Se alborota cotarro electorero sin visión

Se alborota cotarro electorero sin visión

El debate político sigue pobre por falta de bases intelectuales y convicciones axiológicas. La politiquería le tiene pavor al acuerdo interpartidario de prioridades comunes porque entonces se queda sin mentiras para vender.

11/06/2022 00:06
Fuente: Prensa Libre 

Las mismas rencillas, los argumentos repetitivos y sin propuesta, apelaciones populistas, exhibicionismos fideístas y nuevos escudos políticos que pretenden venderse como opciones renovadas pero que están conectados con cuadros de la vieja política. Esa es la desoladora realidad del horizonte preelectoral. Penosas asambleas pobladas de adulaciones al líder de turno y venta subrepticia de personajes que tratan de pasar por gente del pueblo, por el pueblo y para el pueblo terminan de pintar un cotarro político sujeto a las mismas apariencias e incoherencias.

Ni un solo integrante de partido político viejo o nuevo se atreve a hablar abiertamente de los temas torales que amenazan la subsistencia misma de la democracia, ni un solo diputado ni secretario general ni precandidato tiene el valor de lanzarse a criticar abiertamente el retraso infame de la elección de magistrados de salas de Apelaciones y Corte Suprema de Justicia, que ya se acerca a 31 meses de inamovilidad dolosa.

Ni uno solo de los autodenominados líderes se lanza a cuestionar y mucho menos a proponer una estrategia nacional contra la inseguridad alimentaria, que, de prolongarse las difíciles condiciones económicas actuales, puede llegar a convertirse en una auténtica crisis humanitaria. Pero como todavía faltan seis meses para que arranque la estrepitosa carrera por sillas en el Gobierno y el Congreso, a nadie parece importarle que sea hoy el día en que un niño padece hambre o que un paciente de cáncer no tenga los medicamentos necesarios. Alguno dirá que teme las sanciones del TSE por campaña anticipada, pero el problema es que todo este silencio convenenciero viene de mucho antes de las reformas amañadas y casuísticas.

Ningún partido presionó ni denunció los bloqueos al avance de las reformas electorales de segunda generación; ahora es tarde para discutirlas y mucho más para implementarlas. Impera una norma electoral que será interpretada por un Tribunal Supremo Electoral con integrantes que tienen serios conflictos de interés por haber sido funcionarios, candidatos o beneficiarios de favores al ser literalmente rescatados de procesos de antejuicio.

Pululan en redes sociales supuestas mediciones de preferencia sobre caras, nombres y escudos. Mientras tanto, hay diputados que de pronto se acordaron de la cuentadancia y se exhiben en supuestas inauguraciones o supervisiones de trabajos que al día siguiente se vuelven a caer, como sucedió con el derrumbe del tercer badén chapuceramente intentado en el kilómetro 164 de la ruta entre Zacapa y Chiquimula.

No faltan los exhibicionistas que de pronto esgrimen su retahíla de argumentos a favor de la familia tradicional, cuando en realidad no están velando por los núcleos familiares que viven en penuria de larga data en parajes del oriente, de la costa o de las montañas del altiplano. Tampoco es difícil encontrar a exconvictos que buscan ufanarse de sus incoherencias y delitos mediante falacias polarizantes y redireccionando culpas a terceros. El debate político sigue pobre por falta de bases intelectuales y convicciones axiológicas. La politiquería le tiene pavor al acuerdo interpartidario de prioridades comunes porque entonces se queda sin mentiras para vender. Y no hay que inventar el agua azucarada: en 2003, una veintena de partidos firmó una Agenda Nacional Compartida que quedó tirada en el camino. Las organizaciones ya no existen, pero las metas trazadas siguen siendo las mismas; claro, con 20 años de retraso.