículos extranjeros con precios más elevados. Analistas de Goldman Sachs han calculado que los aranceles generales sobre Canadá y México provocarían un aumento del 0.7 por ciento en los precios básicos y una reducción del 0.4 por ciento en el producto interno bruto estadounidense.
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Investigadores del Instituto Peterson de Economía Internacional de Washington calculan que un arancel del 25 por ciento afectaría más a Canadá y México, pero ralentizaría el crecimiento económico y aceleraría la inflación en toda Norteamérica. Si se añaden los aranceles de China, el producto interno bruto estadounidense se reduciría en aproximadamente un tercio de punto porcentual en 2027, según sus estimaciones.
Trump se ha mantenido firme en su opinión de que si hay algún dolor, este valdrá la pena.
“¿HABRÁ ALGÚN DOLOR?”, escribió el domingo en redes sociales. “SÍ, TAL VEZ (¡Y TAL VEZ NO!). PERO HAREMOS A ESTADOS UNIDOS GRANDIOSO DE NUEVO, Y EL PRECIO QUE HAYA QUE PAGAR VALDRÁ LA PENA”.