El sector de alimentos y bebidas tuvo un buen 2021, pero hoy corre el riesgo de contracción. ¿Por qué?

El sector de alimentos y bebidas tuvo un buen 2021, pero hoy corre el riesgo de contracción. ¿Por qué?

Las exportaciones correspondientes a esta actividad productiva crecieron 28% en el segundo semestre del 2021 y para este año se prevé un 12%, lo que puede cambiar.

12/03/2022 05:00
Fuente: Prensa Libre 

La industria alimentaria, como otros sectores productivos del país, enfrentan un aumento constante de precios de sus insumos, lo que el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania vino a empeorar.

Debido a que el año se presenta altamente volátil, la vulnerabilidad de muchas empresas aumenta, especialmente las pequeñas, se indicó en un foro organizado por la Cámara Guatemalteca de Alimentos y Bebidas (CGAB).

Gregorio Osuna, presidente de la entidad, dio a conocer que, en el segundo semestre del 2021, las exportaciones del sector ascendieron a $1,130.1 millones, constituyéndose como el principal exportador del país, con un crecimiento del 28% respecto al 2020. Le sigue el sector textil y confección con $1,116.5 millones; un crecimiento del 26.7%.

Entre los 10 principales productos exportados que significan el 66.4%, se mencionan en primer lugar, el aceite de palma, con crecimiento del 33.4%; galletería y panadería 4.5%; salsas preparadas y otras bebidas con 4.2% y 4% respectivamente.

Del total indicado, el 43% se destinó a Centroamérica; el 8% a Estados Unidos; un 10% a México y el 39% restante, a otros mercados. A nivel general, la proyección del crecimiento de las exportaciones para este 2022, es de 12%, mientras que para las importaciones se estima un aumento del 15%.

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En lo referente a la inversión y reinversión directa, la participación del sector industrial en el 2021 fue del 20%, de cuyo total, el sector de A&B registró una participación del 30%; seguido de Vestuario y textiles con 25%; agroindustria con 20%; manufacturas diversas e industria farmacéutica, 14% y 11% respectivamente.

Situación difícil

En el marco de esa presentación, la CGAB hizo ver que, ante la situación generada por la crisis bélica entre Rusia y Ucrania, no hay indicios de que el impacto económico en el país llegue al extremo de provocar cierre de industrias, pero es una situación que pone en riesgo de contracción a las pequeñas empresas que no se han logrado recuperar de la pandemia.

“Según una encuesta que realizó el sector, hay más industrias vulnerables sobre todo pequeñas, porque no han podido trasladar todos los costos a sus consumidores. Lo que han hecho es reducir su margen de utilidad, lo que las debilita ante cualquier cambio de mercado. Son empresas que están sobreviviendo y son candidatas a experimentar serios problemas para seguir operando”, refirió Enrique Lacs, director ejecutivo de la CGAB.

E indicó que el tiempo que dure esta situación, dependerá de qué tanto se prolonguen los conflictos globales. “Estamos en año altamente volátil, en el que no sabemos cómo van a terminar los precios de los insumos y materias primas que requiere la industria nacional. Hacer proyecciones certeras a futuro, va a tomar unos meses, con base al comportamiento de este primer trimestre”.

El 43% de las exportaciones de la industria alimentaria se destinan hacia Centroamérica. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca)

Preocupación permanente

Una de las mayores preocupaciones es el incremento en el precio del barril de petróleo, del cual se deriva el precio de gasolinas, diésel y la manufactura de plásticos que usa la industria para envasar, así como otros aditivos que produce la industria petroquímica, “por lo que, al hacer números, se puede tener una idea de cuánto va a impactar a la industria de alimentos y bebidas”.

También afirmó que materias primas como el arroz, trigo, maíz, cebada, soya y otros productos primarios en el procesamiento de alimentos, están y, como es natural en cualquier economía de mercado, estos incrementos se trasladan al consumidor final.

En cuanto a una posible escasez a nivel local, dijo que no se puede asegurar, pues se tienen que analizar los inventarios nacionales, para determinar para cuánto tiempo hay existencias. La reposición a tiempo de esos inventarios sería, en todo caso, el riesgo que se puede prever.

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“El año pasado, por ejemplo, el problema fue el abastecimiento de cartones para empaque, lo que generó problemas de abastecimiento y encarecimiento de algunos productos. Algo similar puede suceder con el trigo y la soya”, advirtió Lacs.

Si bien, los principales proveedores de esos commodities para el país, son principalmente Canadá y Estados Unidos, al haber presión de abastecimiento en las zonas de influencia de Rusia y Ucrania, importantes clientes de Oriente Medio y Asia pueden buscar a proveedores de esas latitudes.