Como si fueran a regresar con vida, la comunidad Tzcubal se preparó para recibir los cuerpos de Juan Wilmer Tulul Tepaz, de 14 años, y Jonny Tziquin Tzoc, de 17, los jóvenes migrantes que murieron el pasado 27 de junio dentro de un tráiler en una carretera de San Antonio, Texas, EE. UU.

En las calles había carteles que decían “bienvenido” y “te extrañamos” y la casa donde vivía estaba adornada con globos y fotografías de los fallecidos, en la tragedia en la que murieron 52 migrantes, 21 de ellos guatemaltecos.

En el caso de Jhony, su féretro hizo un recorrido por Tzucubal, aldea que una parte está en Nahualá y la otra en Santa Catarina Ixtahuacán, ambos municipios de Sololá. Fue un homenaje que estuvo amenizado por el coro Jerusalén que en todo el trayecto interpretó alabanzas.

Mucha gente salió al encuentro de Jhony, un joven que se caracterizaba por su entrega a la fe católica y que dedicaba parte de su tiempo a organizar grupos juveniles para que se acercaran a Dios.

Solidaridad

En la casa de Juan Wilmer, a pocas cuadras de la de Jhony (ambos era amigos y solían jugar futbol en el campo de la localidad), también asistió mucha gente para dar el pésame a la madre que estaba inconsolable por la pérdida de su hijo de 14 años.

La solidaridad no hace hizo falta puesto que los pobladores aportaron distintos insumos para preparar el almuerzo: hilachas, arroz y tamalitos blancos. Algunos llevaron maíz otros vegetales o aguas gaseosas. Pareciera que existe ya una organización por la recurrencia de decesos.

En el lugar había hombres, mujeres y niños.

En la tarde el cuerpo de Wilmer fue llevado a la escuela secundaria de la aldea donde se celebró una misa a la cual asistieron decenas de pobladores, entre familiares y amigos.

Ambos adolescentes serán sepultados este lunes a las 10 horas, donde también se espera una multitudinaria asistencia.