República Dominicana, un país que inspira

República Dominicana, un país que inspira

Su historia reciente muestra que la estabilidad, la continuidad y el trabajo constante sí transforman naciones.

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Resumen Automático

13/10/2025 00:03
Fuente: Prensa Libre 

En el Enade 2025, enfocado en atraer inversión, escuchamos al expresidente dominicano Leonel Fernández (1996–2000 y 2004–2012), quien relató cómo, tras el pacto por la democracia de 1994, su país apostó por la estabilidad, el Estado de derecho y el diálogo con el sector empresarial para impulsar el crecimiento. Su mensaje fue contundente: la inversión llega donde hay confianza, continuidad y visión.


República Dominicana es un país que inspira en la región. Su ingreso per cápita es de más de US$10 mil, el doble de Guatemala, con un crecimiento económico sostenido de alrededor de 5% anual durante dos décadas. La escolaridad promedio es de 9.5 años —tres años más que Guatemala— y su tasa de homicidios es menor a 10 por cien mil habitantes. No hubo un milagro sino planificación, continuidad y trabajo. Mientras muchos gobiernos cambian de prioridades con cada administración, los dominicanos mantuvieron una ruta clara. Los resultados se traducen en más crecimiento, menos pobreza y un entorno donde invertir tiene sentido.


El país cuenta con una población cercana a 11 millones de habitantes, de los cuales más del 80% vive en zonas urbanas. Este proceso de urbanización acelerada ha impulsado la demanda de servicios, vivienda e infraestructura, generando nuevos espacios para la inversión. Las ciudades dominicanas han crecido acompañadas de proyectos de transporte, energía y tecnología que permiten una vida más integrada y productiva.


El turismo fue el primer motor. En 2024, el país superó los 11 millones de visitantes, una cifra histórica. Cada turista impulsa hoteles, transporte, agricultura, artesanía y servicios. Detrás hay planificación, seguridad y promoción. El segundo motor fueron las zonas francas, que exportaron más de US$8 mil millones el año pasado, casi el 70% de todo lo que el país vende al mundo. Y el tercero, la logística. Por ejemplo, el puerto de Caucedo y su zona económica manejan cerca del 70% del comercio marítimo conectando al país con más de 50 puertos en América, Europa y Asia.

Guatemala puede avanzar si construye confianza, fortalece sus instituciones y actúa con rumbo claro.


El crecimiento se sostiene sobre instituciones. Las reglas no cambiaron con cada gobierno. La estabilidad macroeconómica y la gestión profesional de la inversión generaron confianza. El metro de Santo Domingo no fue una obra más: redujo los tiempos de traslado y ordenó la ciudad. La población lo adoptó con rapidez porque resolvía un problema real. Paralelamente, el clima de confianza impulsó nuevas inversiones; en 20 años, la inversión extranjera directa se multiplicó por cinco, llegando a más de US$4 mil 300 millones en 2023.


En los últimos años, la tecnología y la digitalización también se convirtieron en herramientas de desarrollo. El país ha impulsado programas para mejorar la conectividad, digitalizar servicios públicos y formar capital humano especializado. Estas transformaciones han fortalecido el ecosistema empresarial y han permitido que el sector de servicios digitales, call centers y tecnología exportadora crezca con rapidez. República Dominicana tiene claro que la competitividad del futuro depende tanto de la infraestructura física como de la digital.


El caso dominicano es aún más notable considerando el desafío que representa su vecino Haití. Sin embargo, han mantenido su proyecto de nación —sin excusas, al ritmo del merengue—.


Guatemala puede inspirarse en este camino. Contamos con talento, ubicación y recursos. Falta voluntad para alinear esfuerzos con el sector público y pensar en grande. El futuro no se alcanza esperando ni por decreto. Se construye con decisiones firmes y liderazgo. El país tiene la oportunidad de dar un salto si logra unir propósito, continuidad y confianza. Necesitamos visión, rumbo y acción para el cambio.