Él aprovechó sus habilidades para involucrarse en el ambiente de millonarios e intentó incluso engañarlos con la supuesta venta de la Torre Eiffel, monumento histórico de París.

La primera vez se reunió con seis empresarios, haciéndose pasar como subdirector general del Ministerio de Correos y Telégrafos. Luego de los efectos de la Primera Guerra Mundial, el gobierno pensaba en hacer el monumento.

En un segundo caso, siendo André Poisson, lo convenció, pero la esposa de este se dio cuenta del engaño y lo aconsejó que no hiciera la compra. Víctor le decía a sus víctimas que era un funcionario público y en esta ocasión no fue denunciado, y a pesar de ello desaparecía rápido.