Dolina casi paraliza el país

Dolina casi paraliza el país

El dinero ofrecido por Kamala Harris debe ser otorgado con el fin primordial de crear pymes, no tanto de megaempresas.

15/06/2022 00:04
Fuente: Prensa Libre 

Hasta ayer, los guatemaltecos no conocíamos la palabra técnica “dolina”, aunque ya habíamos sabido de sus consecuencias hace unos veinte años. Consiste en un vacío subterráneo causante de debilitamiento de la tierra superficial, cuando tiene relieves kársticos —la clase de tierra del valle de la capital—, con rocas formadas por minerales solubles en el agua, como piedra caliza, piedra pómez y rocas llamadas dolomita. En la zona 6, hace años, una dolina provocó el hundimiento de varias casas como consecuencia de la falta de mantenimiento de los drenajes. Esto se agrega a los problemas naturales de la ciudad.

Esta dolina se abrió en la entrada a Villa Nueva, en un lugar estratégico nacional para el paso de vehículos del sur, oriente y occidente. Un vocero de la comuna anunció, sin base, que en cinco días se haría el arreglo. Hasta el mediodía de ayer no se habían pronunciado el Ministerio de Comunicaciones, la Cámara de la Construcción ni nadie relacionado con el tema. Es claro: los efectos económicos y de movilidad de personas serán enormes, y se demuestra cómo un solo accidente interrumpe o afecta gravemente la movilidad en todo el país por el mal estado de las obras necesarias para mantener el desplazamiento vial.

En suma: las carreteras bien construidas y sin corrupción son una urgencia nacional. La geografía complica las cosas, sin duda. El aeropuerto, por ejemplo, no se puede ampliar por el lugar donde se encuentra. Estamos hablando de una obra cuyo inicio debe ser inmediato, pero no solo para un gran “chapuz”, sino para hacer un plan general del anillo periférico nacional, de la construcción de todos los puentes necesarios adicionales al del Incienso y Belice. Por suerte, el paso de vehículos por Bárcena y el camino Escuintla-Antigua demostrará a las claras los efectos de las megaiglesias, ahora rechazadas con toda razón.

Ir a Ucrania: ego puro

Alejandro Giammattei no se cansa de dar motivo para críticas, como niño malcriado con necesidad de regaños. Ahora declaró a un medio informativo favorable su decisión de aceptar la invitación hecha por el presidente Volodímir Zelenski para visitar Ucrania, en agradecimiento a la voz de apoyo guatemalteco en la guerra contra Putin. No entiende o no quiere hacerlo, queda claro, la calidad de diplomática de esa invitación, porque su presencia allí no solo es peligrosa para su vida, sino que también causa innecesarios problemas porque a pesar de ser muy corta, requeriría un plan de visitas y atenciones.

El viaje no otorga beneficio alguno. Derrocha fondos nacionales y demuestra la falta de canciller en el gabinete, cuya tarea es convencerlo de no cometer semejante desatino. Le sigue haciendo caso a una persona demasiado cercana a él, incapaz de ver más allá de un metro. Ha perdido totalmente, o nunca tuvo, la capacidad de comprender la diferencia entre el ser humano presidente y la presidencia del país. Su anterior resbalón fue no haber asistido a la Cumbre de las Américas, pero sobre todo por la contradicción entre el pretexto oficial de tener agenda saturada y su posterior declaración de haberlo hecho por las críticas a su aliada Consuelo Porras. Ahora, este.

El anuncio solo provocó decenas de comentarios chistosos en redes sociales, pidiendo a Putin ordenar a los militares rusos apuntar bien donde el visitante piensa estar. Tales burlas son el resultado de una acción fuera de toda justificación, producto de la incapacidad de su equipo en el manejo de relaciones internacionales. Parece chiste: ir a un país en guerra, con constantes e inesperados ataques de fuerzas militares rusas, provoca una mezcla de hilaridad y preocupación. No era necesaria este nuevo bochorno, pero, como siempre, sus acciones demuestran cómo le queda cada vez más grande el tacuche de presidente.