¿Hay legalidad en las tierras comunales de Guatemala?
Nada tiene que ver con despojar a nadie de su posesión particular.
Conocer las tierras comunales de los pueblos indígenas que se sitúan en diferentes partes del país es realmente conocer Guatemala. La ubicación de las mismas nos sorprenderá, pues existen desde tiempos inmemoriales. Y aunque nos parezca extraño, las tierras comunales son legales y aún se sitúan en comunidades, cerros, montañas, laderas de volcanes, ríos, lagos, lagunas y mares.
Usualmente escuchamos sobre los esplendorosos bosques comunales de Totonicapán, pero casi nunca nos enteramos de que fueron adquiridas por las etnias indígenas a la corona española, y lo asombroso es que aún tienen posesión de sus escrituras desde el tiempo de la Colonia. Las comunidades indígenas resguardan con sus vidas los bellísimos bosques comunales que he visitado. Allí, los alcaldes indígenas imparten justicia y otorgan permiso cuando es justificado que alguien pida cortar un árbol. También implantan reglas para una buena gobernanza en las denominadas “parcialidades”, y quien las viola es penalizado o castigado severamente. Estos alcaldes velan por el usufructo de las tierras comunales, siembran árboles, mantienen viveros y conducen un valioso modelo de vida que muchos debieran imitar. Pero no todo tiene que ver con los bosques, sino también con tierras en propiedad, posesión o tenencia de comunidades indígenas o campesinas como entes colectivos, con o sin personalidad jurídica.
Estas tierras comunales son muy importantes, no solo para los pueblos indígenas y comunidades locales, sino también para todo el país, ya que fortalecen nuestra identidad y cultura. La espiritualidad de los pueblos elimina la confrontación, pues son parte de la cosmovisión maya. Nadie pierde su posesión particular, aunque sus viviendas o edificios estén situados sobre las tierras comunales que fueron otorgadas a grupos indígenas por la Corona. Y aunque a mí me causó preocupación al principio, pude comprobar que nada tiene que ver con despojar a nadie de su posesión particular. No obstante, tomar las tierras comunales a la ligera sería un error, ya que los pueblos indígenas son parte de la solución a la mitigación y adaptación al cambio climático. Hablo, en especial, de la presión que existe sobre los recursos naturales, ya que en el pasado se ha tachado erróneamente a los grupos o etnias indígenas como los responsables de la deforestación.
Recientemente me remonté a una aventura en las tierras comunales de Chuarrancho, en territorio ch’ortí, en el Litoral Marino Costero Xinka y Mestizo del Pacífico y en los bosques comunales de Totonicapán, y fue allí donde me sorprendí al ver cómo operan y se conducen, en especial cómo los líderes indígenas son respetuosos con la Madre Tierra y sus semejantes.
Los líderes indígenas tradicionales son personas de edad, con experiencia y servicio comunitario. Son llamados también “Principales” y asesoran a los alcaldes indígenas. Los Principales de Totonicapán se han agrupado en dos diferentes organizaciones que funcionan desde la época Prehispánica: las tierras comunales y las parcialidades. Según la tradición oral, en la época colonial tenían los nombres actuales y en el presente siglo han logrado tramitar su personería jurídica para tener mas fuerza y estar de acuerdo a las leyes del país. En otras palabras, hay legalidad en las tierras comunales que existen en Guatemala. Descubrir sus territorios fue como beber agua fresca y cristalina donde se respira autenticidad y ganas de llegar a la cima. ¿Por qué? Porque, como guatemaltecos, juntos hemos de comprender que si queremos una Guatemala mejor debemos dar crédito y validez a las tierras comunales y velar por que nuestros pueblos originarios se sientan valiosos y respetados.