Populismo es una estafa cíclica que cobra vidas

Populismo es una estafa cíclica que cobra vidas

Las prioridades están ahí, pero no se avistan en la babélica barahúnda de la 9a. avenida.

31/01/2022 00:05
Fuente: Prensa Libre 

Ya comienzan a sonar las primeras arengas de politiqueros sin argumentos ni escrúpulos que intentan fabricarse caballos de Troya con la intención de posicionarse mercadológicamente como supuestos amigos del pueblo, interlocutores del ciudadano y empáticos figurones que se creen empoderados por algún apellido de abolengo, por hacer autobombo de su paso por alguna dependencia pública o simplemente por ser perdedores, a menudo repetidos, de anteriores procesos electorales.

Ofrecen de todo, hasta honradez, una virtud que la gente identifica sin declaraciones ni eslóganes, pero es precisamente la insistencia lo que comienza a delatar la perorata demagógica. Los discursos y acciones populistas son cómplices de una misma estafa, querer dar la apariencia de algo que no se es y que no se ha sido, pero que de pronto se quiere vender en mítines, en redes sociales y también en discursos de campaña anticipada disfrazados de informe, supervisión, “inauguración de trabajos” y actividades de “formación política”.

Sin duda, hay ciudadanos y profesionales que con autenticidad y verdadero amor a la Patria evalúan la participación política. Se necesita de la renovación de cuadros en los partidos para que estos, a su vez, dejen de ser caparazones vacíos, para volver a ser instituciones de servicio, de interlocución cívica y de verdadera auditoría pública. Sin embargo, se enfrentan a los afanes de quienes ansían llegar a un cargo a cualquier costo, para buscar su propio beneficio o bien mantenerse en la curul o la comuna, para proseguir con una agenda divorciada de las auténticas necesidades de los votantes. Es precisamente en este punto donde el argumento populista se aguza, se disfraza y hasta suena bien intencionado.

A la mitad de la legislatura actual, es evidente la improductividad de los diputados y del oficialismo que, a pesar de tener mayoría, ha dejado de lado importantes iniciativas referentes a la competitividad, el desarrollo, la transparencia y la justicia. Un ejemplo claro es el vergonzoso atraso en la elección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia y salas de Apelaciones, pero también el rezago de la ley de aguas, la ley de competencia, una nueva Ley de Servicio Civil y una nueva norma de contrataciones del Estado.

Todos son temas de crucial importancia para el porvenir de la Nación; sin embargo, la gula clientelar y la falta de acervo los lleva a plantear iniciativas cortoplacistas y complacientes, como el despropósito de resarcir desfasadas demandas de exmilitares o de legislar acerca de algo que ya está regulado: facultar a la policía para defenderse en caso de agresión armada. En un caso quieren comprar votos con dinero ajeno y en el otro poder promocionarse como garantes de la seguridad, pese a que no han movido un dedo en favor de las víctimas de femicidio, de accidentes, de la violencia delictiva o de la desnutrición. Las prioridades están ahí, pero no se avistan en la babélica barahúnda de la 9a. avenida.

En la reciente elección de la Asociación Nacional de Municipalidades (Anam), hubo declaraciones referentes a priorizar el mejor interés de las comunidades en cuanto a infraestructura vial, de salud y servicios públicos. Sin embargo, siguen pululando salones sociales, polideportivos y pavimentaciones hechas sin haber arreglado primero drenajes o la distribución de agua. Pululan los afanes de erigir elefantes grises sobre los cuales poder pintar nombre y logo, en lugar de centrarse en escribir un capítulo digno, íntegro y visionario de la historia.