El impacto del segundo mandato de Trump en los migrantes: miedo, resiliencia y estrategias de protección

El impacto del segundo mandato de Trump en los migrantes: miedo, resiliencia y estrategias de protección

El endurecimiento de las políticas migratorias de Donald Trump ha causado incertidumbre, miedo y cambios drásticos, aunque algunos siguen sus vidas y mantienen ayuda a connacionales.
30/03/2025 15:00
Fuente: Prensa Libre 

La retórica antinmigrantes y las medidas de control más estrictas han creado un ambiente de tensión en el que muchos se ven obligados a modificar su rutina para evitar problemas con las autoridades.

Mientras algunos han optado por el repliegue, otros han encontrado en la adversidad la motivación para fortalecer sus emprendimientos y brindar apoyo a sus comunidades.

Tal es el caso de Edvin Cua (nombre ficticio) y Leonel Castillo, dos guatemaltecos que han construido su vida en el país norteamericano y que hoy enfrentan los efectos de esas medidas con estrategias distintas pero con un mismo objetivo: resistir y seguir adelante.

“Estamos aquí por una promesa”

Cua es el segundo de nueve hermanos: cuatro hombres y cinco mujeres. Creció en un hogar humilde, en Quiché, donde su padre, vendedor ambulante, hacía t lo posible por mantener a la familia a flote. Sin embargo, las dificultades económicas eran constantes y, viendo los sacrificios de sus padres, él tomó una decisión que cambiaría su vida: migrar con tan solo 17 años al norte, en busca de un futuro mejor.

Edvin Cua, (de rojo) a la edad de 14 años, con su familia. Tres años después migró a Estados Unidos. (Foto, Cortesía)

“Le pedí a Dios que me concediera la oportunidad de cumplir mi promesa: construir una casa para mi familia, ahorrar para un negocio y, algún día, regresar”, cuenta.

De repartidor a empresario

Cua llegó a Estados Unidos en el 2007, tras un arduo trayecto desde Guatemala. Como muchos migrantes, su viaje estuvo lleno de peligros y sacrificios. Cruzar la frontera no solo significó un desafío físico, sino también psicológico, al ser testigo de situaciones extremas como secuestros y abusos contra quienes buscaban una mejor oportunidad de vida.

Su travesía duró casi un mes, hasta que finalmente logró llegar a la ciudad “que nunca duerme”, Nueva York, donde comenzó su nueva vida con la esperanza de progresar.
Su primer empleo fue como repartidor, con una paga de apenas US$20 al día, trabajando más de 13 horas diarias. A pesar de las condiciones difíciles, nunca dejó de buscar oportunidades para mejorar su situación. Con el tiempo logró cambiar de empleo y obtuvo mejor sueldo, y en el 2010 consiguió un puesto con un ingreso semanal de US$600, lo que representó un gran avance en su estabilidad económica.

Sin embargo, su gran salto llegó luego de la pandemia del 2019. La crisis sanitaria obligó a muchos empresarios a cerrar sus negocios, incluyendo sus antiguos jefes, quienes dejaron el local en el cual trabajaba. Viendo una oportunidad en medio de la crisis, Cua decidió tomar las riendas y negociar con los propietarios del edificio para alquilar el espacio y abrir su propio negocio. Así nació su primer establecimiento, un emprendimiento que le permitió brindar empleo a otros migrantes.

Edvin Cua ha logrado ver una oportunidad en las situaciones adversas que ha sufrido y prueba de ello es la creación de su primer emprendimiento de venta de pollo asado, en el 2020. A la fecha ya cuenta con tres sucursales. (Foto, Cortesía)

Con el tiempo, su negocio creció, y con la ayuda de sus tres hermanos, que también migraron a EE. UU., logró expandirse y abrir un segundo local después de la pandemia. Ahora, en plena implementación de las nuevas políticas migratorias de Trump, inauguró su tercer negocio, generando, en suma, empleo para 50 personas, de las cuales 25 son guatemaltecas y el resto, migrantes de México, Honduras, Venezuela y Rusia.

Efecto Trump: restricciones y cambios en la vida cotidiana

A pesar de su éxito, Cua y su equipo han tenido que modificar su rutina y sus estrategias, debido al endurecimiento de las leyes migratorias. “Antes podíamos trasladarnos entre Estados sin problemas, pero ahora hemos optado por mantenernos dentro del Estado, para evitar riesgos innecesarios”, explica.

Consciente del clima de incertidumbre, Cua y sus hermanos decidieron buscar asesoría legal para protegerse a sí mismo. Afortunadamente, hasta ahora no ha sido víctima de redadas o inspecciones, pero su abogado le ha advertido sobre la importancia de estar preparado.

