Maduro no es Chávez

Maduro no es Chávez

Ha fracasado el keynesianismo disfrazado de socialismo del siglo XXI.

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Resumen Automático

29/08/2025 00:00
Fuente: Prensa Libre 

Uno de los países con grandes riquezas naturales sufre el asedio externo y padece un gobierno ineficaz, con personajes inescrupulosos ligados a la cúpula del poder. El régimen venezolano es heredero de un gobierno cuyo objetivo era administrar con sentido social y patriótico la renta de la minería y petrolera. El líder fue Hugo Chávez Frías. Interesado, desde 1984, en las guerras políticas, asistió a un curso en Guatemala, para discutir sobre el intervencionismo de EUA, causante de la polarización latinoamericana.

Fomentar la producción, aumentar la energía y aceptar la corrección democrática lleva al éxito.

Una guerra política es un enfrentamiento militar irreductible por el empecinamiento de los contendientes. En tiempos pasados, la guerra de religiones que se abatió sobre Europa es un ejemplo. Los contendientes son Incapaces de ceder, pues implica dejar sus convicciones, así como los canales de financiamiento que alimentan la hoguera.

Chávez derivó hacia la izquierda por su involucramiento en medios universitarios y vida sentimental. Estaba convencido del poder corruptor del intervencionismo para favorecer a una élite alejada de todo nacionalismo y responsabilidad social. Ocupó altos puestos militares, donde fraguó un golpe militar basado en el Movimiento Bolivariano Revolucionario, que fracasó en 1992. Los partidos socialdemócrata y el socialcristiano apoyaron el sobreseimiento del proceso por la intentona, lo llaman a valorar la democracia representativa.

Su popularidad aumenta por el apoyo del Movimiento al Socialismo y del Partido Comunista Venezolano, así como otras agrupaciones izquierdistas, en virtud del ajuste político propiciado por la disolución de la Unión Soviética en 1991. Visita Cuba y funda su propio partido, el Movimiento Quinta República, y con una coalición asume el poder en 1999. En medio de una lucha política muy enconada, en 2002, se le aprisiona y se proclama un nuevo presidente. No obstante, la élite gobernante de Washington decide sostener al gobierno fruto de las elecciones, tal como establecía la Carta democrática de la OEA, en contra del subsecretario de Estado, Otto Reich, que había coordinado el golpe de Estado.

La renta anual petrolera desde 1995 fue de US$2,090 millones; no obstante, en 2005, el 48% de la población era pobre. Chávez, en el gobierno, lanza una campaña de alfabetización, la misión Robinson; fortalece la educación primaria, secundaria y universitaria con sendas misiones Ribas y Sucre; generaliza los centros de salud con el programa Barrio Adentro y promueve la capacitación para el trabajo con el programa Vuelvan Caras. El gobierno regala cajas de comida, Misión Mercal. Toda pensión debe equivaler al salario mínimo, funda el Banco de la mujer. En el país no había agricultura, todo alimento se importaba; el gobierno pretende fomentarla con cooperativas subsidiadas. Se sueña con industrializarse. La facción demócrata de EUA, con su vocero Jimmy Carter, lo alaba. Las elecciones son un paseo de popularidad.

Cuando la riqueza proviene de la renta, cuando se vive de gabelas antes que trabajar, cuando los familiares de los políticos se enriquecen con la corrupción, cuando se aumenta 10 veces el número de los bien pagados oficiales del ejército y finalmente se utiliza a un político sindicalista experto en demagogia. No hay eficiencia en la producción de energía, o se prefiere el subsidio a la industria. Y, el discurso abierto contra EUA, permite a familiares y al Cartel de los Soles ingresar en redes del narcotráfico y lavado de dinero. Todo cambia. Si ya no se está en la lista para recibir el apoyo gubernamental, se debe emigrar. Se agotó Chávez e inició Maduro.