Putin, una amenaza para la humanidad
Pese a las múltiples razones geopolíticas y económicas de Putin para invadir Ucrania, no justifica que ponga al mundo de rodillas.
Una de las razones para invadir Ucrania por parte del presidente de Rusia, Vladímir Putin, es porque quizás teme que Ucrania llegue a formar parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otán). Por ende, es vox populi que Ucrania lleva años presionando para convertirse en miembro de dicha organización, pues se sienten más identificados con los países europeos. Es por ello que la presencia creciente de la alianza de defensa de 73 años en el este europeo y la afinidad que sienten con Ucrania es una razón más para que Putin se sienta desesperado y tema que se instale un armamento nuclear en su vecindad.
Las reservas de Ucrania de gas natural, carbón, titanio, mineral de hierro, manganeso, sal, petróleo, grafito, azufre, caolín, níquel, magnesio, madera y hasta mercurio y productos agrícolas como trigo, aceites comestibles, maíz y fertilizantes es lo que busca Putin. Por ello busca excusas diciendo que se han incumplido los acuerdos de Minsk, que supuestamente garantizaban que la Otán no fuera expandiéndose a otros países, y menos a aquellos que rodearan a Rusia.
Minsk I y II son dos pactos que se firmaron en 2014 y 2015 para poner fin a la guerra en el Donbás, en el este de Ucrania, consistiendo en grupos separatistas prorrusos. El objetivo principal era hacer el alto al fuego entre el ejército ucraniano y las fuerzas separatistas, la concesión de un estatus especial a las regiones de Donetsk y Lugansk, y la retirada de las tropas del armamento ruso. Sin embargo, hubo discrepancias en las interpretaciones del acuerdo y no funcionó.
En noviembre de 2013, miles de manifestantes protestaron en Kiev contra la decisión nefasta del presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich, de suspender la firma de los acuerdos de asociación y libre comercio con la Unión Europea. Por ello se destituyó al presidente Yanukóvich y se dio el levantamiento de las comunidades rusas de la península de Crimea y del este de Ucrania. Rusia, sin titubeo, aprovechó a tomar Crimea en marzo de 2014 y, como en río revuelto, ganancia de pescadores, Rusia optó por apoyar a las milicias separatistas, ganando así otro territorio.
El nuevo presidente electo, Petró Poroshenko, logró impulsar un plan de paz que promovía el fin de los combates, la liberación de los rehenes, la amnistía de los combatientes y una descentralización que asegurara el autogobierno y las elecciones en las provincias del Donbás, pero no fructificó, pues condicionaba su respaldo a la presencia de los rebeldes prorrusos y con ello ambas partes violaron el alto al fuego. Las interpretaciones contrapuestas dificultaron su aplicación. Putin dijo que “otros” y no él habían incumplido. Y así lo manifestó Rusia, al decir que, como no era parte directa del conflicto, no estaba obligada a cumplir con los pactos.
Algunos politólogos piensan que la crisis de Ucrania nada tiene que ver con Ucrania, sino con Alemania y con el oleoducto que une Alemania con Rusia, llamado Nord Stream 2, que está listo para funcionar. Según expertos, esta guerra está estratégicamente diseñada para torpedear el oleoducto al incitar a Rusia al ataque, pues no le conviene que otro Petro-Estado surja en Europa, y menos pasando por Ucrania. De esta forma, el oleoducto no avanza.
¿Pero es suficiente justificación la que tienen los rusos para las masacres de gente inocente? ¡Son 2.5 millones de ucranianos escapando! Para mí, oleoducto o no, el malo de la película sigue siendo Putin con sus aires de grandeza en querer crear un gran imperio y entronarse como el nuevo emperador de la región, a su paso apoderándose de un país que solo buscaba la paz.