“Si en algún momento hay un problema, ya sabemos que debemos comunicarnos con nuestro abogado antes de responder a cualquier autoridad”, menciona.
Además ha tomado medidas estrictas para asegurarse de cumplir con las leyes de tránsito y evitar así situaciones que puedan llamar la atención de las autoridades, como manejar en estado de ebriedad o no respetar los límites de velocidad.

Si tuviera la oportunidad de hablar con quienes toman decisiones en materia migratoria, diría con firmeza: “Somos un pilar fundamental de la economía. Merecemos ser reconocidos y tener la oportunidad de trabajar de manera legal”.

A pesar de los temores, Cua se mantiene optimista y continúa apostando por su negocio y su equipo. Su mayor motivación en este momento es la visita de sus padres, a quienes no había visto en 18 años y recientemente recibieron la visa para viajar a los Estados Unidos.

Aunque el miedo a la deportación siempre está latente, prefiere concentrarse en el presente y confiar en que su trabajo y esfuerzo le permitirán seguir adelante.

De migrante a activista

Desde Connecticut, Leonel Castillo enfrenta una realidad similar, aunque con una perspectiva distinta. Su historia está marcada por su lucha constante por los derechos de los migrantes y su papel como activista en la comunidad hispana.

Castillo, quien llegó al país norteamericano en 1998, con la intención de quedarse solo unos años, ha sido testigo de los constantes cambios en la política migratoria estadounidense. “Salí de Guatemala con 35 años, pensando que solo estaría aquí un par de años y luego regresaría con mi familia”, recuerda. Sin embargo, el tiempo pasó y encontró en ese país una nueva misión: ayudar a su comunidad.

Desde hace ocho años se ha convertido en un pilar en su comunidad, en la cual ofrece apoyo a migrantes en situación vulnerable y organiza redes de ayuda para quienes la necesitan. Además, extiende su solidaridad hasta su pueblo natal, La Gomera, Escuintla, donde gestiona donaciones para actividades recreativas infantiles y brinda asistencia económica a personas en condiciones de pobreza o con problemas de salud.

Fortalece la confianza de la comunidad migrante

Su experiencia durante el primer mandato de Trump le ha proporcionado las herramientas necesarias para enfrentar esta nueva etapa con mayor serenidad. “En aquella ocasión vi a muchos firmar su autodeportación y a empresas dejar de contratar migrantes”, cuenta.

Con la llegada del segundo mandato de Trump, la incertidumbre ha vuelto a tomar fuerza entre la comunidad migrante. “La gente vive con ansiedad, estrés y miedo. Hay personas que no quieren ir a trabajar ni enviar a sus hijos a la escuela”, señala.

Ante el aumento de rumores sobre redadas, Castillo decidió actuar y organizó a un grupo de voluntarios con estatus legal para confirmar la veracidad de las alertas. Gracias a esta iniciativa han podido desmentir muchos reportes falsos que circulaban en redes sociales y mantener informada a la comunidad.

Leonel Castillo (de azul) también ha promovido acciones legales a favor de los migrantes. Cortesía

A pesar de la calma relativa en algunos sectores, Castillo ha visto cómo las autoridades han intensificado los operativos, especialmente contra migrantes que ya tenían procesos pendientes con la ley. “Lo que hemos notado es que, cuando llegan los agentes, lo hacen con fotos y nombres específicos de las personas que buscan”, explica.

Aunque las políticas migratorias de Trump han cambiado el panorama para los indocumentados, muchos, como Castillo, han optado por adaptarse, en lugar de rendirse. La resiliencia y el sentido de comunidad siguen siendo sus principales herramientas en un entorno cada vez más restrictivo.

Un futuro incierto, pero con esperanza

Para Cua y Castillo, el futuro sigue siendo incierto, pero comparten la esperanza de que su esfuerzo y trabajo sean reconocidos.

“Nosotros somos pilares fundamentales de la economía. Merecemos ser reconocidos con un permiso de trabajo”, afirma Cua, quien sueña con la posibilidad de obtener una regularización que le permita continuar en su negocio sin temor.

Ambos reconocen que la comunidad migrante ha demostrado una enorme resiliencia ante los desafíos. A pesar de las políticas restrictivas, muchos han encontrado la forma de seguir adelante, ya sea a través del emprendimiento, la organización comunitaria o el activismo. “La clave está en mantenernos informados, apoyarnos entre nosotros y no dejar que el miedo nos paralice”, afirma Castillo.

Si bien las políticas migratorias de Trump han cambiado el panorama para los indocumentados, la lucha por el derecho a una vida digna en EE. UU. continúa. La historia de estos dos migrantes es solo un reflejo de la determinación y fortaleza de millones de personas que, lejos de rendirse, buscan cada día una oportunidad para seguir construyendo un futuro mejor.