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El agua es la esencia de la vida, la mayor parte del planeta, y también de nuestro cuerpo.
No es casualidad que la Tierra y el cuerpo tengan casi las mismas proporciones de agua (60-40 porciento). Y cuando esa relación se ve alterada, entonces comienzan a aparecer las enfermedades.
A medida que envejecemos, dejamos de beber la proporción de agua correcta, que sería de 500 ml por cada 20 kilogramos. Es decir, para un adulto mayor de 85 kg, unos 2,5 litros al día.
En mi consulta he preguntado a los pacientes sobre la cantidad de agua que beben al día. Es muy alarmante ver que apenas toman, de media, entre 800 ml y 1.200 ml, lo cual significa que todos son deshidratados crónicos.
Entonces, les sugiero un plan de hidratación inteligente. Que pongan una alarma cada dos horas, para beber 200 ml de agua. La alarma debe sonar al menos ocho veces, para llegar al menos a los 1.600 litros. Esto ya significa una impresionante mejoría de la sintomatología: menos dolores musculares, molestias urinarias y síntomas de alergias, así como un mejor estado emocional, y fuerza.
El agua es un ser vivo. Necesita moverse y oxigenarse para activar y aumentar la proporción de oxígeno disuelto, y así ser más alcalina y convertirse en un medicamento natural. Tomar suficiente agua:
Recuerde que tomar cerveza, vino, jugos o cola no es lo mismo que tomar agua. Es verdad que la llevan incorporada, pero no hidratan al organismo, sino que hacen justo lo contrario.
Desde hoy mismo, ponga una alarma en su celular, para que le avise cuando hayan pasado más de dos horas sin tomar agua. Beba al menos dos vasos, y así evitará enfermedades derivadas de la deshidratación.
El agua es la verdadera maravilla de la naturaleza.